Engaño o mentira

Decía Sun Tzu hace 2.400 años: Todo el arte de la guerra está basado en el engaño... Con esta sentencia se pudiera concluir que el general más mentiroso tiene mayor posibilidad de éxito. Pensar así es un error. La mentira es simple falsedad, no importa que Oscar Wilde clamara por regresar al arte de ella; en cambio, el engaño es, hacer creer, es disfrazar, es simular. Hasta los animales lo hacen.

Aristóteles, en la Grecia de esos mismos tiempos chinos, entendían la política como los asuntos de las ciudades... Una conceptualización muy acertada pues, centra la política en el accionar de los ciudadanos. Fue muchísimo después, a finales del siglo 18, cuando un tal Clausewitz, militar prusiano -no podía ser de otra manera- acuñó aquella sentencia aún vigente para las ansias imperiales: La guerra es la política continuada por otros medios... Tuvo que llegar Foucault, un notable y revolucionario filósofo del siglo XX, para que la política se considerara como la guerra continuada por otros medios... Es ella a la que me acojo.

Mucha agua ha pasado bajo estos puentes, suficiente para producir millones de toneladas de residuos ideológicos que hoy bloquean, más que el entendimiento, las esperanzas de los pueblos relegados. En ese sustrato pulula las bacterias fascistas, sionistas y las de la pesadilla que llaman "sueño americano". Debajo de ese sustrato subsiste la socialdemócrata europea, tan embozada como inútil, siempre sodomizada por el capital y ahora por Trump. Y más abajo -y no por peor, sino por políticamente insignificante- la izquierda no marxista latinoamericana: los Mujica, Correa, Morales, Dilma, Lula y Petro. Todos sin ninguna capacidad para seguir la saga de Chávez.

La China actual, si bien deslumbra con su desarrollo económico y, sin duda, con la relativa comodidad que ha alcanzado su pueblo, muestra también, en esa "historia como espejo" esgrimida por sus gobernantes, demasiado desinterés emancipador para que sea el espejo donde la revolución de Chávez se nutra.

Por todo esto afirmo: en política, "el arte del engaño", sólo debe dirigirse al enemigo. En nuestro caso, simular con sonrisas permanentes que la revolución sigue en marcha, convirtiendo cualquier cosa en festejo, ralentizando el trabajo, inventando continuas tapaderas como, "el 1x10 del buen gobierno" o "el Obraton del nuevo gobierno", para ocultan las reiteradas fallas; es convertir la revolución en hojarasca. La altísima abstención de ayer también mostró eso. Sólo votó el chavismo duro.



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José Manuel Rodríguez


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