Lo que el Plan Tenaza no revelaba

A lo largo del ejercicio de mi deber como ciudadano –aunque ya no sea “legal”, sigue siendo “moral”– he observado que el sufragar se hace más fluido desde las doce del día hasta más o menos las dos de la tarde. Muy temprano por la mañana, se dificulta por los problemas de instalación de las mesas y adecuación de los miembros y electores a cada proceso particular.

Me sorprendí este domingo dos de diciembre cuando acudí a votar a las doce del día y me encontré con una cola “anormalmente larga” para la hora: deduje inmediatamente que mientras el oposicionismo estaba dispuesto a frenar a Chávez, sus partidarios no dejarían de proporcionarle el mismo impulso de oportunidades anteriores. Decidí dar una vuelta de “inspección” y regresé más tarde para votar. Luego me dirigí a tratar de probar si era cierto que la tinta no era indeleble, y para el momento de redactar este escrito aún no lo he logrado.

Me sorprendió “el final de fotografía” que no se correspondía con el respaldo que Chávez había recibido en anteriores consultas; ni con el llamado a no votar por parte de algunos sectores del ultra oposicionismo. Sólo cuando leí los titulares fallidos de algunos medios escritos de España que daban ganador a Chávez con el ocho por ciento de ventaja –en correspondencia con las últimas encuestas publicadas y las del día de la votación– fue que desperté del trasnocho provocado por la larga espera de los resultados, seguido de la celebración por parte de los partidarios del NO.

Como un relámpago que proporciona la luz necesaria para observar el camino que se transita, me di cuenta que los gringos utilizaron en el Plan Tenaza las mismas estrategias de la segunda guerra mundial; ahora aplicadas a “la tercera”, que sólo se trata de un combate frontal de ideas.

Cuando se iba producir la invasión a Europa, las fuerzas aliadas permitieron que los alemanes “rescataran” el cuerpo de un oficial ahogado “accidentalmente”que llevaba un mensaje ultra secreto: ¡El lugar exacto de la invasión! De igual manera “dejaron colar” el Plan Tenaza, para desviar la atención del verdadero objetivo electoral que era crear la sensación de que Chávez ganaba indefectiblemente.

El Presidente había dado la orden de que sus seguidores votaran muy temprano; pero el oposicionismo instruyó para que sufragaran después de mediodía. Las encuestas oficiales y extranjeras, realizadas normalmente en la mañana daban al SI como ganador, sembrando una confianza desmedida entre quienes apoyaban esta propuesta.

Cualquiera fuera el ganador, deberían generarse protestas callejeras: si ganaba el SI, el oposicionismo alegaría fraude y se lanzaría a ejecutar su plan de “la candelita gurimbera”; si ganaba el NO, los chavistas se sentirían “robados” y se enfrentarían con los partidarios del NO para defender esta revolución. Como siempre, Chávez los desconcertó con otra demostración de que el socialismo no tiene por que imponerse por la fuerza; al contrario de algunos que lo adversan, que están dispuestos a matar – ¡nunca a morir!”– por su particular concepto de “democracia”.


luiserangel@hotmail.com


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Luis E. Rangel M.


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