Reflexiones desde la izquierda

Elecciones regionales 2008

Venezuela demostró a la región y al mundo tener una democracia fortalecida y vibrante en el pasado proceso comicial del 23N, en el que se registró la mayor participación popular en unas elecciones regionales con 65,45%. Además en esta jornada histórica se evidenció la sabiduría de un pueblo que indudablemente ha madurado políticamente en estos primeros 10 años de revolución.

Este proceso electoral en el que estaban en disputa las 23 gobernaciones del país debe ser analizado por la dirigencia y los cuadros del PSUV con mucho detalle y autocrítica, para que se defina una línea política de acción que conlleve a cambiar la correlación de fuerza en los espacios donde los candidatos no fueron aceptados por el pueblo.

Nos resulta poco serio transferirle la culpa al pueblo por la victoria de la oposición en algunas alcaldías y gobernaciones, en última instancia, quienes tendríamos la culpa seríamos nosotros, porque no supimos generar las condiciones necesarias para que nuestros candidatos fueran respaldados.

En los 10 años de revolución que llevamos -y los que faltan- el pueblo ha concientizado su papel de clase social explotada, ha madurado políticamente y en algunos casos más avanzados, donde las luchas populares han trascendido las simples reivindicaciones y los colectivos obreros se han organizado y movilizado para conquistar importantísimos espacios como el Matadero de Ospino, Sidor, Empresa Socialista de Lácteos de Machiques, Inveval, etc. Sin embargo, aún desde el Estado burgués se cae en una contradicción en la que se estimulan las experiencias autogestionarias pero se les ponen trabas que impiden su desarrollo y por ende la transición hacia el socialismo. Es necesario abolir las decadentes y enmohecidas estructuras burguesas para superar esta problemática.

Existen experiencias concretas que prueban el surgimiento del poder popular a través del funcionamiento de los consejos comunales, como herramienta de lucha para la transformación de las necesidades materiales inherentes a su localidad. No obstante, es necesario que los trabajadores y trabajadoras mediante el partido asuman un rol más protagónico en la revolución, pues los consejos comunales, por sí solos, son insuficientes para ponerse al frente de las masas y movilizarlas.

Ya no sólo basta con que nuestro comandante Chávez le levante la mano a un candidato, como ocurría en años anteriores, ahora el candidato debe estar en consonancia con el proyecto socialista, debe ser aceptado por el pueblo.

El Partido de la revolución

Como bien lo señaló Marx, el desarrollo de la historia se encuentra motorizado por la lucha de clases, dado las posiciones antagónicas de éstas, entendiendo por clases sociales grupos de personas que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en el sistema de producción históricamente determinado, con una organización social del trabajo específica, y por la riqueza social que perciben.

Las crisis económicas, alimentarias, ecológicas, la lucha de los oprimidos, representan una condición necesaria pero insuficiente para abolir el sistema capitalista. La clase históricamente oprimida bajo la dictadura del capital, debe tener conciencia de lo que desea abolir -el capitalismo- y de lo que anhela construir el  socialismo- es por ello que se requiere un partido, en el que los movimientos sociales de base con las trabajadoras y trabajadores a la cabeza, guiados por una ideología revolucionaria y acompañados de un programa de lucha, haga fenecer para siempre la explotación del hombre por el hombre. No olvidemos que son los obreros y obreras quienes cargan en sus hombros todo el peso de la estructura económica del país y del mundo.

El partido tiene la misión histórica de construir la subjetividad revolucionaria a través de la formación de cuadros encargados de organizar y direccionar constantemente a las masas. Es por ello que Lenin nos decía que sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario.

Aunque debemos reconocer que para el poco tiempo que tiene funcionando el PSUV como estructura política, fue un grandioso debut 6 millones 171 mil 382 votos y una victoria de 17 gobernaciones, en las que el partido tiene la responsabilidad de supervisar constantemente el plan de gobierno que ejecutarán los cuadros para la profundización y la construcción del socialismo en el país.

En estos momentos nos encontramos construyendo un gran partido de masas que formará a sus cuadros políticos para generar la vanguardia en la lucha contra el imperialismo y la burguesía, en este proceso que iniciamos hace 10 años con el liderazgo de nuestro comandante Chávez para la liberación nacional en transición al socialismo.

No podemos pretender que de la noche a la mañana tendremos una estructura marxista-leninista que funcione al 100%. Sólo con trabajo, dedicación y la activa participación de los trabajadores y trabajadoras lograremos construir una maquinaria que con el indiscutible liderazgo de nuestro comandante Chávez se encargue de dilapidar la barbarie del sistema capitalista. Como dijo Alan Woods en un acto en el interior del país el 30 de junio: “FUERA DEL PSUV NO HAY NADA”

¿Ha perdido liderazgo el comandante Chávez?

