La renovación de la caficultura

Analicemos a la brevedad seis aspectos de la caficultura nacional que nos ubiquen en el pasado histórico más reciente y que en parte nos ayuden a entender la realidad presente.

1° Aspecto:

El Mundo del Café.

El 3 de octubre del 2004 el señor presidente transmitió su ¡Aló Presidente! desde Bramón, localidad de Rubio, Estado Táchira. Es la primera vez, en seis años, que el presidente intenta penetrar el mundo de la caficultura y lo hace, con la presentación o anuncio del “Plan Café”.

Hablar de café no es lo mismo que hablar de arroz, maíz, algodón o caraotas, cultivos temporeros que en tres meses rinden la cosecha. La caficultura es un mundo aparte, que da a los caficultores una idiosincrasia diferente, una manera de ver, sentir y pensar que no tienen quienes realizan otras actividades agrícolas. En el caficultor se crea el sentido de permanencia, de tradición, de estabilidad, de amplitud de conocimientos relacionados con la actividad que realiza. La caficultura está metida en la naturaleza, en el ambiente, con todos sus elementos de suelo, humedad, microclima, lluvias propicias a la floración y formación del fruto, recolección, lavado, sol para el secado, viento para la trilla, y luego de un año de esfuerzo constante, enfrentarse a la volatilidad del mercado. En ese mundo hay un hogar, una familia que debe subsistir durante un año, con la ilusión de la cosecha. Tal vez por eso el caficultor es un soñador empedernido, que crea en torno suyo un poético mundo de cultura. Valga esta bucólica semblanza para asomarnos al mundo del café.

Ese sentido de permanencia hizo que el caficultor en sus luchas gremiales de años y años, creara la primera organización gremial que nació en el país, la AVC, “Asociación Venezolana de Caficultores”, y con este instrumento fue forjando, paso a paso, la estructura económica y organizativa de los caficultores. Estructura adecuada a las múltiples actividades. La caficultura más que actividad productiva, es sobremanera consumidora de: alimentos, vestido, herramientas, técnicas agrícolas, materiales de construcción, maquinaria, acueducto para el lavado, patio para el secado, transporte para la comercialización y la indispensable mano de obra trashumante que participa en la recolección de la cosecha. Esta estructura organizativa, gremial y económica, constituyó el PRIMER DESARROLLO “ENDOGENO” que se forjó en el país por medio de la lucha gremial. Sin esa estructura no puede existir la caficultura. Es por allí por donde debe comenzar cualquier plan para sacarla del desastre en que la hundió la política neoliberal implementada en 1992, que trajo el desmantelamiento de las cooperativas, Paccas y Uprocas encargadas de la comercialización. Política neoliberal continuada y acentuada por el actual gobierno, que ha demostrado desconocer la realidad de la caficultura. Esa racha neoliberal culminó con el cierre del Fondo Nacional del Café, con lo cual sobrevino la descoordinación propia del libre mercado, o sea, el neoliberalismo puro. Fue así como la caficultura quedó a la deriva.

2°.Aspecto:

Caficultura Neoliberal.

Para introducir en Venezuela la política neoliberal (1989), el primer paso consistió en restituir las garantías económicas establecidas en la Constitución Nacional (1961). Garantías económicas que habían estado suspendidas durante treinta años. De esta manera y con el establecimiento del libre mercado, comenzó el desastre indetenible de la caficultura.

El más grave problema de la comercialización de los productos agrícolas, está en los intermediarios. Desde su origen, la caficultura en Venezuela estuvo sometida a la avaricia del intermediario. Durante décadas fue el mecanismo de comercialización. Grandes casas comerciales constituían monopolios que ganaban más en la venta de las mercancías, que en el despacho del café al exterior. La compra de café era la forma de asegurarse clientes para las mercaderías importadas. Alta tasa de ganancia y capitalización constante, hicieron de Breuer, Fossi, Rívoli, Tito Abbo, Boulton o Burguera y Cía, monopolios que mantenían un precio bajo para el café, en tanto las mercancías gozaban de precios altos y flexibles. No existían entidades bancarias, la casa comercial actuaba como tal. Otorgaba créditos que no entregaba en dinero sino en mercancías a las cuales se les cargaba un interés. El caficultor recibía cada semana suministro de víveres; además de herramientas y otros insumos. Entre septiembre a diciembre el caficultor entregaba la cosecha al precio impuesto por el intermediario. En la mayoría de esas transacciones no figuraba el dinero

