Ser chavista no es ser socialista

Mis queridos lectores, creo que la afirmación que está contenida en el título de este artículo resume quizás la principal enseñanza de la no aprobación de la propuesta de reforma.

Los siete millones que votaron por el Presidente Chávez en Diciembre del año pasado no lo hicieron por el socialismo, lo hicieron por él, por su carisma, porque ha sabido interpretar hasta ahora los sentimientos y anhelos del pueblo, votaron por las misiones, por barrio adentro, por mercal, etc. Pero de ahí, a que se haya entendido que tenían una profunda comprensión del socialismo y su deseo irrevocable de marchar en esa dirección hay mucha diferencia.

En primer lugar, hay que decir que hay un rechazo bastante generalizado a la palabra socialismo a secas, es evidente que mucha gente asimila el término a los regímenes socialistas de Europa del Este y a Cuba por supuesto. En términos generales, la gente no sabe mucho tampoco de esas experiencias pero tiene una noción de que han sido experiencias fallidas, países que vivieron o viven sin libertad y democracia, países en los cuales la población ha sufrido hambre y muchas otras privaciones. Quien no conoce o ha conocido algún cubano exiliado que cuenta unas historias de terror de lo que se sufre en la isla.

Creo que ha sido un error estratégico abrir la boca para decir que íbamos al socialismo, sin decirlo, es mucho lo que se puede hacer en ese sentido y sin tener que enfrentar el estigma de una palabra a la que mucha gente odia, teme o tiene algún tipo de suspicacia. Y creo que si vamos a usar la palabra socialismo, hagámoslo poniéndole un adjetivo, por ejemplo, socialismo democrático. También por supuesto, considero un error el tomar el slogan de Patria o Muerte y agregarle el socialismo. Ese slogan salió de un proceso histórico muy distinto al venezolano, surgió del fragor de los combates en la Sierra Maestra, es un grito de combate, pero de aquellos que se libran a balazos. En cambio, aquí el proceso revolucionario se ha transitado por la vía electoral, por lo que dicho slogan suena inapropiado y extraño al pueblo en general.

Creo que antes de estar acariciando la idea de lanzar nuevamente la iniciativa de reforma constitucional hay que detenerse a reflexionar sobre las razones que están detrás de la abstención de los chavistas a ir a las urnas a apoyar la reforma. Muchos se hacen la pregunta de ¿por qué no fueron a votar?, y tal vez sea más útil hacer la pregunta desde otra perspectiva. ¿Había razones suficientes para que la gente saliera entusiasmada a votar por el Sí?

En primer lugar, el pueblo no creo que vea una conexión directa entre su bienestar personal y contar con una bella constitución, que a fin de cuentas no es más que una promesa a futuro y una carta de buenas intenciones. ¿Para qué levantarme de la cama para hacer una cola y depositar un papelito para modificar un texto que no me va a traer un bienestar inmediato y que en lo que lleva de vigencia sigue siendo letra muerta en muchos aspectos?

Con reforma o sin reforma, yo veo que los precios, y sobre todo de los alimentos siguen subiendo y eso me empobrece aún más. Los módulos de barrio adentro ya no trabajan tan bien como antes, Mercal tampoco está tan bien surtido como antes, seguimos con los huecos en la calle (por cierto, el otro día, destrocé un neumático en uno de ellos). En fin las cosas no andan bien, a pesar, de que las cifras macroeconómicas digan otra cosa. En este sentido, nos estamos pareciendo a la cuarta república y a los neoliberales, pelando por encuestas macroeconómicas que nos dicen la maravilla de país en que vivimos, cuando nuestros sentidos nos dicen que hay una gran distancia entre esos numeritos en una hoja de papel y mi calidad de vida.

Y ahora último, se ha agregado el desabastecimiento, en este punto quiero señalar al lector que uno de los factores que más daño le hizo al gobierno de Allende fue el desabastecimiento, sin importar que se trate de un problema de acaparamiento malintencionado, de ineficiencia o de crisis mundial de alimentos, la rabia que me dará pasar horas en una cola para conseguir un litro de leche no se me quitará con un discurso acerca de los malvados planes del imperio.

Creo también que el momento para la presentación de la reforma fue inapropiado, la gente venía saliendo de una elección presidencial y veía en el 2007, un año para descansar de tanta batalla de Santa Inés, batallones, escuadrones, estrategia y táctica. Pero no fue así, al pueblo no se le dio respiro sino que se le metió de cabeza de nuevo en el fragor de una contienda política para decidir el rumbo definitivo de la revolución. Estoy convencido que el pueblo venezolano no es un pueblo que ame la política en el mismo grado que lo hace el Presidente, para quien es una pasión y su leit motiv en la vida.

Creo que la abstención del pueblo chapista tuvo algo que ver con ese cansancio y hastío de tanta batalla política, no salimos de una para entrar a otra, creo que el pueblo también quiso decir con su actitud - Basta Ya - déjenme descansar un momento. Siento que muchos no han entendido este mensaje cuando ya andan hablando de retomar la iniciativa de la propuesta y buscar firmas para presentarla el próximo año. Me parece irracional un planteamiento de este tipo cuando aún no se tienen claras las razones de la derrota, una derrota autoinfligida, no propiciada por la oposición. Tengo la impresión de que si se comienza el año planteándole al pueblo una nueva batalla por la reforma versión 2, la derrota puede ser esta vez de grandes proporciones.

Lo que el gobierno necesita en estos momentos es serenidad, racionalidad, caminar con pie de plomo, pensar primero y luego actuar, creo que también hay que moderar el lenguaje encendido, el cual me parece ya está siendo irritante no sólo a los adversarios sino también a esos chavistas que no fueron a votar el dos de Diciembre.

htorresn@gmail.com


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Hernán Torres


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