El testamento de Judas Guarimba


Yo, Judas Guarimba Izcariote, mejor conocido en los altos fondos del este de Caracas como Kid Fosforito y Nerón, en pleno uso de mis privilegios en gobernaciones y alcaldías sometidas por representantes de la alianza opositora, manifiesto públicamente que nombro usufructuarios de todo mi patrimonio material, físico y mental a las personas y empresas que menciono a continuación.
Asigno mis desaciertos a quienes estimaban que con la quema de basura en plazas, calles y avenidas lograrían derrocar al presidente Hugo Chávez. Adjudico mis cauchos incendiarios a los generales Manuel Rosendo y Raúl Salazar. Todos los litros de gasolina que me sobraron de la guarimba se los dono a la tripulación del buque Negra Matea. Mis bombas molotov se las dejo a la explosiva bomba de Puerto Rico, Iris Chacón.

Concedo los maderos de los árboles carbonizados a los troncos de rolos de vivos que sobran en el país. Otorgo mis patadas y calenteras guarimberas a Carlos Melo "Somos todos". Entrego mis cajas de fósforos a Lila Morillo para que continúe cantando la melodía "fuego lento, fuego de amor encendido...". Doy la colección de Condorito a los estudiantes de derecho que quemaron obras de los magistrados ante la sede del TSJ.

Aporto mis treinta monedas de la traición a las finanzas de las organizaciones civiles venezolanas que han recibido aportes del Departamento de Estado de EE UU y el National Endowment for Democracy (NED). Entrego el acto bíblico de la multiplicación de los panes a la empresa privada Súmate C.A.

Confiero la expresión "ni un paso atrás" a los que, a la hora de las chiquitas, no van de frente ni dan la cara. Dono mi dentadura a los ex trabajadores petroleros que hoy muerden con furia la almohada del abandono de la alianza opositora.

Obsequio los palos de la cañita de Ricardo Koesling a la oposición que anda dando palos de ciego y no pega una. Entrego mis manos a Carlos Ortega, para que no se le escape ni un paro más.

Adjudico mi frustrado protagonismo político mediático a Antonio Ledezma y Andrés Velásquez. Dejo mi cédula de identidad y mi cadáver insepulto a los forjadores de las planillas planas, quienes se apropiaron de mi rúbrica durante el Firmazo y Reafirmazo.

En medio de la basura y la humareda del este de Caracas, declaro que no tengo más propiedad que adjudicar y certifico la autenticidad de este testamento. Firma: Judas Guarimba. Asevero que esta dote es genuina, refrenda: Barrabás. Me lavo las manos sobre todo lo aquí donado, suscribe: Poncio Pilatos. Firmas en depósito: Alí Babá y los 40 ladrones.










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Vidal Chávez López /Publicado en Panorama Digital


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