"Si nos pela el chingo, nos agarra el sin nariz". Este refrán era muy utilizado en el campo donde nací y lo traigo a colación porque, mientras la invasión intergaláctica gringa está de moda, la gente se muere en la puerta de los hospitales por no haber siquiera un tensiómetro. Al mismo tiempo, el euro paralelo nos está ahorcando. Es por eso que el refrán viene como anillo al dedo.
Con las denuncias que voy a hacer a continuación, no pretendo que nos olvidemos o hagamos caso omiso a las acciones que el Gobierno de los Estados Unidos pueda tomar contra nuestro país. Es de dominio público que el enemigo nos está respirando en el cuello y, por supuesto, nosotros los venezolanos debemos estar alerta. Conocemos de lo que es capaz este imperio que, usando excusas y mentiras, ha invadido a un sinfín de países. Algo que no podemos permitir, seamos de la tolda política que seamos, ya que se trata de nuestra patria madre. Sin embargo, la amenaza de una invasión no puede ser excusa para que el Gobierno nacional y los gobiernos regionales no atiendan los problemas internos que atraviesa nuestra población, como, por ejemplo, el sector de la salud.
Digo esto porque no es posible que sucedan este tipo de cosas. Días pasados, un compañero de trabajo fue a la medicatura porque se sentía mal y, para su sorpresa, no había un tensiómetro. Esto sucedió específicamente en el sector Boca de Aroa. Al día siguiente, fue al principal hospital de la zona, el Hospital Lino Arévalo de Tucacas, y tampoco había un tensiómetro. Nos preguntamos entonces: ¿dónde está la partida del Estado para el sector salud?
Pero lo que les voy a contar a continuación es aún más grave. Un compañero de la zona tiene un niño de aproximadamente seis años de edad con problemas de colon. Le mandaron a realizar una serie de exámenes especiales para que los médicos pudieran conocer a ciencia cierta la patología del niño. Lo más triste es que ninguno de estos estudios se los pueden hacer en hospitales públicos porque no existen los equipos necesarios para este tipo de exámenes. Los mismos estudios en clínicas privadas tienen un costo de mil trescientos dólares americanos. Uno se pregunta entonces: ¿dónde está la partida que el Gobierno le asigna al sector salud? ¿Qué pasó con el convenio China-Venezuela?
Pregunto por el convenio China-Venezuela porque creo que este incluye la dotación de equipos médicos de tecnología de punta. Si no es así, el Gobierno está en la obligación de adquirir esos equipos por otros medios. Además, esos equipos no pueden ser adquiridos solamente para dotar a los hospitales de las principales ciudades; también tienen que ser para los hospitales y ambulatorios de las provincias. De lo contrario, da lo mismo. Una persona que tenga que trasladarse de Falcón o de Ciudad Guayana a Caracas para hacerse exámenes especiales gastaría en viáticos el mismo dinero, o incluso más, que en una clínica privada. Esta es la triste realidad del sector salud.
Otro punto que quiero traer a colación en este artículo es el del euro paralelo. Me pregunto si será imposible frenarlo ahora. Fue peor el remedio que la enfermedad: eliminaron el dólar paralelo y ahora se engancharon con el euro. ¡Son bárbaros de verdad!
Le tengo al Gobierno una idea genial: la construcción de una cárcel única y exclusivamente para los corruptos del Estado y los especuladores. Como forman parte de la misma calaña, no se les metería con los presos comunes, ya que se correría el riesgo de que roben y especulen a los pobres presos de Tocuyito y las demás cárceles. Es mejor "encanarlos" (meterlos presos) a ellos juntos, para que se roben los unos a los otros, es decir, entre ellos mismos. Lo digo jocosamente porque, de verdad, esta especulación y esta corrupción no las para nadie. Todos los artículos de primera necesidad se fueron a las nubes y los salarios, al subsuelo.