La viveza criolla debe morir si queremos sobrevivir

Antes de dormir anoche tomé un fuerte té de toronjil.

Desde muy joven aprendí a tener sueños lucidos, es decir, sueños donde uno está consciente de lo que sueña, y puede decidir qué hacer, cómo reaccionar, donde ir, y qué decir. En mi mundo de sueños he construido una vida paralela donde retorno a menudo a sitios anteriores, voy de pesca, vuelo, y visito a ciertas personas de sueños anteriores para discutir o conversar, y muchas veces ellos comparten sus conocimientos, como por ejemplo sobre la música, la matemática, y la tecnología.

De allí han surgido muchas de mis canciones, invenciones, y algunos conceptos matemáticos que todavía no he podido descifrar (por ejemplo, la teoría de la existencia).

De todas maneras, hay gente que dice que el toronjil, antes de dormir, aumenta la posibilidad de tener sueños lucidos, y creo que así fue anoche. Me desperté esta mañana en medio de una conversación entre un padre venezolano, Guardia Nacional, y su hijo, y fue algo así:

- Hijo, ¿qué quisieras ser cuando crezcas?

- Bueno, papá, quiero ser rico como Capriles Radonski y esa gente.

- Pero, ¿por qué, hijo?

- Porque no me gusta trabajar, no quiero trabajar.

- Pero hijo, no somos de esa clase de gente, no podemos ser tan ricos como ellos.

- Bueno, papá, tu sabes, aunque no sea tan rico, pero no quiero trabajar.

- Habla con tu tío entonces, el policía, y el te mostrará cómo hacerlo.

- Mi tío, ¿ese que tiene la casa grande en Catia, y los tres apartamentos en la playa? Ya he hablado con él, pero no me gusta la idea porque ese grupito son un paquete de malandros comunes y corrientes que andan atracando a la gente en vez de ayudarlos. Roban a viejitos y viejitas, roban carros, tú sabes. Son ratas, y no quiero que la gente me diga rata.

- Entonces habla con tu tía que trabaja en el ministerio.

- También he hablado con ella pero hay que levantarse temprano por lo menos una vez la semana para ir a trabajar de verdad, sino los jefes se encuentran en peligro de ser descubiertos por sus estafas y sobornos, tu sabes, hay demasiada gente robando para demasiada poca plata, y hay que ser un verdadero hipócrita, y yo no soy así. No quiero que me digan hipócrita.

- Pero no todos son así.

- Eso es lo que ella me dijo, que son como la mitad, pero me dijo que si uno no hace lo que ella hace, vivirá como un pobrecito, y los otros se burlarán de ti, te dirán pendejo, y tú sabes, no me gusta que se burlen de mí. No quiero que me digan pendejo.

- Bueno, habla con tu primo el narcotraficante, él se gana fortunas.

- Ya hablé con él y me llevó a ver sus amigos, pero todos andan siempre armados y se matan entre ellos, y no me gusta la sangre. Tampoco quiero morir joven.

- Y entonces, ¿Cómo crees que vas a ponerte rico trabajando el mínimo, con un mínimo de riesgo personal? ¿Será que estas pensando formar parte de la pandilla del sector para robar casas y ranchos de noche?

- No papá, no, creo que voy a seguir tus pasos, voy a ser Guardia Nacional.

- Muy bien hijo, así hay menos peligro y podrás robar tranquilo. Es más te darán seguro medico, casa y carro a buen precio, y una buena jubilación que podrás disfrutar con tus novias en tus casas de playa. Muy bien, hijo mío.

Aunque esto fue un sueño, y lucido, porque parecía ser tan real, es una situación, o mejor dicho, es una actitud bastante común dentro de la sociedad venezolana.

Muchas veces me siento a pensar ¿por qué? esto ocurre.

Me recuerdo en los años 1970, durante la primera presidencia de CAP, mucha gente pensaba así, y la policía y la Guardia Nacional era súper corrupta, me atracaron 5 veces en 2 años, y muchos funcionarios públicos eran flojos y había que pagarles sobornos y “propinas” para que hagan su trabajo.

Eran muy corruptos.

Hoy es algo parecido, excepto que creo que hoy la gente está más dispuesta a condenar y denunciar estos actos que antes.

