Mi primer contacto con José Gregorio fue un ataque de pánico luego de haber roto accidentalmente, como todo lo que rompo, una figura que mi abuela gocha mantenía en una esquina de su cuarto con una generosa dotación de velas. Mucho más tarde lo incorporé como un elemento recurrente en mi trabajo artístico, incluso una de mis primeras exposiciones individuales se centró en él: Gracias por los favores recibidos, Capacho, 2014. No he sido muy original en esa apropiación para mi trabajo, el recientemente canonizado aparece en muchas expresiones artísticas de varias disciplinas en Venezuela. Numerosos artistas plásticos, diseñadores y creadores populares interpretan su iconografía desde distintos lenguajes, estilos, ideologías, técnicas y materiales, configurando un conjunto diverso y creciente de expresiones artísticas.
La primera referencia que conozco es una escultura de Narváez de 1953, ubicada en la Ciudad Universitaria de la UCV, destaca allí, a mi juicio, sus dotes científicos y académicos. Un poco más tarde, en 1975, una escultura de la genial Marisol Escobar, José Gregorio El Negro reconoce la devoción al personaje en su natal Isnotú. Entiendo que la restauraron recientemente.
El lente de muchos artistas con José Gregorio es marcadamente religioso, identifico en ese rango a los óleos de Belsky y de Locatelli , frecuentemente usados en materiales dedicados a la devoción del Santo como las famosas estampitas. En tanto que un grupo numeroso le da, le damos (me incluyo allí), un carácter menos divino, de nuevo según mi opinión, como son las obras de Alirio Palacios, Antonio Lazo y Edgar Álvarez Estrada por mencionar tres. Una galería privada reunió hace poco un fascinante grupo de obras de Gaudi Esté, otro interesante ejemplo. La reciente muestra en el MACCAR, San José Gregorio, incluyó a varios de esos artistas junto a creadoras populares menos conocidas, resultando un maravilloso conjunto.
A los interesados en un análisis más riguroso, no necesariamente más serio, pero con datos valiosos, de los retratos del santo, se pueden leer el artículo de Blandenier de Suárez en la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina.
El abordaje desde el llamado arte POP también está presente (allí no me atrevo a agregarme a pesar de mi estilo a veces cercano). Estoy casi seguro, por ejemplo, que la muy querida Honys Torres tiene un josegregorio por allí. En tanto Elisa Abadí llevó a la fama a su colección de venerables. El trabajo de Susan Applewhite me gusta mucho en este estilo (no así sus visiones políticas), que comparte en la calle y en exhibiciones como una que está abierta en la Trinidad, al momento de escribir esta nota. Se titula “Sopa, Seco, José Gregorio” con más de 34 piezas con distintas técnicas y materiales incluyendo radiografías y blísteres de medicinas (tal vez poco original de mi parte usar también ambas cosas). Igualmente EDO Sanabria, quien se ha llevado el santo a Miami, tiene una muestra en Caracas de sus obras en Un Santo Trotamundo. Dentro de este último grupo no hay que dejar de mencionar a Apitz con su serie “Venezuela POP”, que hasta dió un cupón de descuento de 5 dólares en sus productos (obras) para conmemorar la canonización.
No son nuevas este tipo de curadurías. Tuve la oportunidad de participar en dos que se realizaron en la UCV, en homenaje a este peculiar ucevista. Allí nos mezclamos armónicamente quienes no sentimos religiones con gente de grandes devociones, como mi pana Soraidée Romero. El Beato Ucevista camino a la santidad fue la primera, en 2022, participé con un ensamblaje. La segunda, José Gregorio Hernández: Imágenes, Pensamientos y Palabras de un Ucevista Ejemplar, en junio de 2025, incluyó obras visuales, documentos y fotografías con énfasis en su vínculo con la UCV. Mi pieza contrabandeo elementos de la corte médica.
También en Caracas, el Museo Arturo Michelena —apropiadamente ubicado en La Pastora— acogió en el 2017 una exposición individual mía concentrada en José Gregorio Hernández: el doctor en lo cotidiano. Allí se reunieron una serie de obras donde exploré la vinculación del ahora santo con la espiritualidad popular, sobre todo enmarcado en las creencias marialionceras y también destaco la presencia cotidiana y cercana de la figura en el sentir nacional. Estuvieron allí, si no recuerdo mal, JGH en patineta, JGH rojo rojito y el Descanso del Santo.
Sin duda, mucho antes de ser santo, José Gregorio ha estado presente en las artes visuales venezolanas, reflejando la importancia de su figura para nuestra identidad. Ésta presencia obedece a la estrecha vinculación de su figura con la religión (me suena más serio que culto sincretista) de María Lionza. Efectivamente, el médico de los pobres lidera la “ Corte Médica”, un grupo espiritual dedicado a actividades de sanación. Su imagen aparece en altares improvisados, rodeado de velas, tabacos (a pesar de la obvia contradicción), esencias y figuras de otros espíritus.
spíritus.
En este contexto, sus distintas representaciones son también significativas manifestaciones del arte popular. Su iconografía se mezcla con símbolos indígenas, africanos y cristianos, reflejando la riqueza cultural del culto (ahora sí) marialioncero. Esas obras indican esa profunda conexión emocional con el personaje a nivel nacional. Las estampas en las camioneticas son de las expresiones que más disfruto.Justamente esa fortísima presencia popular me hace argumentar por el potencial decolonizador de José Gregorio Hernández y es una de mis motivaciones para incorporarlo en mi quehacer artístico. Brinda una oportunidad de ruptura con lo eurocéntrico y de continuar con la dinámica construcción de una cosmovisión latinoamericana. Confió que la canonización no desvíe esa oportunidad hacia la cultura dominante o a la comercialización de su figura. Comentario contradictorio de quien ha vendido varios josegregorios y se burla de los NFT que le dedicaron. De mi parte, voy a terminar un remediero (término gocho para un gabinete dedicado a las medicinas), que estoy haciendo centrado en su figura y tomárme un paréntesis creativo con los josegregorios, dando chance a que baje un poco la marea de su canonización, a menos que los amigos de Bordes en San Cristóbal, se animen a dedicarnos una exhibición.
*@radaccs artista popular contemporáneo
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