Sin dinero. No hay vida

Viacrucis en una clínica privada

Cuatro de la tarde. Un amigo, con un fuerte dolor estomacal, llega a la Clínica El Avileño en compañía de su esposa, un nieto y "El vengador errante". Hecha las placas y cujmplidas las labores complementarias de la Sala de Emergencia. Se determina la aplicación de una intervención ambulatoria. Al mismo tiempo que la gerencia prepara rápido la cuenta.

Stanlin. El nieto, que es superpila, cuando oye hablar de presupuesto, expresa: "Abuelo. "Usted está incluído en el seguro de mi papá. Lo que significa que no debe pagar ni medio partido por la mitad".

Conocida la especie. Administración toma nota y pide fotocopia de la cedula de identidad y del carnet del seguro del hijo del paciente. Ese nuevo trámite se cumplió en hora y media. Hubo que ir a casa del dueño de la póliza. Afortunadamente era domingo y no había tanto tráfico.

Una hora después anunciaron a los familiares del paciente que sólo esperaban la clave del seguro para iniciar la operación. A todas estas. El enfermo se retorcía de dolor en un cuarto pequeño, ortopédico. Ejemplo evidente del manejo de economía de espacio en función de la utilidad. Lo reducido del local sólo permitía el "alojamiento" del paciente y de una enfermera flaquita.

Es importante señalar que en las clínica privadas sí la empresa aseguradora no da la clave no hay anestesia ni cuchillo. A menos que usted pague en efectivo. Con dinero plásitico o con un "chequeslovaco".

Han pasado cinco horas. Son las nueve de la noche y aún no llega la clave. Sin eso no hay play .Y en el simulacro de cuarto de emergencia el señor se contorsiona por el dolor.

Desesperada. Su esposa decide pagar con tarjeta de crédito. Pero al no estar segura si el monto de la operación supera el límite de consumo. Desistió de la idea por temor al bloqueo del plástico.

- "Vamos a esperar la clave", dijo,afligida, la dama.
A todas estas. El especialista, el personal médico y paramédico estaban listos desde las 4,30 de la tarde. Desde entonces. Sólo esperaban la consabida clave para marcar la milla.

Once de la noche. La ansiada clave clave aún no llega. Todo es espera y resignación. El personal administrativo tiene listo el presupuesto desde la 4,30 de la tarde. Es decir. Sí hubiese habido plata constante y sonante, o un tarjetazo o un "chequezaso" en ese instante ya al buen hombre le hubiesen operado y llevaría 6 horas en calidad de convaleciente.

Doce de la noche. La clave sigue sin llegar. Han pasado ocho horas desde que el buen hombre llegó a la emergencia de esa clínica y ante su desesperación, la esposa emite un cheque por 20 millones de bolívares, que incliye pago de emergencia, intervención y hospitalización. Confirmado el cheque. 40 minutos después el ciudadano es operado e instalado en una cómoda habitación con vista a El Avila. La operación ha sido todo un éxito. En una semana estará virgo otra vez e incorporado a su trabajo.

Esta malévola relación comercial entre las Aseguradoras y las Clínicas Privadas ha generado serias contrariedades en los pacientes y su familiares. No es posible que una clave billetérica sea más importante que la salud. Es decir. Sí la esposa del paciente referido no emite un cheque a lo mejor éste se muere. No puede ser que ocho horas después de su ingreso es cuando le intervienen una vez resuelto el problema del billete. Con todo y saber que el caballero estaba asegurado por disposición de una de las empresas estatales más solventes del país.

La comercialización de la medicina no sabe de sentimientos ni mucho menos de amor al prójimo. Si no hay leal. No hay lopa.

Les cuento. Para que sepan lo que es la medicina como un derecho. Un domingo. En el hotel Habana Libre, de Cuba. Uno de los hijos de un conocido abogado y juez de Anzoátegui, presentó un grave cuadro cardíaco. Rápido lo atendieron en la clínica del hotel. Como el caso era de sumo cuidado lo trasladaron - en una ambulancia, con bombona de oxígeno instalada, médico y personal paramédico - a un hospital cardiológico infantil. Allí le trataron con rapidez y le salvaron la vida.

- "Cinco minutos más y se muere el niño". Sentenció el especialista cubiche.
Posteriormente. El padre del muchacho quiso retribuir con dinero los servicios prestados a su querubín. A lo que el direrctor del hospital le respondió que en cuba la medicina es un derecho del pueblo. Y si se trata de niños. Mucho más.
Como colofón quiero manifestarles que el personaje es adeco de uña en el rabo, y anticastrista visceral hasta ese día en que le salvaron a su hijo: "Américo - dijo -si eso ocurre En Venezuela. El chamo se me muere.

Otro caso. La China Luna, abogado y actual funcionaria de un Registro en Puerto La Cruz. Bajándose del avión en Londres luego de un viaje por Egipto y tomando un taxi para dirtigirse a su hogar presentó una fuerte intoxicación. El taxista al darse cuenta se detuvo al frente de la primera clinica que vio. A la China la pasaron en volandas para quirófano y el chofer. luego de indentificarse y dar sus datos personales, volvio a su rutina de trabajo.

La china fue tratada sin pedirle ningún tipo de datos. Luego de instalada en la habitación y transcurrido dos días le hicieron algunas preguntas. Al conocer su dirección exacta la trasladaron al centro clínico de ese sector. Allí duro 15 dias. Un dia le iban a dar de alta y no lo hicieron porque tenía dos kilos de más de su peso normal. Le aplicaron una dieta para recuperar su peso y luego la enviaron a su casa sin pagar nisiquiera un fisco.

JUICIO DE VALOR

A eso hay que llegar en nuestro país. Podemos hacerlo. Tenemos con que. Es una orden construir un país donde todos tengamos derecho a una buena asistencia médica, incluyendo la preventiva.

BOLA AFUERA

Me dijo un médico. Que como no era mal de morirse el pana podía esperar más horas mientras llegaba la clave. ¡Que riñones!

TINTERO

Me permití omitir el nombre de la "víctima" porque a lo mejor cuando publiquen este correo el pana esté aún convaleciente. Además debo contar su aprobación para hacer uso de su nombre y de su caso clínico.

SEGUNDO TINTERO

Un médico chavista tuvo que internar a su mamá - escuálida cien por ciento - en un Centro de Atención Integral por una cuestión de estrategia. No tenía tiempo para llevarla a una clínica privada. Además. Él sabía de la eficiencia del personal y confiaba en la tecnoplogía del Centro. Cómo era de esperar. La salvaron. Cuando la buena mujer reaccionó pregunto a su hijo médico: - "Hijo. ¿Qué clínica es esta. Con enfermeras tan bonirtas y unos médicos muy atentos, muy delicados? ¿Es una clínica nueva? ¿Cómo se llama?. "De ahora en adelante cuando tenga necesidad me traes para acá".

El galeno. Acariciando la nieve de las canas de su progenitora le dijo, besándola tiernamente en la frente: "Mamá. Esta clínica la hizo Chávez".
La doña esbozando una sonrisa oceánica de satisfacción , exprsó jubilosa: "De ahora en adelante no permitirè que nadie habla mal del Presidente Chávez en mi presencia".


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Américo Hernández


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