Es más, hoy la delincuencia, el robo, etc., me parece ser mucho más fuerte a niveles superiores de la sociedad “civil” que antes, es decir, existen más malandros dentro de las clases comerciales que antes, por ejemplo con el asunto del dólar preferencial, y con el negocio del dólar paralelo controlado por mafias venezolanas desde EEUU y Colombia, y con el contrabando de comida y medicinas hacia otros países, y con el contrabando de combustible dirigido por mafias empresariales y directores institucionales extremadamente corruptos a un nivel jamás visto publicamente, creo, en la historia de Venezuela.

De todas maneras, para alguien como yo, quien ha vivido y trabajado en muchos países, este fenómeno puede parecerse mucho a lo que ocurre en Egipto e India por ejemplo --- países súper colonizados y burocratizados por extranjeros invasores --- donde tradicionalmente la “viveza criolla” forma parte del sistema social de “sobrevivencia” individual, contra un sistema social colonialista, establecido por extranjeros invasores ladrones hace generaciones atrás. Es decir, existen algunos países donde la población Indígena nunca se “acomodó” al sistema extranjero de explotación y control sobre la población originaria.

En los tiempos de invasión y colonización --- y todavía estamos en esto, pero con uns diferencia marcada (ver el final del articulo) --- los invasores que montaron el sistema económico, social, y burocrático para mantener el control sobre la población Indígena, andaban armados hasta los dientes, tomaban las tierras y las mujeres que querían, sin ningún permiso, y esclavizaban a la población ya que ellos NO TRABAJABAN, y no iban a trabajar por ser por naturaleza unos flojos parásitos.

Empleaban a Indígenas codiciosos para ser sus funcionarios públicos para “mantener el orden” y recolectar impuestos (es decir, robarle al Pueblo), y se encerraban tras grandes rejas y paredes en sus mansiones, haciendas, y casas de playa, siempre con guardaespaldas, bebiendo whisky importado, usando drogas locales que no existían en Europa, comiendo delicias importadas, y haciendo orgias con sus amantes Indígenas.

Era la vida de flojos parásitos delincuentes que algunos Indígenas empezaron a querer imitar.

Es más, los invasores utilizaron a la iglesia para “domar” o “domesticar” a los Indígenas más dóciles, más buenos y humanistas, para que se queden quietos, para que se queden callados y no vean ni digan nada para que sus nuevos amos y sus lacayos locales puedan seguir enriqueciéndose y robando a espalda del Pueblo.

Esa es la verdadera realidad.

Entonces, ¿Qué ocurrió?

Bueno, a lo largo, el Pueblo en general tenía solamente 3 opciones prácticas, 1) quedarse callado y no decir o hacer nada contra los delincuentes, 2) integrarse a las bandas delincuentes, o 3) morir asesinados por hablar o actuar en contra.

No quiero extenderme, entonces dejaré esto así, pero para de alguna manera concluir el argumento, o la observación, creo que lo que ocurre es que hasta hoy en día esa mentalidad colonialista (o colonizada) existe, pasa de madre a hija y de padre a hijo, de abuelo a nieto, y es por esa razón, creo yo, que es tan difícil combatir la delincuencia y la corrupción (delincuencia organizada e institucional avanzada) en nuestro querido país.

Creo que los que votamos por Chávez y por la Revolución somos aquellos y aquellas que queremos hablar y actuar en contra de la delincuencia, la cual es practicada en nuestro país a un nivel de aproximadamente el 50% de la población en todos sus niveles (mi estimación), mientras nosotros, los honestos, trabajadores, productores, amantes de la verdad y de la vida humanista, de la convivencia sana y de la paz, seguimos nuestro camino de Revolución con la esperanza de que en algún momento en nuestra historia de un país subyugado por ladrones extranjeros, podamos sobrepasar esta nefasta mentalidad colonialista que está profundamente arraigada en nuestras sociedad.

Nunca se debe apoyar u obviar la delincuencia, pero tampoco se debe imitar al ladrón delincuente y corrupto para sobrevivir, digo yo. Eso no es ser inteligente, es ser estúpido y cobarde, flojo y parasitario.

Y eso es la “viveza criolla.”

Posiblemente que en los primeros siglos de la invasión y colonización la costumbre de imitar al amo cobarde, flojo, y parasitario era más “racional,” pero hoy en día existe una diferencia marcada:

Nuestra Venezuela está compuesta generalmente, aparte de unas pocas familias de ricachones descendientes de los colonizadores, de victimas de siglos de abusos y explotación extranjera, de robos y atracos a diario por parte de los parásitos “vivos.”

No existe hoy razón para atracarnos los unos a los otros.

La viveza criolla debe morir si queremos sobrevivir.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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