¡Para mi hermano de varias batallas en tu memoria!

Como iniciar estas líneas en este momento, cuesta, da impotencia, pareciera o quisiera que solo fuera un mal sueño que llego en el suburbio más infame del subconsciente en su traición abstracta, pero es inevitable no sentir que se paraliza todo a tu alrededor, ya hace un año, que los indignos y salvajes hijos de judas te apagaron físicamente y no estás aquí en plano de lleno con quienes siempre de una manera u otra te platicamos, te apoyamos, te discutimos tantas cosas, pero ya no estás allí, colocando en su sitio a los lacayos y buitres de vieja data, que solo han servido de “esclavos imperiales” y que tú con tu fuerza y gallardía, siempre colocaste el punto en la I misma.

Quiero expresar con humildad en estas líneas repito, mi cariño, mi afecto, mi camaradería a tu memoria, a esos momentos que compartimos desde el 2007 en adelante, donde muchas veces reímos, escribimos, debatimos con fuerza, marchamos, defendimos en una asamblea, en una marcha o en un medio de televisión la Revolución Bolivariana.

Amigo y hermano de muchas batallas ganadas en la universidad, en el barrio, en la Asamblea Nacional, donde tú brillo extraordinario se siente allí en ese curul de mil batallas, allí con esa voz arremetedora y contundente, esa que resonaba en cada rincón del recinto, esa que hoy retumba en cada joven, en esa muchachada que surge desde las bases del Poder Popular, esas que tu sembraste con mucho afán y sacrificio, mas allá de esas luces o relámpagos que, una que otra cayeron por defender la verdad, la justicia, la igualdad de quienes en algún momento fueron olvidados por esos mismos que hoy mancillan tu memoria, esos que hoy se venden como salvadores, esos que te han querido asesinar en el legado más sublime que llena los corazones de millones de hombres y mujeres que aun te lloran, que te extrañan.

Como no apoyar a Zulay en sobrellevar ese dolor de madre, que hoy ha convertido en lucha, esmero, trabajo, continuando tu gran legado, como no verte en la mirada de Oliver, en tu hermanita consentida, en esa juventud que está dando grandes pasos en la construcción del socialismo nuestro, esa que te aplaudió y recorrió junto a ti, cada palmo, cada sentido, cada palabra.

Hermano, hoy te recuerdo, como si estuvieras aquí, ese carisma, esa atención, aquellos que te tuvimos cerca, hoy duele, se siente una brisa fría que congela el tiempo, pero que sigue tu espíritu en cada corazón, en cada pensamiento.

Hoy te dedico pues con un nudo en la garganta enano, este humilde pero sentido homenaje, solo te pido que desde allá junto a nuestro Padre Dios, Hugo y María nos sigan dando energía pura y mágica para seguir defendiendo y construyendo la Patria hermosa y única que todos merecemos, y que seguiremos tu ejemplo, como parte fundamental del joven y la joven de una generación dorada, épica, humanista y única, con los principios y valores Bolivarianos, con fe, con la praxis diaria, con lealtad.

Hasta siempre mi compa Robert…



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John Duarte Zambrano


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