El bloqueo mata los ingresos, pero no mata el salario, lo mata es la política cambiaria

¡Yo escribo lo que veo!

LAS CALLES SE ESTÁN CALENTANDO EN VENEZUELA DE FORMA PACÍFICA

El día 23 de enero hubo movilizaciones por todas partes. Se movilizaron las fuerzas que apoyan la revolución bolivariana y también, sectores gremiales y grupos políticos opositores. Los opositores exigían aumento salarial entre otras cosas.

Las movilizaciones del PSUV, de los movimientos sociales del "Congreso de la Nueva Época", ministerios, gobernaciones y alcaldías revolucionarias a nivel nacional fueron buenas. Mientras que las convocadas por los sectores de oposición, liderados por varios movimientos sindicales de educación opositores, donde además vimos al Partido Comunista de Venezuela (PCV) marchando con la derecha, alcanzaron su objetivo: se movilizaron. Que es parte de su agenda de retoma de calle bajo el argumento del bajo poder adquisitivo del salario de los trabajadores y de los ingresos de los jubilados y pensionados.

Como vimos, la celebración de la efemérides del 23 de enero de 1958, develó que hay una reactivación de la agenda de movilizaciones pacíficas de calentamiento de las calles, en un contexto preelectoral presidencial. No dejó saldo de violencia, no hubo muertes, levantamiento social, conatos de saqueos ni revueltas de mayor impacto político.

En ese sentido, podemos decir que la Venezuela actual sigue gozando de la mayor estabilidad política de la región. Un ambiente ideal para impulsar el diálogo, la concertación, el debate de ideas, y sobre todo, es un escenario propicio para llegar a un acuerdo nacional por la justa reivindicaciones salariales y de mejoras del nivel de ingresos de la población venezolana.

#ELBLOQUEOMATAELSALARIO

Realmente, las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo económico -financiero han tenido efectos contundentes en el nivel de ingresos de la nación, y eso nadie lo puede negar.

En la presentación de la memoria y cuenta del presidente Nicolás Maduro ante la Asamblea Nacional informó de manera detallada los efectos del bloqueo y la agresión multiforme impulsadas por Estados Unidos contra Venezuela. Donde estimaba una pérdida de US$ 232 mil millones por concepto de ingresos brutos petroleros a la Nación.

No obstante, en el 2022 hubo crecimiento económico por el orden del 15%, la recaudación tributaria real se duplicó pasando de US$ 2.408 millones a US$ 4.744 millones. Además, se incrementaron los créditos indexados que otorga la banca, la bolsa de valores (financiamiento empresarial) se recuperó en 1.216%, las transacciones en la bolsa de financiamiento agrícola se incrementó en 1.742% en 7 meses, hubo un incremento sustancial en la producción nacional de alimentos de bienes de primera necesidad (mayor soberanía alimentaria) y varios sectores manufactureros, y las exportaciones no tradicionales creció en 151%.

Finalmente, el Presidente informó que las divisas del Estado provenientes del petróleo se han venido recuperando desde 2020, pasando de US$ 743 millones a US$ 4.758 millones a finales del 2022. Y, aseguró que bajó el desempleo al 7,8%, y "la recuperación económica tuvo efectos positivos en la calidad de vida de las personas".

Cabe señalar, que otras fuentes estiman que por medio del Sistema del Mercado Cambiario (SMC) aplicado por el Banco Central de Venezuela (BCV), que rige el tipo de cambio oficial resultante de las operaciones diarias de las mesas de cambio activas de las instituciones bancarias participantes, se han liquidado en el último año alrededor de US$ 5.000 mil millones a la economía para reactivar el aparato productivo.

Como vemos, dinero ha entrado al país en los últimos meses, pero lo más probable es que la distribución entre los factores productivos (empresarios y fuerza laboral) ha sido desigual, es decir, está siendo mal distribuido. Porque, para aumentar la producción nacional se requiere tanto inversión en capital como en mano de obra.

Para construir las 500.000 viviendas reportadas durante el año 2022, se requirió mano de obra e inversionistas. Porque, por ejemplo, las casas o edificios no se construyen solos, se requieren arquitectos, ingenieros, maestros de obras, obreros, choferes, carpinteros, técnicos electricistas, yesero, mecánicos de maquinarias de construcción, entre otros. Y en el caso de la producción de alimentos, además de los inversionistas, dueños de tierras, materias primas, semillas y vendedores, también se requiere la mano de obra que pone sus conocimientos y esfuerzo físico para sembrar, producir, recoger, empacar, etc., los alimentos. Igual ocurre con las empresas básicas del Estado (petróleo, electricidad, siderúrgicas, telefonía, transporte, cemento, etc.)