Las luchas de los caficultores estaban dirigidas a salir de ese mecanismo infame. En 1974 se prohíbe la intermediación del café y los caficultores organizan las cooperativas, las Paccas y se funda, en 1975, el Fondo Nacional del Café (FONCAFE), encargado de coordinar la actividad cafetalera de: producción, comercialización, torrefacción, exportación. Es así como la caficultura surge como organización ”ENDOGENA”, con sus propios mecanismos de desarrollo que paulatinamente debía perfeccionar. Ese perfeccionamiento consistía en liberarse del péndulo parditista en funciones de gobierno: adecos, copeyanos; copeyanos, adecos y su necia disputa por manipular la estructura organizativa creada por los caficultores. Fue así como la anterior lucha contra el intermediario se trasladó a la lucha contra la ingerencia del partido político en funciones de gobierno.

Los resultados de esta nueva estructura, sin intermediarios, comenzó a beneficiar la caficultura por la fijación de precios oficiales que se ajustaban a la clasificación de cuatro tipos de café: lavado fino y bueno; natural bueno y corriente. Otras clasificaciones (hubo hasta 90 tipos), sólo tenían el propósito de engañar al caficultor y tumbarle el precio. El caficultor era dueño de su café hasta la entrega en la torrefactora o el puerto de embarque. Si el café iba a la exportación, el caficultor recibía el “remanente” por la diferencia de precio con el mercado internacional.

Estos cambios en la estructura organizativa beneficiaron la producción que, para 1990, alcanzó la cifra record de 1´600.000 quintales (46 Kg.), de los cuales se destinaban 200.000 sacos (60 Kg.) para cumplir con la cuota asignada a Venezuela por la OIC (Organización Internacional del Café). (Lo mismo que ahora hace la OPEP). A partir de 1992, la OIC, con sede en Londres, fue desmantelada por las políticas neoliberales. Y de conformidad con la misma política, también fue desmantelada la estructura organizativa creada por los caficultores venezolanos. Desmantelamiento que el actual gobierno, por inexperiencia o bisoñería, aceleró, acentuó y completó.

3° Aspecto:

Cooperativas y Paccas.

La prohibición de la intermediación en la caficultura (1974), hizo que los caficultores crearan sus propias empresas; no sólo para realizar la compra y comercialización del grano, sino también, para la entrega de crédito y la coordinación de la asistencia técnica. Se formaron 36 Paccas y 8 cooperativas. Las Paccas, por ser compañías anónimas (Productores Asociados de Café, C.A.), reunían a los caficultores de mayor producción .En cambio las cooperativas reunían a los pequeños productores que, en su propio caserío, aldea o vereda, organizaban la “Unión de Usuarios de Crédito” y por medio de Registro le daban personalidad jurídica y como tal, se afiliaban a la cooperativa. Las cooperativas a su vez estaban afiliadas a la Federación de Cooperativas de Caficultores de Venezuela (FECCAVEN), con sede en Barquisimeto, cuya función fundamental era la educación y, parece mentira, la defensa contra las intervenciones de SUNACOOP, si no se plegaban a los caprichos del partido político en el gobierno; además, claro está, de los atropellos de FONCAFE al demorar el pago de la cosecha o los créditos para suministro, por la misma causa de la politiquería partidista. Enfrentamientos que llegaron a dirimirse en los tribunales; pero los fallos judiciales favorables a las cooperativas, eran burlados tanto por SUNACOOP como por FONCAFE.

FECCAVEN reunía a seis cooperativas con jurisdicción en diez estados de la República; con doscientas Uniones de Usuarios de Crédito; trece mil caficultores socios de las Uniones; y una producción de trescientos mil quintales de café. Tanto las Paccas como las cooperativas desarrollaron su propia infraestructura de oficinas, galpón para la instalación de la maqui naria que realiza el trillado y secado; para la preparación de “la pila”; para el ensacado y despacho del café a la exportación o a las torrefactoras, según lo ordenara FONCAFE, que coordinaba dichas actividades. El dinero para la compra del grano lo obtenía FONCAFE, de la Banca Privada, con el aval de las cooperativas y Paccas.

Esta estructura organizativa, a pesar de tener fallas, favoreció el desarrollo “ENDOGENO” y trajo notables avances a la caficultura. Avances que hubieran sido más notables, si la ideología del “punto fijismo”, sustentada en la politiquería, la corrupción y la ingerencia partidista, no se hubiera constituido en la barrera contra la cual se estrellaba el esfuerzo de los caficultores. El desastre actual de la caficultura radica en haber desmantelado esa estructura organizativa y por ello quedó a la deriva.

