Fue en aquel diciembre de 1978, cuando el abanderado del partido socialcristiano Copei, Luis Herrera Campíns, ganó las elecciones presidenciales de Venezuela con una campaña en la que preguntaba ¿dónde están los reales? en clara referencia al despilfarro del gobierno de Carlos Andrés Pérez, de los recursos provenientes del boom petrolero, mientras aumentaba la pobreza en el país.
La célebre pieza publicitaria donde aparecía Herrera Campíns en el barrio Caucagüita, ubicado entre Petare y Guarenas, con una señora humilde y su hija en brazos, en la que se mostraban las precarias condiciones en la que vivía la familia, recriminaba al gobierno de turno el mal manejo de los ingentes ingresos. Fin de la cita.
De esto hace ya 45 años, en época de la IV R, durante esa campaña electoral de 1978, el candidato presidencial Luis Herrera Campíns utilizó, para ese entonces, como estrategia medular en su campaña una lacónica interrogante, digna del arte de la guerra, con una pregunta, con que se titula en forma casi similar, el titulo de este artículo: ¿Y donde están los reales?
La interrogante iba dirigida en forma muy certera al gobierno de ese entonces presidido, por Carlos Andrés Pérez, quien manejó el primer boom petrolero, quien, lamentablemente, para el desarrollo futuro del país, y carcomido por el germen de la corrupción, no supo cumplir en su mandato aquella celebre promesa de: «administrar la abundancia con criterio de escasez».
Cuatro décadas, y media han transcurrido desde aquella campaña electoral de 1978, y con la entrada del siglo XXI, aquella cuarta república se transmutó en lo que es hoy la «revolución bolivariana», Hoy duramente golpeada. con la caída del consumo en la población venezolana en pleno siglo XXI, esta pregunta en este junio de 2024, vuelve a cobrar una legitimidad política en primera fila, para buscar las causas de esta tragedia económica venezolana: ¿dónde están los dólares?
¿Y por qué, hago nuevamente esta pregunta? Muy sencillo, porque Venezuela hoy en este primer semestre de este año 2023, está sumida en una gravísima crisis fiscal y económica, que no ha sido creada sino profundizada por la caída de la producción petrolera, y las asquerosas tramas de corrupción en PDVSA, y en el conglomerado industrial publico venezolano luego de casi 25 años de bonanza petrolera constante y creciente.
¿Dónde están los dólares de esta bonanza gigantesca, la mayor, y más productiva de toda nuestra historia republicana?
De acuerdo con los datos de expertos en la materia, Venezuela recibió aproximadamente, ingresos por exportaciones (básicamente petroleras) que montan a unos 4000 mil millones de dólares, si a ello se le suma el aumento de la deuda pública externa e interna, y se agrega lo ingresado por concepto de tributos no-petroleros, se llega, de acuerdo a expertos en la materia, a una aproximada cifra colosal de unos 6000 mil millones de dólares.
Desde luego que este cálculo solo tiene un valor de ilustración, para determinar que el problema venezolano es mas que todo político, y de no resolverse esta anomalía social, no se arreglará el problema económico, esto es con la finalidad de resaltar la magnitud de los caudales en dólares que ha recibido y despachado el gobierno bolivariano en su dos décadas, y media en el poder.
¿Se justifica, entonces, el actual estado de postración en que se encuentra, la economía, y las finanzas del país? ¿Se justifica, así mismo, que el Estado no pueda cumplir con sus obligaciones laborales, y sociales, y de reactivación de la producción petrolera e industrial? ¿Se justifica, todavía, que se le siga echando la culpa de esta severa crisis al fantasmagórico imperialismo, a las sanciones, y a la fulana oligarquía, cuando esa rancia oligarquía de boli burgueses, ahora cruzada con los inescrupulosos comerciantes árabes, y chinos están en el poder, humillando, y explotando a la clase trabajadora venezolana?
No, no, y no, esto no se justifica desde ningún ángulo de una política de izquierda democrática, patriota, y nacionalista esta aberrante situación social.
Es muy claro que si en la revolución bolivariana hubiera políticos con amplitud de criterios, vocación de servicios, y sensibilidad humana, la nación no hubiera sufrido este descalabro socio económico, hoy presente en la ciudadanía, por haberse manejado en forma irresponsable, esos 6000 mil millones de dólares con una falta absoluta de previsión, y con una negligencia delirante. Hoy muchos países con economías petroleras están experimentando las mismas disminuciones de sus ingresos, pero sus economías no están afectadas, porque supieron administrar la abundancia con prudencia, y sin haber regalado como lo hizo Venezuela del patrimonio del pueblo venezolano, caliculado en miles de millones en dólares, en subsidios políticos ideológicos primitivos, a países totalitarios con economías quebradas.
De allí que hoy sea una necesidad nacional el reclamar la rendición de cuentas a todos los actores políticos no ‘alacranes’ del gobierno, y la oposición. ¿Por qué estamos como estamos, si por sus manos han pasado miles de millones de dólares, y una cantidad significativa de los mismos entraron en estos últimos años? ¿Se justifica el cobro sanguinario de más impuestos, que desmejora la calidad de vida de la población venezolana? En pocas palabras: ¿Y dónde están los dólares, su señoría?