Faltó conciencia

Es verdad, se han cometido muchos errores. También es verdad que a la sombra de la revolución, ha engordado una nueva casta de oportunistas y corruptos. Tampoco se puede negar que persiste el burocratismo y la ineficiencia de un Estado paquidérmico, donde abunda la mediocridad y el parasitismo. Sin embargo, si sumamos todas esas fallas que venimos arrastrando -cual pesada rémora- desde hace rato, no cabe la menor duda de que la propuesta de reforma en su conjunto constituía en si misma una vía más expedita, para resolver todos esos males internos y buena parte de otras amenazas, cuyo origen es externo. Por ello, a la luz de los resultados electorales del pasado 02 de diciembre, queda más que claro que la derrota fue producto de una total y absoluta falta de conciencia política. No hay otra explicación lógica. Es verdad que la gran mayoría de los medios privados hicieron el papel que siempre han hecho: manipularon, tergiversaron y crearon confusión con matrices mentirosas. Es igualmente cierto que han decaído en sus niveles primarios, misiones emblemáticas como “Barrio Adentro”. También, debemos admitir que –independientemente de sus causas reales- las fallas de abastecimiento de varios alimentos de la dieta básica han causado malestar en un sector importante del llamado chavismo duro. No obstante, insistimos otra vez, convenía mucho más la aprobación de la reforma en los términos propuestos, que la agria derrota cosechada, gracias a la apatía, la abstención-castigo o sencillamente la ignorancia. Esa falta de conciencia no es nueva y mucho menos exclusiva de nosotros los venezolanos, es un problema continental. Gracias a esa miopía para analizar nuestra realidad y nuestras perspectivas conjuntas, es que seguimos estancados en un divisionismo regionalista y absurdo, que traba la verdadera integración latinoamericana en los ámbitos militar, académico, financiero, artístico y social. Este pueblo es muy noble y ha madurado mucho, sin embargo todavía nos falta mejorar sustancialmente nuestros niveles de conciencia, mientras ello no ocurra es difícil que podamos hallar la senda del progreso colectivo y la dignidad incorruptible. Ahora se abre, sin dudas, una etapa de profunda reflexión, autocrítica y ajustes. También queda desmontado de una vez y para siempre el argumento acomodaticio, mezquino y ruin del fraude electoral. Corazón Rebelde y la Mente Despierta, la lucha sigue.


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Daniel Córdova


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