El “paquete” económico neoliberal (1989) contemplaba cambiar los patrones de la comercialización del café y consistía en lo siguiente:

(1) Eliminación del Fondo Nacional del Café.

(2) Liberación de la Comercialización.

(3) Libertad para importar café.

(4) Eliminación de precios establecidos para el caficultor.

(5) Altas tasas de interés.

(6) Eliminación de subsidios.

(7) Abandono de toda política de protección social.

Este“paquete” neoliberal del Fondo Monetario Internacional era violatorio de la anterior Constitución Nacional en sus Artículos 72, 77, 94, 95 y violatorio de Leyes de la República.

El 26 de marzo de 1992, las empresas cooperativas y Paccas, reunidas en el Hotel Obelisco de Barquisimeto, rechazaron la propuesta neoliberal que en los años sucesivos se aplicó y profundizó con la activación de mecanismos aún peores, como la bolsa agrícola.

4° Aspecto:

El Café a la Bolsa.

El título no hace referencia a la bolsa de liencillo donde tradicionalmente se ha colado el café para servirlo en la taza. Se refiere a la Bolsa de Comercio que en manos del intermediario desmanteló la estructura organizativa y el desarrollo “ENDOGENO” forjado durante años por los propios caficultores.

¿Qué diferencia hay entre el intermediario tradicional y el intermediario que utiliza la Bolsa Agrícola?. En cuanto a los fines y los medios no existe ninguna diferencia. Ambos persiguen la ganancia. Ambos forman cadenas de intermediarios interpuestas entre el caficultor y el consumidor. Ambos practican la especulación y hacen víctima al caficultor, porque le compran a bajos precios; y al consumidor, porque le venden a altos precios. La diferencia consiste en que el intermediario tradicional realiza el comercio al por menor; en cambio la Bolsa Agrícola, por acumulación de capital, realiza el comercio al por mayor.

¿Puede la Bolsa Agrícola beneficiar a los pequeños caficultores (80%)? La Bolsa Agrícola está formada por una cadena de intermediarios, en donde alguno, por acumulación de capital se convierte en “corredor”: personaje que actúa entre el comprador y el vendedor. Por realizar esa transacción especulativa recibe honorarios – “corretaje” – de una o de ambas partes.

¿Tiene capacidad económica el pequeño o mediano caficultor para especular con el precio en la “Bolsa Agrícola”? ¿Está intelectual o técnicamente capacitado? La “Bolsa” es el instrumento idóneo del capitalismo para la especulación financiera?

Una bandera fundamental levantada por la Revolución Bolivariana, es contra el neoliberalismo. Para ello presenta como alternativa, el desarrollo “endógeno”, el mismo que existía en la caficultura, creado por los caficultores, muy a pesar de los gobiernos del “punto fijismo”. Desarrollo desmantelado por el neoliberalismo para devolverle la comercialización al intermediario, personificado ahora en las “torrefactoras” y la Bolsa Agrícola.

¿En que consistió la introducción del neoliberalismo en la caficultura?

(1) Restituir las garantías económicas (1992) que habían estado suspen

didas durante treinta años.

(2) En consecuencia, restituir el intermediario.

(3) La Cuarta República, ya neoliberal, mantuvo a Foncafé, sólo como organismo burocrático, por cuanto las empresas comercializadoras (Paccas y cooperativas), fueron desahuciadas por el neoliberalismo. Pero llegó la V República y terminó de desmantelar la estructura organizativa, con lo cual la caficultura quedó a la deriva, totalmente indefensa en manos del intermediario.

(4) La estocada final debía propinarla la Bolsa Agrícola.

(5) La orfandad de la caficultura la condujo a perder la estructura organizativa y en consecuencia el crédito, la asistencia técnica, la comercialización.

(6) Para colmo, apareció la “broca”, plaga que daña el grano en alianza con la “roya”, hongo que destruye el follaje de las plantas de café. El combate fitosanitario y la indispensable mano de obra hacen de la caficultura una actividad de altos costos.

¿Cómo salir de tamaño desastre?

En primer lugar en necesario restituir el desarrollo “ENDOGENO” que estaba garantizado, en gran parte, por la estructura organizativa existente (Foncafe y Cooperativas).

