Miércoles, 18 de junio de 2025. El mundo que nos ha tocado.
Todo parece indicar que el signo de estos tiempos que nos ha tocado vivir es la búsqueda del desequilibrio, del imperio del caos enseñoreado por doquier y a la incierta y casi constante tendencia al establecimiento del imperio del desorden, buscando la inestabilidad como norma y por supuesto, la presencia, siempre la presencia de los señores de la guerra, quienes siempre se han beneficiado, se benefician, de ese caos inducido que se apodera de todo, si se lo permitimos.
Los indicios son claros, estamos en guerra, lo lograron, lo han logrado durante años y su comercio no cesa, al contrario, crece exponencialmente y todos quisieran, quieren, me refiero a los países de este globo azul que nos contiene, de este planeta de agua, todos o casi todos requieren, necesitan, desean estar armados, fuertemente armados de ser posible, que es, argumentan, para su defensa y seguridad, eso es lo que los señores de la guerra nos han vendido y nos siguen vendiendo.
Es por su seguridad, compre primero y averigüe después.
No sabemos hasta donde vamos a llegar, cual será el resultado de todos estos convulsionados eventos que nos rodean y como lograremos ponernos de acuerdo o al menos, lograr una cierta estabilidad global que nos permita seguir adelante sin terminar de autodestruirnos como especie.
Saldremos de esta, me dijo un amigo que todo lo ve desde el ángulo positivo de la existencia, no te preocupes mucho Luis Enrique, saldremos de esta.
Es difícil conectase con el optimismo en medio de tanta barbarie y de los instintos de destrucción flotando por doquier, busquemos pues, alguna luz que nos oriente y reflexionemos sobre lo que realmente es importante para todos.
La vida es lo importante, la vida con salud física, mental y social, la vida digna y plena, con seguridad, con estabilidad, vivienda y alimento, con deberes, derechos y recreación, con trabajo, con estudio y con tiempo para nosotros mismos y un futuro para nuestros hijos, para nuestros nietos, sin sometimientos y sin angustias exageradas.
Permanezcamos alertas y con nuestros sentidos muy despiertos, se te quiere Venezuela y como decían los viejos de antes que Dios nos agarre confesaos.
