La muerte de los emprendimientos que aún no han nacido

El presente artículo se elabora a los fines de propiciar los debates en los diversos sectores de la economía venezolana, asociaciones, cooperativas, emprendimientos y cualquier otra forma asociativa que desarrolle o impulse la actividad económica.

El emprendimiento, puede ser visto como una práctica para algunos, o como una necesidad apremiante para otros, en los últimos años, ya que ha sido una forma de complementar los ingresos de la mayoría de las familias venezolanas dependientes de un salario paupérrimo por la deformación económica.

Pero también puede ser visto como una herramienta para el desarrollo, si comprendemos que el emprendimiento debe venir asociado a la innovación, y que las crisis representan la mejor oportunidad para ello. Albert Einstein nos recuerda que "las crisis son la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progreso. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias." Sin embargo es menester que también comprendamos las condiciones legales para el registro de nuevos emprendimientos y las posibilidades que tenemos a la hora de consumar con tamaña aventura.

Nadie expresó que es fácil innovar y emprender en Venezuela, pero la verdad es que tampoco lo es en cualquier territorio del mundo, revisemos las cifras expuestas por la Profesora Anafina Vargas, suministradas por el BID en abril de 2020, sobre el impacto del COVID-19, en el emprendimiento: el 68% de los emprendimientos no cuentan con servicios apropiados para las necesidades de los emprendedores durante la emergencia, incertidumbre sobre su funcionamiento futuro, con caídas significativas de sus fuentes de financiamiento en un 64%, caída de sus ingresos en un 62%, decaimiento anímico de sus equipos en un 49%, limitaciones tecnológicas para adaptarse al teletrabajo en un 48%.

Ante esta realidad la creación de nuevos emprendimientos se ha tornado difícil, debido al bloqueo criminal, de unas medidas unilaterales coercitivas, de unas sanciones económicas y financieras por parte de un país imperialista, supremacista y hegemónico, como los Estados Unidos.

Los emprendedores estamos lucidos y muy claros con la situación que afronta nuestro país, pero otra realidad muy distinta es que el gobierno nos oprima y nos asesine antes de tiempo con medidas, reglamentos y leyes que atentan contra la creación y el surgimiento de nuevos emprendimientos. Es inconcebible el hecho de que para registrar un emprendimiento en el Servicio Autónomo de Registros y Notarías (SAREN) el emprendedor tenga que hacer ingentes esfuerzos económicos para registrar su empresa, puesto que el SAREN tiene unas tarifas sumamente altas, incluso impagables para los pequeños emprendedores. Quien puede emprender en estas condiciones en Venezuela, si nos asesinan antes de nacer.

Este es un determinante ejemplo de una empresa.

Esta es la pub de una empresa "en formación".

El capital accionario es de 20.000 bs. d. ahora bien, solo este primer impuesto de un 1% es 11.600 Bs. D. (traducido prácticamente en 2 400$).

Falta el cálculo del 2% del impuesto sobre capital. Seguramente será de unos 22.000 bs. d. (4800$)

Suma: 22.000+11.600= 33.600 Bs.D. (Aproximadamente: 6 720$).

Es decir, el monto a pagar en impuestos es mucho mayor que el capital accionario. Totalmente confiscatorio. el capital de la empresa es confiscado antes de que ésta pueda nacer.

La nueva LEY DE REGISTROS Y NOTARÍAS es inconstitucional: cercena totalmente el derecho a la iniciativa. Es imposible ejercer este derecho con estos aberrantes montos.



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Allen Nebrija

Poeta, articulista y novelista.

 allennebrija@gmail.com

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