Un principio básico de economía es que sin mano de obra no hay producción. Por tanto, sin ellos la mayoría de los bienes y servicios que se contabilizan que hicieron crecer el producto interno bruto (PIB) en Venezuela por el orden del 15%, hubiese sido imposible.

LA LOGICA ECONÓMICA DE LA VENEZUELA ACTUAL

En tal sentido, si hubo ingresos en los niveles planteados por el Presidente Maduro, entonces, indistintamente del tamaño de la economía o de los valores monetarios alcanzados macroeconómicamente, el rol de un Estado que constitucionalmente se erige como un Estado democrático y social de Derecho y de justicia, es garantizar justicia en la distribución de los ingresos de la Nación entre los factores de producción (capital y trabajo).

Esa es la idea de justicia económica, de distribuir equitativa o proporcionalmente los recursos o ingresos disponibles, que no tiene nada que ver con matices ideológicos (capitalismo, comunismo o socialismo). Simplemente, es una lógica económica de progreso o desarrollo con Inclusión social, que al mismo tiempo es humanista. Porque si no ocurre eso, y la lógica de distribución favorece más a algunos de los factores productivos (capital o trabajo), tarde o temprano se levantan los empresarios o se levantan los trabajadores.

En la historia económica de Venezuela de los últimos 40 años, puede demostrarse que a Hugo Chávez Frías se le levantaban los empresarios porque aplicaba una política de distribución de los ingresos nacionales donde beneficiaba más a la clase trabajadora. Pero desde el 2019, en Venezuela se levantan los trabajadores, pensionados y jubilados. Evidentemente, que la lógica económica ha cambiado y eso es imposible de ocultar.

En ese sentido, los revolucionarios en el ejercicio del poder gubernamental, responsables de la toma de decisión sobre la economía, deben buscar estrategias falibles, para garantizar niveles de desempleo bajos y salarios que satisfagan un nivel de vida digno, y sobre todo, que no sea influida por la inflación, indistintamente de sus variaciones en el tiempo.

Esa es la gran deuda social que tenemos los revolucionarios, que es un mandato universal: disminuir la brecha entre ricos y pobres. Valga decir, que la distribución de los beneficios económicos de la nación alcance el equilibrio entre el factor capital y las remuneraciones del factor laboral. Ese es el gran reto que hay que solucionar, antes que sea demasiado tarde.

LA POLÍTICA CAMBIARIA DEL BCV AFECTA LA POLÍTICA SALARIAL

Soy muy pesimista con el tema del levantamiento de las sanciones. Los gringos la impusieron para intentar chantajearnos y ponernos de rodillas. Siempre han actuado de esa forma contra los países que ellos acusan de comunistas o que se oponen al libre aprovechamiento de los recursos por las transnacionales estadounidenses.

Mientras dure esa situación, seguirá afectando los ingresos fiscales petroleros y no petroleros. Debemos aprender a vivir con esa situación sin mucha queja. Seguir pa'lante y seguir siendo muy esquivos a la política de agresión hasta encontrar nuestra liberación nacional antibloqueo como lo lograron Rusia, Irán, Corea del Norte, Bielorusia, entre otros países con la misma situación de agresiones del imperio estadounidense.

Es por eso, que el Gobierno debe cambiar la política salarial de la clase laboral activa venezolana, militares, pensionados y jubilados, para que dejen de estar entrando y saliendo de la pobreza cada cierto tiempo. Es decir, dejar atrás la política de aumentar el salario mínimo a 30 dólares y los deja caer hasta que realmente valen 6 o menos dólares en el mercado laboral.

Esa política se ha aplicado varias veces, y considero ha sido muy retrogrado social y políticamente para la revolución. Lo he dicho cientos de veces desde el 2014, tanto en el partido donde milito como de manera pública, en el marco del llamado debate de ideas necesario. Aunque confieso, a los líderes del partido no les guste que yo particularmente diga esto de manera pública, que hasta en lo personal me ha costado estar sentado en el Tribunal Disciplinario explicando "mi indisciplina" a esa política económica, que sigo sosteniendo.

Asimismo, recomiendo dejar de decir que "los salarios no se aumentan por culpa del bloqueo", o que el salario es de US$ 6,14 por culpa del bloqueo o las sanciones. Porque hace 9 meses atrás (15/03/2022) el Gobierno incrementó el salario mínimo a Bs. 130,00, que al tipo de cambio del día (4,2 Bs/US$) representaba 30,42 Bs/US$.