El análisis del proceso electoral debe estar enmarcado dentro del campo de la dialéctica, en el cual todo está fluyendo, todo está en constante movimiento. Los importantísimos espacios que se pierden (Miranda, Carabobo, Zulia, Táchira, Nueva Esparta, La Alcaldía Mayor) responden a diversos factores concretos inherentes a realidad de cada espacio del territorio nacional. Sin embargo, reflexionando sobre las múltiples causas, podemos resaltar la incapacidad de las fuerzas revolucionarias en satisfacer las necesidades materiales de la población, el papel de los medios de comunicación como constructores de un sistema de interpretación que enajena a las masas y la mala postulación de nuestros cuadros fueron factores claves que incidieron en una correlación de fuerzas favorables a la derecha.

Partiendo del hecho concreto que aún nos encontramos jugando reglas que se rigen y están pensadas bajo los intereses del capital -la democracia burguesa-, a pesar de todas los errores cometidos por nuestro partido, es indiscutible el liderazgo de nuestro comandante a lo largo del territorio nacional, lo cual se refleja cuantitativamente por las 326 alcaldías del país, de las cuales el PSUV obtuvo 263, la oposición 48, otros partidos oficialistas 14 y un partido independiente que logró vencer en una alcaldía.

En relación al proceso electoral de 2004 nuestras fuerzas ganaron 226 alcaldías y la oposición 70. Obtuvimos 20 gobernaciones, de las cuales 6 en el transcurso de la revolución se declararon contrarias al gobierno revolucionario (Aragua, Carabobo, Guárico, Trujillo, Sucre y Yaracuy), y la oposición ganó 2 (Zulia y Nueva Esparta). Siendo así que de las 23 gobernaciones 8 estaban alineadas con la derecha.1

En estas elecciones recuperamos Aragua, Guárico, Trujillo, Sucre y Yaracuy donde la correlación de fuerzas cambió a favor de la revolución nuevamente.

En líneas generales hay una gran cantidad de seguidores comprometidos con la revolución, lo que evidencia la aceptación del comandante Chávez y su proyecto de transitar hacia el socialismo.

Es tarea ineludible del partido aglutinar, disciplinar y movilizar a esa masa de seguidores en función de la ideología revolucionaria que nos permita abolir el régimen capitalista.

Tampoco podemos perder de vista que nuevamente la derecha fascista ha obtenido victorias estratégicas que indudablemente la posicionan para la acumulación de fuerzas que les permitan hacerse del poder. Es sumamente ingenuo pensar que los golpistas de Capriles Radonski y Antonio Ledezma se van a comportar en función de los intereses de clase del proletariado y de la revolución. Si bien es cierto como dijo Marx alguna vez: que a la revolución le hace falta el látigo de la contrarrevolución para avanzar, dentro de lo que cabe esta va a ser una nueva experiencia que desarrollará las contradicciones necesarias que se reflejarán en niveles más avanzados en la conciencia de clase en los sectores populares, que los movilizará en función de la defensa de los logros adquiridos y a la necesaria profundización permanente de esta revolución.

La descomposición del Estado Burgués

Una de las lecciones que debemos analizar de este proceso electoral es que el pueblo continúa percibiendo un Estado que sigue repitiendo los vicios de la IV República, lo que evidencia una progresiva descomposición institucional que es intrínseca al capitalismo, a la lógica burguesa, expresada en calles en pésimo estado (siendo un país con una altísima producción de petróleo), espacios públicos tomados por la basura y los indigentes, sistemas de transporte público en terribles condiciones, en fin un conjunto de necesidades vitales para la vida humana en condiciones dignas para el pleno desarrollo de la mujer y el hombre nuevo.

En este contexto, nos resulta imprescindible para la continuidad y profundización del proceso revolucionario replantearse el papel del Estado en la transición al socialismo, siendo así de vital importancia retomar la obra clásica de Lenin: El Estado y la Revolución.

El proceso revolucionario demanda una depuración de nuestros cuadros en las instituciones, ya que una gran cantidad de estos, aparte de ser absorbidos y pulverizados por la terrible lógica de la burocracia inherente al Estado burgués, no son nuestros mejores candidatos para asumir determinados liderazgos en la revolución. Una vez más insistimos que ésta es una tarea del partido, no puede existir una anarquía en la postulación de nuestros mejores cuadros a los distintos puestos estratégicos de la revolución. Necesariamente estos deben ser evaluados y supervisados por el partido de la revolución.

La derecha está avanzando en sus planes golpistas proimperialistas, sólo una masa consiente, disciplinada y movilizada podrá impedir que las fuerzas de la contrarrevolución continúen llevando a cabo planes para terminar con este proceso de cambio que vive el país.

Perspectivas Económicas

Hoy en día, el pensamiento económico neoliberal, esgrimido y defendido por los economistas burgueses confronta –de nuevo- una severa crisis, ocasionada por la violenta caída de la Bolsa de Valores de “Wall Street”. Situación en la cual se observa la incapacidad de comprender el fenómeno y por ende, es imposible generar una serie de políticas económicas que permitan restablecer el orden a la actividad económica mundial.

