Las verdades de la marcha campesina sobre el INTI, Agropatria y los militares

Los más de cuatrocientos kilómetros recorridos a pie por una considerable representación campesina desde los llanos venezolanos hasta Caracas, se convirtió en un ejemplo de batalla moral contra la corrupción, le inercia, la ineficacia administrativa gubernamental, el abuso de poder, la discriminación contra los menos favorecidos de fortuna, el engaño, la burocracia, el descuido y la ignominia.

Las intervenciones valientes, sinceras, altivas y honestas de al menos cuatro campesinos y campesinas en cadena nacional, este pasado jueves 2 de agosto de 2018, para decirle al Presidente Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello, sus quejas y sus quejumbres, sus dolores y sus amores, su sentimiento de lucha y su sentimiento de trabajo, su sentimiento de unidad y su sentimiento de solidaridad; permitió vislumbrar que todavía en Venezuela está vivo el fervor bolivariano que guió aquellas batallas de sangre y muerte durante el siglo XIX, y las que se convirtieron en canto de esperanza y rumor de mil fuegos durante todo el siglo XX.

Las grandes fallas de la revolución chavista post Chávez salieron a la luz en el verbo duro y sin pausas de Argonio Ortega, la señora Nieves y de Jesús Osorio, tres de los interventores. De manera particular, le exigieron al Estado la inmediata intervención, auditoria y reestructuración del Ministerio para la Agricultura y Tierra, de Pequiven, de Agropatria y del Instituto Nacional de Tierra, a nivel central y en todos las regiones; porque estas dependencias están viciadas, contaminadas del poder mal llevado, de la mano de la cúpula militar oportunista, del billete capitalista, de terratenientes de oficio, por manipuladores corruptores, por el tráfico de influencias, por el atropello invencible, la presión de jueces agrarios vendidos, y por sicarios que han matado por encargo a grandes líderes de la tierra.

De manera personal denuncié esta situación en el estado Nueva Esparta en 2016-2017, porque nunca se me entregaron las dos hectáreas asignadas por el INTI en el campo agrícola Hato Orinoco del municipio Tubores, pero sí se las entregaron a "líderes" del Psuv insular harto corruptos, por que por esa vía se adueñan también de los créditos y las ventajas que en materia agraria brinda la revolución a esos cogollos, hoy existentes en todo el país.

EL Inti, por ejemplo, sigue dando Títulos de Tierra en Anzoátegui a punta de billetes, porque desde casi todos los veintiún municipios del estado se pagan grandes sumas de dinero para hacer el trabajo sucio en Barcelona, mediante palancas movidas por abogados tarifados y compinches de plata e influencias, para que finalmente los terratenientes de oficio se dirijan hasta Caracas a buscar sus flamantes "Titulos Corruptos de Tierra". Una sarta de escuálidos que votaron contra maduro el 20 de mayo de 2018 ha recibido estos "Títulos de Tierra" recientemente, y pululan en los bancos Agrícola, Bicentenario y Venezuela pescando créditos "agro-productivos", para luego hacer otros tipos de negocios con esos fondos. Esto es simple: le mojan la mano a los peritos para las respectivas "inspecciones" y todo les sale de lo más lindo. Por cierto, ¿dónde andan los activos y los créditos del FONDAS a nivel nacional? Conozco casos de muchos escualidones que después de obtener grandes créditos con maquinarias y todo, semillas, abonos y plata, vendieron esos equipos, se declararon en "pérdida" mientras vendían el maíz a los ganaderos ricos, y nunca pagaron nada al Estado. Sin embargo, todavía los beneficia la revolución, dándoles créditos en Monagas y Anzoátegui, por decir lo menos..

Otro mazazo de la gran marcha campesina recayó sobre ese parapeto inservible llamado Agropatria. Antro del bachaqueo de semillas, abonos y venenos. Al Inti corrupto del estado Anzoátegui, por ejemplo, se suma la existencia de Agropatrias que no brindan ningún apoyo efectivo al sembrador, al productor y al campesino que tienen la voluntad de proporcionar alimentos a los venezolanos. Un ejemplo patético tiene que ver con la semilla de cebolla Texas Orion 436 y 438, distribuida por Agropatria, y que no se consiguen en Aragua de Barcelona, en Anaco ni en El Tigre, pero que los bachaqueros sí las expenden. Por lo tanto, urge intervenir a Agropatria desde la cabeza hasta la cola, para remover toda su gerencia, y tal vez a buena parte del personal cómplice de mil desmanes, y que se haga una auditoría exhaustiva de las ventas y bienes importados para determinar las responsabilidades a que haya lugar.

De manera inesperada e impensada, esos valientes interventores de la marcha campesina tocaron el tema de los militares que hacen negocio desde las instituciones del Estado ligadas a la seguridad alimentaria. La expresión más flagrante de esa grave corruptela se percibe en esos ríos de camiones llenos de insumos de todo tipo, desde combustible hasta ganado, desde billetes hasta equipos de bombeo de agua, desde alimentos básicos hasta armamento de guerra, desde cajas del Clap hasta cauchos y autopartes, hacia las minas de oro de Guayana, con la anuencia, la complicidad, la mano peluda, el poder y la corruptela de militares de alto rango, y rango medio, que hacen enormes fortunas con el comercio de la amoralidad y la traición a la patria.

El señor Jesús Osorio refirió el caso de los tractores que pasan para Colombia los militares. Yo sumaria los centenares de tractores que sustrajeron esos militares y altos políticos del complejo agroindustrial José De Abre D´Lima en la Mesa de Guanipa, para destinarlos a las fincas de estos señores en los estados circundantes, con buen ganado, buena siembra y buen uso del poder podrido. Lo demás lo sabe nuestro pueblo, lo huele nuestro pueblo, lo convierte nuestro pueblo en náusea sicológica, como escribiera Sartre, pero que de nada sirve en medio de este marasmo de incertidumbres, injusticias y vaivenes que empantanan el caro nombre de la revolución bolivariana chavista que tanto nos ha desvelado en nombre de la dignidad. Pero algún día la justicia agarrará confesados a tantos bribones y traidores del amor del pueblo, y de la fe de los hijos de Bolívar y Chávez.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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