¿Qué pasó con el Metro de Caracas del año 81?

En un país tan lleno de riquezas como lo es Venezuela, donde un proyecto de tecnologías y avances se le vendió al pueblo a través de un nuevo sistema de transporte en el año 81, que ayudaría a una población a mejorar su calidad de vida, para 2018 solo tenemos un Metro de Caracas lleno de basura, desperdicios, buhoneros, indigencia, sin menospreciar aquellas largas y sucias escaleras que hay que subir y bajar para abordar vagones sin aires acondicionados. ¿Y qué pasa con la seguridad interna y externa, con los torniquetes libres? Eso no es un regalo de Estado al pueblo, el no cobrar el servicio, a eso se le llama desidia, abandono y falta de amor a la Patria.

La ética y la mística de trabajo en el Metro de Caracas fue un factor de primera línea en los años 80. La abnegación y la disciplina eran fundamentales para cada uno de sus trabajadores (as). En las distintas áreas como eran operaciones y Metrobús la prioridad era seguridad, confort y atención al público, estaciones impecables, equipos en pleno funcionamiento; usuarios y personal respetuoso a las normas. Coexistía dentro de las instalaciones un movimiento sindical controlado por los propios trabajadores, allí confluían diferentes corrientes del pensamiento de izquierda revolucionaria que para la época la turbulencia política de la 4ta República en decadencia hacía el llamado histórico para la participación en los futuros cambios que se avecinaban.

Ocurre el Caracazo, la Insurrección Cívico-Militar del 92 con Hugo Chávez Frías a la cabeza y el Movimiento Sindical Asutmetro se hizo parte del pueblo en ese momento histórico. Así se dieron a conocer figuras sindicales como Oscar Aparicio, presidente; Reinaldo García, Secretario General y a Nicolás Maduro Moros, Secretario de Organización, hombres de lucha izquierdista y fieles combatientes.

Pasaron los años y nos preguntamos qué pasó con el Metro de Caracas del 81 y la lucha sindical por las mejoras, qué pasó si tenemos un Presidente obrero y se olvidó de su gente, y colocó a personajes que nada tenían que ver con los procedimientos y conocimientos básicos que deben tenerse para operar este sistema ferroviario.

Hoy observamos con indignación como se violan los derechos laborales y se persiguen a los trabajadores y a las trabajadoras. La corrupción galopante, la negligencia, la incapacidad, la impericia y el abandono es el día a día del que fue ejemplo del país de manera nacional e internacional. Hoy nos arropa el mugre mental, que es el peor pues a quien no le duele el país no puede ostentar a altos cargos y menos el que conduce a diario a centenares de familias a sus hogares, trabajos y centros de estudios.

Más de 2 millones de personas utilizan estas estaciones y rutas de Metrobús y cada una de ellas puede contar tristemente las anécdotas nefastas del sobrevivir a la delincuencia, al empujón y a la recostadera que es lo más sencillo que puede pasar. No hay seguridad ni adentro de los vagones ni por fuera, los usuarios y usuarias entran con perros; otros toman licor con su bolsa de hielo entre los pies, botella en mano y salud! Qué deprimente hermano Maduro que ya usted no se monte en el Metro, mala suerte de azar que ninguno del Estado que tiene cargo se moleste en ver que pasé dentro del lugar donde todos sabemos que fue una de sus cunas dentro del Socialismo. Como compañero de lucha solo se puede clamar justicia social para nuestro pueblo y la familia Metro de Caracas.

Sin perder la profundidad histórica de nuestros principios, entendemos que, las condiciones de vida en Venezuela y el mundo han cambiado. Lo que no debemos ni podemos perder es el impulso y la decisión por encabezar las grandes causas de la justicia social pendiente. El Metro de Caracas debe volver a sus principios, restablecerse en sus inicios avanzar hacia un cambio positivo donde la lucha sindical apunte hacia la generación de fuente de trabajo, a la ética, a la disciplina y hacia una calidad y excelencia en el servicio. Les invito a que se recorran el Metro para que vean una triste realidad a los funcionarios de alto cargos que andan en sus camionetones y sin fin de escoltas a que hagan ese ejercicio físico y mental de sobrevivencia en el Metro e indaguen el por qué de tantas renuncias y abusos contra los trabajadores .Es hora de reflexionar y corregir el rumbo y hacer revolución dentro de la Revolución.



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Reinaldo García Bravo

Presidente de CVG Ferrocasa

 ggonzalez@eldiariodeguayana.com.ve

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