Por tanto, la pérdida del poder adquisitivo ha sido, entre otras cosas, por culpa de la política cambiaria del Sistema de Mesas de Cambio que viene aplicando los directivos del Banco Central de Venezuela desde inicios del 2019. Se ha caracterizado por dejar que emerja una devaluación continua, con visos de perseguir al dólar paralelo, que induce de manera directa la inflación de los bienes y servicios ofertados en dólares pero pagados en bolívares al tipo de cambio que varía todos los días. Son mercancías indexadas que se pagan con un salario fijo devaluado.

Esta situación afecta al mercado de bienes y servicios que está satisfecho en su mayoría con mercancías importadas cómo bien lo mencionó también el presidente Nicolás Maduro en su discurso ante la Asamblea Nacional. "Las importaciones crecieron para satisfacer la demanda nacional en 106%", y el 77,1% se destina para el comercio.

El salario mínimo de hoy (25/01/23), compra sólo 20,02% de lo que se podía comprar cuando se realizó el último incremento salarial (15/03/22).

En el Cuadro N° 1 se demuestra lo dicho.

Puede observarse, que el tipo de cambio se ha devaluado en 399,41% desde el 15 de marzo de 2022, fecha que entró en vigencia el Decreto 4.653 que establece el salario mínimo referencial en Bs. 130,00, para un sistema laboral correspondiente a 160 horas de trabajo mensual (40 semanales). Ese mismo monto aplica a lo recibido por los jubilados y pensionados de la Administración Pública.

En síntesis, ya es intolerable que los ricos de Venezuela sigan acaparando la mayor cantidad de la nueva riqueza generada por todos, y su fortuna siga creciendo de manera exponencial y en dólares, mientras que la de los trabajadores, militares, pensionados y jubilados cae en la misma proporción en bolívares devaluados, debido a que la inflación crece por encima de los salarios como consecuencia de la política cambiaria que aplica el BCV.

INSISTIMOS EN LA INDEXACIÓN SALARIAL CON BASE AL TIPO DE CAMBIO

Esa pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo se hubiese detenido hace tiempo si la política salarial fuera la indexación con base en las variaciones del tipo de cambio. Porque cualquier devaluación o depreciación del tipo de cambio no afectaría el poder de compra de los trabajadores, manteniéndose el poder real del salario en el tiempo, indistintamente del valor cuantitativo e indicadores macroeconómicos.

A veces el enemigo está al lado de los tomadores de decisiones. No somos los que autocriticamos la revolución, porque la revolución es para vivir bien, no es para ver líderes llorando porque los gringos los jodieron aplicando medidas coercitivas unilaterales e incumpliendo los acuerdos políticos como los de la Mesa de Negociación de México.

Porque todo el planeta sabe que esa es su arma predilecta en el Gran Juego geopolítico global: imponer sanciones, robar, mentir e intentar poner de rodillas a los Gobiernos que pueda en función de sus intereses transnacionales. Eso el Ché Guevara lo dijo, y Fidel Castro y Hugo Chávez Frías lo repetían siempre:

«No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada».

¿CÓMO HEMOS JUGADO EN EL GRAN JUEGO GEOPOLÍTICO?

El Gobierno debe cambiar la forma de comunicarse con el pueblo. Los líderes de la revolución no pueden seguir bajo el discurso del lamento, de la víctima del imperio.

En la mesa del "Gran juego geopolítico" nosotros decidimos jugar a ser independientes, socialistas y antiimperialistas. El imperio jugó a defender lo que ellos consideran su patio trasero y sabotear todas las acciones de independencia que impulsemos de manera soberana. Ellos lograron adeptos en la ultra derecha venezolana como Leopoldo López, Julio Borges, Antonio Ledezma, Juan Guaidó, entre otros traidores de la patria, que recibieron órdenes de solicitar intervención extranjera, bloqueos y sanciones imperiales contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Obama comenzó con las medidas coercitivas unilaterales más fuertes. Hasta el día de hoy van 927. Pero no lograron la caída de la revolución bolivariana que aún se mantiene fuerte y con mucho apoyo popular.

Sin embargo, jugamos al anticapitalismo pero quisimos seguir vendiendo petróleo con la principal moneda del sistema capitalista que es el dólar norteamericano. Jugamos a ser una potencia petrolera por poseer la mayor reserva del mundo, pero queríamos repuestos y tecnología norteamericana. Jugamos a diversificar nuestro mercado petrolero y nos robaron CITGO, y ahora, casi le rogamos a los ladrones que nos los devuelvan porque hacen falta los ingresos fiscales que generaba.

