Más que ricos

Esta economía, dominada por la Jungla de los listos, es capaz de permitir que mueran de hambre setenta mil personas al día, de las cuales cuarenta y cinco mil son niños; que mil millones de seres humanos sean casi analfabetos, que doscientos cincuenta millones de niños de entre cinco y catorce años sean explotados en trabajo terribles… Paralelamente; cien personas reúnen una fortuna de 25 billones de dólares, según la lista que publica anualmente la revista Forbes.

La fortuna de estos cien “desamparados de la vida” supera el Producto Interior Bruto de 182 países de las 195 de la tierra. Sólo Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Rusia, Brasil, Reino Unido y Francia superan en presupuesto a estos cien millonarios.
En el ser humano coexisten el egoísmo y la solidaridad. Hay personas en las que impera el egoísmo por encima de cualquier otra cosa, y hay otras en las que la solidaridad llega a extremos extraordinarios.

El término corrupción se asocia a la desviación del ejercicio correcto de la gestión de los intereses del pueblo y dicha desviación. Los dirigentes encargados(as) de gestionar los asuntos públicos, tanto si son funcionarios(as) (Jueces, policías, inspectores de Hacienda, etc.) como si son cargos electos (presidentes, ministros, directores y gerentes; alcaldes, concejales, diputados, gobernadores), cuando se corrompen, traicionan el deber de lealtad para con los intereses de la Patria y del pueblo, abusando de las facultades unidas a su cargo, para enriquecerse o hacer que otros se enriquezca.

Al entrar a la presidencia de la República de Venezuela, el Comandante Chávez, se produjo un espectacular desarrollo económico en nuestro país. Para propiciar ese desarrollo resultaba imprescindible una multitud de decisiones de los poderes públicos con una gran trascendencia económica. Se construyeron carreteras, ferrocarriles, Misión vivienda, Misión alimentación y multitud de infraesturas; se concedieron frecuencias de televisión y radio; las Prestaciones sanitarias se universalizaron; se levantaron y mejoraron Hospitales y Centros de salud; cuadricularon las pensiones de las personas de tercera edad; se triplicaron o cuadricularon los centros docentes y las universidades públicas; se privatizaron las compañías de servicios CANTV, PDVSA, y las empresas de la Electricidad, etc.

Como es obvio, cualquiera de esas decisiones conllevaba una trascendencia económica descomunal para los beneficiarios, por lo que es fácil suponer que, con ese caldo de cultivo, apareciesen prácticas corruptas. Por esa preponderancia del egoísmo innata en los “rojo-rojitos”, la corrupción ha existido y existirá siempre en todos los estamentos sociales, desde los rojo-rojitos, los bachacos, los gorgotos, y hasta la policía.

Los venezolanos tenemos la sensación que quienes soportan los ingresos del Estado son las clases medias y populares, las pequeñas y medianas empresas, mientras que los corruptos ricos y las grandes empresas, o pagan poco o no pagan nada. Y estamos en lo cierto.
—“Hay una carta de Sinesio de Cirene, famoso filósofo del año 390, a su hermano, en la que narra una anécdota ocurrida en una ciudad de Lidia, en la actual Turquía. El protagonista era un político que había sido multado con quince libras de oro por corrupción cuando era gobernador de Lidia. Acudió al fisco para pagar la multa con dos bolsas, una con monedas de oro y otra con monedas de bronce. El Montoro de la época contó y peso las monedas de oro, pero, al entregarlas, el gobernador, con gran habilidad, logró sustituir la bolsa con el oro por la de las monedas de bronce. ¿Cuál fue la reacción del pueblo cuando se divulgó la noticia? En lugar de criticarle o indignarse, dice Sinesio que ninguno de los súbditos se enfadó por el daño causado a las arcas del Estado. Es más, adquirió tanta popularidad que fue aclamado mientras paseaba por las calles y plazas como un benefactor.

Han pasado mil seiscientos años de este episodio, pero la conducta humana ha cambiado poco o nada. Es frecuente ver a alcaldes y concejales, ministros, diputados, imputados por corrupción, salir de las cárceles y las comisarías aplaudidos por el respetable. Muchos son votados sucesivamente 



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Manuel Taibo


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