Para entendernos mejor en estos tiempos. El Complejo de Edipo y el Complejo de Electra

A pesar de la enorme influencia de Sigmund Freud en la psicología, la cultura y el pensamiento occidental, muchos de sus conceptos son mal entendidos o poco utilizados en la actualidad, señalándose en muchos escritos que la complejidad de la teoría freudiana ha hecho difícil su comprensión y aplicación, entre otras observaciones.

Bueno, las teorías científicas son difíciles y exigen muchos años de estudio para iniciarse en ellas, muchas veces con estudios avanzados en ciencias complementarias como la matemática, pero nadie las acusa de incomprensibles.

Por otra parte considero que Freud fue prácticamente el descubridor de un continente y como tal exploró, cartografió ese territorio mental prácticamente desconocido y utilizó su propia toponimia para identificar las zonas que descubría en su andar terapéutico y académico. Fue esta toponimia psicoanalítica o conceptos, hoy incorporada en muchas de las interpretaciones que se realizan en los más diversos campos, lo que permitió crear la teoría y difundirla.

Un aspecto cardinal en la teoría psicoanalítica de Freud, y que todos de alguna manera conocemos y tratamos de manejar es la infancia. La infancia para él era fundamental en la formación de la personalidad. Creía que las experiencias tempranas, especialmente las relacionadas con la sexualidad infantil, moldean el inconsciente y determinan nuestros comportamientos y relaciones adultas. Los traumas o conflictos no resueltos en la infancia pueden manifestarse como neurosis en la adultez. Por lo tanto, entender la infancia es clave para comprender la psique humana y tratar problemas psicológicos. La teoría freudiana destaca la importancia de la niñez como cimiento de la salud mental.

En esta comprensión de la infancia, por lo tanto la nuestra, la de nuestros hijos, nietos, etc. nos encontramos con dos planteamientos de Freud y de Carl Jung, aunque tuvieron diferencias entre ellos, como son el Complejo de Edipo que viven los niños y el Complejo de Electra que viven las niñas con los cuales se moldea nuestra sexualidad, nuestra personalidad y con ello el futuro que se tendrá como ser humano.

Es importante recordar que estos complejos son etapas normales del desarrollo personal y que su resolución exitosa, en los términos de llegar a una conducta en que el niño o niña incorpora las diferencias de sexo de los padres, es decisivo para el desarrollo de la identidad sexual. Hay que señalar aquí que sin embargo todavía no se ha podido descargarlos de la interpretación clandestina de ellos.

A través del complejo de Edipo, los niños experimentan deseos hacia el progenitor del sexo opuesto y rivalidad hacia el progenitor del mismo sexo, lo que los lleva a identificarse con el padre del mismo sexo como una forma de resolver este conflicto. Este proceso, aunque inicialmente incluye deseos y rivalidades, no implica una victoria o derrota de los padres por parte de los hijos.

Este proceso del complejo de Edipo, ocurre entre los 3 y 6 años de edad, donde el niño desarrolla sentimientos amorosos hacia la madre y hostiles hacia el padre, viéndolo como un rival por el afecto materno.

La niña, por su parte, experimenta un complejo similar, conocido como complejo de Electra, con sentimientos opuestos.

Sin embargo, Freud no veía esto como un conflicto perpetuo. Para que el niño se desarrolle psicológicamente, debe resolver este complejo. Esto ocurre a través de la identificación con el padre del mismo sexo, lo que implica internalizar las normas y valores paternos y aceptar la imposibilidad de una relación incestuosa. La identificación no es una "victoria" sobre el padre, sino una asimilación de su rol y función en la sociedad y describe un proceso de desarrollo donde los niños internalizan modelos parentales y normas sociales adecuados.

El complejo de Electra es una etapa en el desarrollo psicosexual femenino, planteado por Carl Jung según la teoría psicoanalítica, donde una niña siente una atracción emocional hacia su padre y ve a su madre como una rival. Este complejo, análogo al complejo de Edipo en niños, se desarrolla en la etapa fálica, entre los 3 y 6 años, y se considera una fase normal del desarrollo aunque puede generar conflictos familiares.

En ese momento la niña desarrolla un fuerte afecto y deseo hacia su padre, buscando su atención y aprobación y se percibe a la madre como una rival en la búsqueda del amor y atención paterna, lo que puede generar celos y rivalidad.

Y al igual que el complejo de Edipo surge durante la etapa fálica del desarrollo psicosexual, donde la niña toma conciencia de las diferencias entre los sexos y busca identificarse con su madre para superar este complejo. La niña eventualmente supera el complejo al identificarse con la madre, aceptando su rol femenino y aprendiendo a amar y admirar a su padre sin deseo romántico.

La solución adecuada del complejo de Electra es importante para el desarrollo de una identidad femenina saludable, beneficiosa y relaciones interpersonales satisfactorias y si bien al igual que el complejo de Edipo puede generar conflictos familiares, no se considera una patología siendo una etapa normal del desarrollo de la mujer.

Es importante conocer estas etapas del desarrollo humano para desplazar los tabú y prejuicios que se tejen con nuestra vida afectiva y sexual para estar mejor preparados para ingresar y permanecer exitosamente en el escenario social por modesto que este sea.



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Oscar Rodríguez E


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