Venezuela hoy podría simbolizar la resiliencia y la esperanza ante la crisis, reflejada en el espíritu de su gente, la defensa de sus grandes riquezas naturales y siempre la lucha por un futuro mejor. Se puede ver en Venezuela una constelación de valores que impulsan movimientos sociales por justicia y dignidad y que a pesar de las dificultades económicas, políticas y sociales, la población venezolana ha demostrado una admirable capacidad de resistencia, manteniendo vivo su espíritu de lucha y solidaridad y de sonreír.
La riqueza natural del país, que incluye vastas reservas de petróleo, carbón, gas, biodiversidad única y paisajes impresionantes, sigue siendo un testimonio de su potencial y recursos, sirviendo como fuente de orgullo y esperanza para su gente. Por su parte las comunidades y organizaciones venezolanas han trabajado arduamente para superar los obstáculos, promoviendo iniciativas de autosuficiencia, educación y desarrollo local, demostrando que la esperanza puede florecer incluso en tiempos difíciles.
La resistencia pacífica de Venezuela ante las ambiciones y ataques externos ha sido significativa en diversos momentos de su historia reciente ya que diferentes sectores de la sociedad venezolana han recurrido a como manifestaciones, movilizaciones, para expresar su rechazo a políticas, sanciones o intervenciones internacionales perjudiciales para el país. Además, la resistencia pacífica ha servido como una forma de mantener viva la identidad y la lucha social, promoviendo el diálogo y la participación ciudadana.
Además se puede destacar que el equipo de gobierno de Nicolás Maduro y del PSUV en Venezuela, representa la continuidad del proceso político que busca mantener la estabilidad y la soberanía del país. Su presencia personifica la resistencia y la perseverancia frente a las adversidades económicas y políticas, así como el compromiso con los ideales de la Revolución Bolivariana y como un símbolo de unión y lealtad entre quienes apoyan el proyecto político, promoviendo la cohesión en estos momentos de desafíos internos y externos.
La integridad de este equipo se debe a la lealtad con las políticas diseñadas por Hugo Chávez, su vinculación con los sectores populares, articulación y unidad con diversos actores del sistema politico venezolano, con su Fuerza Armada, búsqueda constante de participación popular protagónica. Todo lo cual genera un espíritu de confianza en la población, que a pesar de fallas o errores, sabe que no está siendo engañada por sus dirigentes. Eso preserva la unidad nacional política e institucional. Venezuela no tiene dos discursos uno para la calle y otro para las elites.
Venezuela al igual que el resto de América del Sur, Central y el Caribe, resiste formas de agresión y dominación hegemónica impulsadas por Estados Unidos, que insiste en presentar a nuestro país como un régimen autoritario en crisis humanitaria y económica. Este cuento suele intensificarse cuando los candidatos de la derecha pierden los procesos electorales. Y estos candidatos fracasados están asesorando al Gobierno de Trump plenamente, lo cual le augura fiascos y ruinas políticas inevitables. Así aun cuando ellos están plenamente identificados por fotos y videos por su asociación con el narcotráfico colombiano acusan a Venezuela de ser parte del narcotráfico. Espero que Trump no caiga en esa maniobra de los fracasados.
A diferencia de otros países de la región, donde se han protagonizado manifestaciones contra sus gobiernos, como ha ocurrido en Argentina, Chile, en Venezuela persiste una dinámica de paz, con resistencia pacífica al bloqueo externo y la defensa de la soberanía.
Aunque la crisis inducida por las sanciones y presiones de Estados Unidos ha provocado la migración de incontable número de venezolanos, se han implementado medidas compensatorias que intentan mitigar los efectos de esta agresión económica sobre la población, reafirmando el compromiso venezolano con el honor y la dignidad nacional.
Venezuela ha considerado un proyecto integral de desarrollo en lo social, lo económico, lo politico el cual tiene un amplio apoyo nacional que no se fundamenta en una confrontación con los Estados Unidos, sino en su soberanía y que considera que ante las disparidades de opinión y cursos de acción que se presenten, se contemplen mecanismos de conferencia y estudio para deliberar y encontrar soluciones en el dialogo y negociaciones en nuestra región pacífica.
El proyecto de Venezuela incluye una producción económica que apoye todas las nuevas empresas en este contexto nacionales y extranjeras. Nuevas estrategias revolucionarias para un nuevo mundo en crisis total. De incrementarse adecuadamente la producción petrolera, Venezuela podría cancelar en un lapso de 6 o 7 años las deudas que mantiene con los Estados Unidos y su Banca, siendo necesario para ello negociación y paz.
Todos queremos y necesitamos paz, inclusive los Estados Unidos, pues su propio crecimiento se exponenciará al poder conectar económicamente con países como Venezuela, con grandes posibilidades productivas materiales y de voluntad de ser.
No estamos en un momento de expansión revolucionaria en el mundo, no son convenientes las provocaciones innecesarias, por lo que es imperioso diseñar nuevas estrategias adaptadas a esta coyuntura. Surge ahí una diplomacia revolucionaria, capaz de obtener grandes resultados al entender que en esta situación la revolución mundial no es solo de antagonismos sino que también de escenarios no antagónicos.
En ellos el tacto, la discreción y la prudencia deben utilizarse para componer una diplomacia fuerte y constructora capaz de resistir los atropellos imperialistas, que sea una esperanza emocionante para los pueblos. Por ello considero que Venezuela tiene hoy un mensaje simbólico importante, donde la diplomacia y la paz son estrategias de futuro.