En la historia de la humanidad ningún imperio ladrón devuelve nada. Porque su esencia ha sido esclavizar para robar el trabajo y la vida de otros pueblos, crear dependencias tecnológica, cultural y alimentaria para robar el desarrollo de otros; y controlar la principal moneda de circulación global para que todos vivan bajo su política monetaria internacional.

A pesar que ya tenemos 927 medidas coercitivas unilaterales impuestas y conocemos los culpables, entre ellos Juan Guaidó, vemos que sigue libre transitando por las calles de Venezuela. También, jugamos a la paz, a impulsar negociaciones con la ultra derecha opositora y con la empresa Chevron, se han llegado a varios acuerdos en los dos últimos años, pero la Chevron ya se llevó el petróleo, se liberaron a políticos presos opositores, pero no han desembolsado los US$ 3.150 millones que beneficiarían a los votantes venezolanos.

Lo más reciente, es que ahora dependemos de la Casa Blanca para que, por medio de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), decida quienes pueden invertir en Venezuela en petróleo y gas sin ser sancionados, como es el caso de la reciente exención de sanciones aprobada a Trinidad y Tobago para desarrollar el yacimiento de gas Dragón.

Ante ese contexto desfavorable para el país, los líderes de la revolución en posición de poder nacional, regional y municipal, deben buscar estrategias acertadas para garantizar que la gente no siga empobreciéndose, que no sufra las consecuencias del juego político, que no pierda la esperanza en la revolución. Porque la gente con hambre no vota, tiende a abstenerse.

¿QUÉ HACER?: RECHAZAR LAS SANCIONES Y TRABAJAR PARA QUE TODOS GANEN A LA VEZ

La lógica política dicta, que es un deber patrio rechazar las sanciones y el bloqueo impuestos por Estados Unidos y sus aliados. Porque afectan a todos por igual. Según el código penal venezolano los que las promovieron, celebraron e insisten en que las mantengan, son tipificados como traidores de la patria. Y, nadie quiere ser tildado de traidor, sobre todo si no tienen nada que ver con los grupos extremistas que las promovieron. Es por lo anterior, que con el tiempo, la lucha contra el bloqueo y las sanciones tenderá a ser una petición nacional.

De hecho, hemos visto como cada vez hay más actores políticos de izquierda y de derecha, del Gobierno y de la oposición, tomando como discurso rechazarlas por el daño real que le han generado a la sociedad venezolana. Es un recurso discursivo esperanzador, y sobre todo, para desligarse de los grupos extremistas que las promovieron.

Hay que asumir que ya el daño está consumado, que no las van a levantar tan fácil, ni siquiera saliendo de Nicolás Maduro, porque él no es el problema. El problema del imperio somos todos los venezolanos, porque saben que no nos vamos a dejar saquear nuestros recursos sin que antes haya muertos por todos lados. No es mentira cuando decimos que tenemos sangre de guerreros, que tenemos sangre de patriotas libertarios.

Todos los trabajadores, militares, pensionados y jubilados estamos pasando trabajo, estamos sufriendo las consecuencias de las agresiones de Estados Unidos. Pero es un momento de racionalidad y no de emocionalidad. No estamos en tiempos de dejarnos llevar por las pasiones desenfrenadas. Estamos en tiempos de ponernos a pensar como sociedad el cómo superar las dificultades y el bloqueo trabajando.

El Gobierno debe aplicar políticas de disminución de gastos superfluos, combatir el derroche, la opulencia, el dispendio, las rumbas, ferias financiadas con recursos del Estado y la malversación de fondos públicos. Valga decir, aplicar un programa de consolidación fiscal dirigido a reducir el déficit que se presenta cuando el gasto público es superior a los ingresos.

Asimismo, exigir nuevas estrategias gubernamentales consensuadas con todos los actores de la sociedad para buscar mecanismos eficientes de distribución de los ingresos y beneficios económicos que se generan en el sistema productivo nacional.

Recordar siempre, una cosa es el idealismo y otra es la realidad concreta. Porque el hambre no puede esperar que los gringos se conduelan y depongan su principal arma de dominación del siglo XXI de los pueblos que se declaran antiimperialistas, como son las sanciones y bloqueos al sistema que ellos dominan a nivel global.

Una cosa es la lucha contra el imperio y otra cosa es la lucha contra la desigualdad que genera el hambre y la mala distribución de los ingresos de la nación, a pesar de los ataques imperiales, la inflación y la devaluación de la moneda.



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Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

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