Bolívar..“Cogeremos el cielo con las manos". Mayo de 1819

Una buena mañana, a mediados de mayo de 1819, estando El Libertador con su ejército en el hato Caballero del Alto Apure, reúne su Estado Mayor conformado por Páez, Soublette, Anzoátegui, Briceño Méndez, Cruz Carrillo, Iribarren, Rangel, el inglés Rooke, Ambrosio Plaza y Manrique, y expone el plan que ha concebido y que sus oficiales oyen no sin sorpresa, algunos con pesimismo. Nueva Granada ---les dice ---- está en estos momentos tomada por fuerzas españolas, comandadas por el general realista Barreiro. Lo más distante que podría imaginar el general español, Pablo Morillo, que se encuentra en territorio venezolano, que los patriotas invadirán el territorio neogranadino. Adueñándose las fuerzas patriotas de la Nueva Granada, los independientes podrán formar en ese país un nuevo ejército y volver con él a la conquista de Venezuela.

---"¿Y cuál será la vía que seguiremos para una invasión semejante?"---interrogan perplejos algunos jefes.

---"La de la montaña ----responde el Libertador sin vacilación ---- no existe otra".

---"¡La de la montaña! ¿En plena época de lluvias y con las tropas desnudas?".

Bolívar mira a Páez y le dice: "¿Alguna observación general?"

Páez le mira y precisa: "Sí, una...."

"----Pues dígala".

"----Que eso que usted propone es como coger el cielo con las manos".

Hay un instante de tenso silencio. Luego el Libertador contundente:

"---- Pues cogeremos el cielo con las manos, general".

El 27 de mayo al amanecer el ejército Libertador emprende la marcha de Mantecal hacia Casanare y en los días siguientes prosigue su avance hacia las distantes montañas de la Nueva Granada. Llueve continuamente y los pies de los hombres se hunden en el pantano. En Tame encuentran a Santander con sus gentes y planean el ascenso a la cordillera. Marchan ahora en dirección al Páramo de Pisba, de reputación estremecedora. Si hasta este momento han sufrido las penalidades del mundo de las llanuras, en lo adelante van a enfrentar lo desconocido: la gigantesca elevación de los Andes con sus torbellinos de nubes heladas y tenebrosa.

Las mayores torturas se presentan al atravesar el Páramo de Pisba, a cuatro mil metros de altura. En la cumbre del páramo la noche es horrible a causa del granizo y los vientos helados que aúllan como lobos. Y en esos momentos, precisamente, ocurre en el campamento un suceso simbólico: una mujer que acompaña al ejército pare un hijo en el fondo de una caverna. Y Bolívar al enterarse de ello, viene a conocer al recién nacido. Con un ademán sencillo rasga su capa y da la mitad de ella a la parturienta.

Necesariamente el factor decisivo del triunfo, en esta campaña es el de la sorpresa. Los españoles no acertarán a explicarse cómo han podido llegar hasta allí los hombrecitos de las llanuras. Aquel puñado de fantasmas los mueve el conjuro de su palabra. Descansados, darán las batallas de fondo: la de Tópaga que libra de realistas el camino hacia Tunja; la del Pantano de Vargas, donde Rondón e Infante destrozan las mejores infanterías del enemigo, y la de Boyacá que es la que sella en definitiva la independencia de la Nueva Granada y abre al Libertador, por segunda vez, el camino de Santa Fe. En esta batalla, librada el 7 de agosto de 1819, es capturado el jefe realista Barreiro y los españoles, lleno de pánico, huyen a todas partes perseguidos por los republicanos. Las nuevas provincias neogranadinas de Santa Fe, Tunja, El Socorro, Pamplona, Neiva, Mariquita, Antioquia, El Chocó y la mayor parte de Popayán, quedan libres de un dominio extranjero que ha durado más de tres siglos.

Dos años después, exactamente el 24 de junio de 1821, se da la Batalla de Carabobo que fue la acción más importante para la independencia de Venezuela. A pesar de que la guerra proseguiría hasta 1823. El poder de los españoles en Venezuela estaba liquidado y esto le permitió a Bolívar iniciar las "Campañas del Sur".

En el propio terreno de la Batalla de Carabobo, Bolívar se acerca a Páez y le dice: "General, a nombre del Congreso de Colombia, en premio de vuestro valor y de vuestro amor a la patria, os ofrezco el grado de general en jefe". Hubiese podido decirle también: "Vea usted, general, cómo es posible coger el cielo con las manos".

El 28 de junio, vuelve Bolívar a entrar triunfante en Caracas. Su presencia produce delirante entusiasmo. El pueblo le abraza y le llama Padre de la Patria.

El Libertador al atravesar las heladas montañas de Colombia, se cumple lo que dijo sobre las ruinas del terremoto de 1812..."Si la naturaleza se opone a nuestros designios lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca".

La naturaleza no le obedeció pero la venció en esas montañas.

Fuente: Bolívar, El Caraqueño. Autor Ramón Díaz Sánchez.



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