En segundo lugar, devolver la comercialización a los caficultores para liquidar el intermediario, ahora mucho más agresivo, porque son las propias torrefactoras las que “compran y se dan el vuelto” y la Bolsa Agrícola, la que fija el precio. Dualidad de precio: oficial y de la Bolsa.

5° Aspecto:

El Plan Café.

En el ¡Aló Presidente! transmitido desde la población de Bramón, localidad de Rubio, Estado Táchira, el 3 de octubre del 2004, el señor Presidente anunció el “Plan Café”, que consiste en la rehabilitación o renovación de 150 mil hectáreas de cafetales por medio de la poda, el abonamiento y reemplazo de plantas viejas por nuevas, según el siguiente cronograma: en el año 2004 y durante el 2005, rehabilitar 80 mil Ha. a un costo de 80 mil millones de bolívares; y en el año 2006, rehabilitar las 80 mil Ha. restantes. Otra parte del plan consiste en incrementar los cafetales en cincuenta mil Ha., con nuevas plantaciones. En 2004 y 2005, 20 mil Ha., con una inversión de 120 mil millones de bolívares, en el año 2005 y 2006, 20 mil Ha.; y en el 2006 y 2007, 10 mil Ha. El promedio de producción nacional por Ha. es tal vez el más bajo del mundo: seis QQ/Ha.

Para finalizar, debemos señalar dos graves dificultades que en la actualidad tiene la caficultura: las plagas (broca), las enfermedades (roya) y la escasez de mano de obra. Unas y otra hacen de la caficultura una actividad de altos costos.

El Presidente Chávez se quejaba en días pasados de la falta de mano de obra para cortar caña de azúcar. ¿De dónde traer mano de obra para la temporada de cosecha? ¿Existe en el país esa mano de obra trashumante? Este, es un problema de difícil solución, que debe figurar en la lista de problemas ya señalados. Es el problema de la contradicción presente en todo nuestro quehacer económico y social. La solución de cualquier contradicción lleva implícitas nuevas contradicciones.

6° Aspecto:

La Organización Venezolana del Café (OVC).

En septiembre de 1988, con motivo de la Quinta Asamblea Anual de FECCAVEN, me pidieron elaborara un anteproyecto de organización que remplazara el Fondo Nacional del Café. En dicho proyecto debían consagrarse tres principios fundamentales: autonomía, democracia y participación. Crear un organismo al servicio de los caficultores; defensor de sus derechos; y promotor de su mejoramiento.

En atención a estas premisas, se elaboró a nombre del Frente Gremialista de Caficultores y Feccaven, un anteproyecto con el nombre de “Organización Venezolana del Café, OVC, el cual fue presentado a la comunidad cafetalera del país, con fecha 24 de septiembre de 1988 y publicado en el periódico RESCATE N° 78, del 15 de octubre de 1988.

En ese anteproyecto se prevé el peligro que ya amenazaba a la caficultura en caso de no buscar una salida a la caduca estructura organizativa. El cambio que se había operado en 1974 (prohibición de la intermediación abrió el camino al desarrollo de las fuerzas productivas y los instrumentos de producción, que al cabo de quince años (1988), presionaban otra vez el cambio hacia nuevas relaciones de producción.

Proponemos revisar ese anteproyecto surgido de aquella realidad, tan sólo diferente de la actual, en que hoy hay posibilidad de cambio.

Palabra final.

De cumplirse el “Plan Café” ¿Qué organización lo va a ejecutar? ¿Qué organismo gremial y económico va a comercializar y defender el precio? ¿Continuará el caficultor indefenso ante su propia realidad económica? ¿Entregará el esfuerzo de su trabajo al intermediario (torrefactoras y Bolsa Agrícola)? He allí el verdadero y mayor problema que es necesario resolver para defender el trabajo, el precio para sí y para el consumidor. Todo el proceso de producción, comercialización, torrefacción y exportación, debe pasar, ahora sí, definitivamente, a manos del caficultor. Allí está la lucha revolucionaria, gremial y económica más urgente. ¡No hay espera! Las condiciones son propicias: primero, para el trabajo gremial; y segundo, para exigir al gobierno nacional los decretos que restituyan al caficultor la organización endógena creada en muchos años de lucha y que el neoliberalismo desmanteló de un plumazo. (Ponencia presentada en la reunión de caficultores realizada en la Casa de Los Gobernadores, Táchira).


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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