Los helicópteros sobrevolaban las montañas más boscosas y allí lanzaban vivos a hombres cuyo único delito era luchar por un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, por la igualdad sin discriminación, por el derecho al trabajo, a la cultura, a la educación, a la vida. La monstruosa ironía: perdían la vida luchando por ella. Muchos venezolanos murieron en los años 60 y 70 con los vuelos de la muerte.
Los vuelos de la muerte fueron creados en Venezuela por la falsa democracia, por la burguesía y los partidos Acción Democrática y Copei, en complicidad con los EEUU y bajo la mirada complaciente de organismos internacionales.
Así actuaba esa democracia adeco-copeyana contra sus adversarios políticos, a quienes consideraban enemigos aunque no estuvieran levantados en armas. La muerte, los desaparecidos y la tortura caracterizaron el festín democrático de AD y Copei hasta 1998.
Invitamos a los lectores(as) más jóvenes a preguntarles a sus padres y abuelos sobre esta abominable época de la historia de Venezuela y los vuelos de la muerte.
El caso más simbólico o famoso de los revolucionarios lanzados vivos de helicópteros, es el del hermano del actual presidente de la Asamblea Nacional: Víctor Soto Rojas, quien “fue trasladado en helicóptero desde Cúpira hacia la montaña El Bachiller, era muy probable que hubiese perdido el conocimiento por efecto de las torturas a las que había sido sometido… presumen que fue colgado vivo desde el helicóptero y lanzado al vacío, pendiendo de un mecate para que se estrellara contra los árboles de las montañas…”.
El sonido de las hélices de helicópteros es el recuerdo de su pasado asesino, esta es la verdad que adecos y copeyanos quieren ocultarle a la juventud: los vuelos de la muerte.
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