Esta crisis parece ser más compleja y profunda que todas las anteriores, pues se desarrolla en paralelo con agudos problemas ecológicos, alimentarios, energéticos y las políticas belicistas de los grandes imperios, todo ello circunscrito a un estancamiento en el pensamiento económico moderno. Estos problemas globales son resultado de un determinado nivel de desarrollo de la sociedad capitalista.

Sin embargo, creemos que el gran capital podrá salir de esta grave situación, el dilema se encuentra en que éstas secuelas del sistema perjudican aún más a los pobres y a las clases medias, el desenlace implicará, como de hecho ya está sucediendo en los Estados Unidos, la quiebra de pequeñas y grandes empresas que se traduce en un incremento de desempleados -ejercito industrial de reserva-, generando un escenario ideal para que el gran capital compre industrias, bonos, acciones, mano de obra, etc. a precio de gallina flaca y se esparza aún más en las distintas ramas de la actividad económica. En otras palabras, es una idílica oportunidad para la formación de los grandes monopolios u oligopolios que controlarán la actividad económica, proceso que se conoce como la concentración y la centralización del capital.

En este contexto, estos fenómenos inherentes al sistema capitalista se esparcirán y ya lo ha hecho, como una mortífera enfermedad por la economía mundial. Unos países más temprano que otros, dependiendo del nivel de desarrollo e interconexión con los mercados internacionales tenga la economía, cobrarán la mayor parte del botín. De tal modo, que Venezuela, al ser un país relativamente pequeño en tamaño y ubicado en la periferia no se encuentra exenta de verse afectada por esta crisis.

El panorama económico que depara el próximo año es un poco incierto, dadas las oscilaciones del precio del petróleo, que en estos momentos esta bordeando los 46,35 $ por barril, lo cual en un corto y mediano plazo creemos que no tendrá mayores inconvenientes sobre la economía venezolana, a causa del control cambiario y a los ingresos obtenidos por las exportaciones de crudo a altos precios, situación que nos ha proporcionado un superávit comercial que ha permitido mantener un nivel de reservas internacionales -al 27 de noviembre- en 39.782 millones de USD, de los cuales 828 millones corresponden al Fondo de Estabilización Macroeconómica, según el Ministerio del Poder Popular para las Finanzas.2

No obstante, no podemos dejar de indicar la incapacidad de la economía venezolana en generar los bienes y servicios que ésta consume, a pesar del creciente gasto público que ha impulsado la demanda de bienes y servicios de los agentes económicos a niveles nunca antes vistos. Pero no ha sido posible incrementar la capacidad productiva del aparato económico, lo cual se manifiesta en los crecientes y exagerados niveles de importación que se reflejan en las estadísticas del Banco Central de Venezuela3. Siendo un alto porcentaje de estos bienes importados dirigido al consumo de bienes superfluos (hummer últimos modelos, motos, camionetas rusticas, celulares de última generación, etc.), situación que amerita un análisis más profundo, en función de que teniendo un control de cambio, aunado a una bonanza petrolera -antes de la crisis Estadounidense- no justifica el crecimiento de las importaciones en esas proporciones. Cadivi debió actuar con más rigor y evitar estas situaciones.

Estas oscilaciones del precio por barril de petróleo abren la posibilidad de replantearse el presupuesto de la nación para 2009, en el cual se estipula un determinado nivel de gasto con un determinado nivel de ingresos en función de un precio del barril de petróleo en 60$. En otras palabras esta situación podría influir negativamente sobre el nivel de gasto público que el gobierno nacional viene ejecutando. Situación que asoma la posibilidad de una recesión económica para el país.

Las opciones que vemos en el tablero para poder mantener el nivel de ingreso fiscal y así poder compensar la caída de los precios del barril de petróleo, es la aplicación de impuestos directos sobre la renta o indirectos (IVA, transferencias financieras, aranceles aduaneros, etc.) y una tercera opción que no podemos descartar es una devaluación del tipo de cambio. Todas estas medidas implican altos costos sociales sobre la población más vulnerable.

Si bien es cierto que el precio del barril de petróleo se encuentra en estos momentos con una tendencia a la baja, sabemos que esa situación es coyuntural y que a la larga los precios se deberían estabilizar entre los 80 y 90 $ por barril según especialistas en la materia4.

Este escenario de precios bajos, aunado con una posible recesión económica mundial nos obliga a buscar caminos que nos conlleven a diversificar nuestra economía con una clara orientación socialista. En este orden de ideas consideramos oportuno el momento para iniciar una intensa discusión a nivel nacional sobre la nacionalización de la banca como una medida estratégica que nos permita profundizar la revolución bolivariana garantizando el capital necesario a invertir en el ineludible proceso de industrialización de la economía venezolana y así poder evitar las secuelas de una posible recesión económica mundial y a la postre nacional.


eliocz21@gmail.com


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