Cuántos Noel...

De, niño viviendo en mi querido barrio Palotal, de Barcelona, fui a llevarle un recado de una puta del cabaret de Lulita Ramírez, que quedaba al lado de mi casa, a uno de los esbirros de la Seguridad Nacional, “novio” de la meretriz. La SN quedaba entonces muy cerca del Teatro Cajigal. Era la década de los 60. Y yo cursaba primaria en el Grupo Chile.

Muchacho al fin, curioso y travieso, empujé una puerta entreabierta, y vi a Don Julio Pereda, desnudo encima de un bloque de hielo y con una lámpara dándole en pleno rostro. La impresión se me grabó para siempre.

Vinieron tiempos de estudiante. Estudiaba tercer año de bachillerato en el liceo Nueva Esparta. Mandaba Betancourt. El de Dispara primero y averigua después. Represión y allanamientos a granel.

Aterrizo en el Nueva Esparta, de Porlamar procedente del Liceo Cajigal, de Barcelona. Con el MIR echando candela. Mi hermano José Jesús Hernández y Pablo Emilio Hurtado, ambos fallecidos, son expulsados por comunistas de la escuela de la GULF, de Puerto La Cruz. Conmigo estudia Juancho Rodríguez. A quien le habían matado a un hermano por guerrillero.

Son unos cuantos años. Los recuerdos se amotinan en mi discoduro y se resisten a brotar con facilidad. Lo que sí recuerdo con precisión fue la semana de guardia que monté en la residencia de mi profesora de Historia Universal Consuelo Escalona mientras ella huía del acaso de la temible Digepol. Creo recordar que su esposo, Luis García, geólogo de profesión, camarada también, era mi profesor de Matemática, y también andaba huyendo. Otro que agarró pista fue mi profesor de Física, de origen polaco, Argimiro Tomasaukas. Oí decir tiempo después que la Digepol lo había asesinado. Fueron los días de Dispara primero y averigua después. Si fallo en algo es culpa del alemán.

Allá en Porlamar. Junto con Chuchú León, ya muerto, profesor no recuerdo de que materia, y Trino Fernández, quien después fue electo diputado por Causa R en Anzoátegui, en varias ocasiones participé en operación tachuelas y volanteo. Había que hacerlo rápido; porque si te sorprendían eras hombre muerto. Pensar que apenas éramos unos chamos merodeando 16 primaveras. La represión era arrechísima.

Con Chávez es una manteca hacer oposición, criticar al gobierno, Conspirar. No te das cuentas que le asestan un golpe de estado a Chávez y la corte Suprema de Justicia sentencia vacío de poder. Antes había que tener cojones de torero para protestar. Te agarraban y te lanzaban desde helicópteros en la selva del Amazonas. Acaso el asesinato de Alberto Lovera, cuyo cadáver fue localizado en las playas de Lechería con una gruesa cadena de hierro y un pico al rededor de su cuello, no es la mejor demostración de esa época tan terrible. El mismo caso de Noel Rodríguez, cuyo cadáver después de 40 años es localizado, también lo es de tan aberrante represión del pensamiento.

Hay unos cuantos Noel Rodríguez asesinados y sembrados. Y también

hay unas cuantas Zenaida derramando lágrimas de dolor, de sentimiento, de frustración, de impotencia, por los crímenes políticos cometidos en contra de sus hijos.

TINTERO

El fanatismo no entiende de razones ni de academia. Hoy un abogado me dijo que no tenía importancia que alguien montare un cabaret en la casa natal del Libertador Simón Bolívar. Ni tampoco que un luso montase una panadería en la Casa Natal de Anzoátegui. Que riñones la de este caballero.


americoarcadio@yahoo.com


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Américo Hernández


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