Mujer

Anoche nomás me encontré con una lectura propiciatoria de una cercanía de humanidad en su esencia, cuando en un texto leo una frase que me llamó poderosamente la atención, …aquel varón matriarcal…, referido por Ángela Carballino [Unamuno, M. de (1995) San Manuel Bueno, mártir. Alianza Cien, Madrid, España]. Sí, el gran Unamuno (1864-1936), nos conecta con un lenguaje de buenas a primera de apariencia antagónica, contradictorio, pero que llama la atención por su pertinencia en su intensión inclusiva y propiciatoria de cercanía entre géneros que han marchado por tantos vericuetos de desencuentros; tan extensos como la historia de contradicciones que es la humanidad misma.

Ya lo dijo Heidegger, El lenguaje es la casa del ser. Disculpen la referencia, pero creo que debemos hacer grandes esfuerzos formativos en todos los ámbitos de nuestras comunidades y sociedades, por un lenguaje que cree los espacios para la superación de las contradicciones y propicie encuentros dignos en procesos de revisión y de cambios profundos en lo social, económico, político y definitivamente cultural, que nos dará un perfil; un nuevo Ser colectivo con equilibrio de humanidad soberana.

Mucho se ha especulado, y se ha pretendido ridiculizar en cuanto a los cambios que se ha introducido al lenguaje inclusivo de géneros, plasmado en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999) entre otras leyes y documentos en el país. El Patriarcado que ha dominado buena parte de la historia occidental de origen heleno céntrica, europea, cristiana, dominante nos ha afectado en cuanto a la búsqueda de los equilibrios deseados. Superar las taras del Patriarcado, es superarnos y valorarnos los hombres y mujeres como géneros complementarios, quienes somos víctimas de un sistema ideológico, que impone normas y conductas que dominan perversamente el ámbito social y cultural.

La condición biológica de nuestra especie humana, debe ser sometida a los más profundos procesos de revisión educativos, para fomentar los sistemas de información y formación éticos, sociales y culturales que van a propiciar los cambios que merecen nuestras sociedades en revolución social dinámica y permanente. Todo esto enmarcado en el reconocimiento de nuestras raíces de pueblos originarios, donde residen en resistencia valores ancestrales que nos harán una sociedad de cambios sociales profundos y esperados de características soberana.

El mejor reconocimiento y homenaje que podemos hacer hoy a la memoria de las 129 mártires obreras textiles de la fabrica Cotton de Nueva York en 1857, es propiciar los cambios sociales profundos de nuestro país venezolano, en reconocimiento de ese ser esplendido que representa la mitad de la humanidad: el género femenino, la mujer, la madre, la compañera, la esposa, la hermana, la hija, la nieta, la amiga, la camarada de lucha en el día a día y toda la garantía de que hay un mañana mejor con sentido de humanidad soberana, lúdica, con belleza y estética femenina.



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Aquiles J. Amares P.

Dr.. Docente universitario

 aquilesjap@gmail.com

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