La concha de Concha: en tratamientos psicológicos severos, pero echándole mierda a los venezolanos…

  1. La Concha de doña Conchuda (bien costrosa, por cierto) está desatada, lanzando pestes a diestra y siniestra, buscando audiencia o seguidores, buscando billete, buscando figuración a costa de lo que sea, de bajezas, bazofias, inventos y miserias de todo tipo. Loca, demente la doña, pinta un cuadro de nuestro país que deja pendeja o perpleja la novela George Orwell "1984". Tarumba. Sí, a esa que mientan doña Concha de Seijas, a quien le acaban de dar el alta en el área psiquiátrica del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid. Esta enajenada concha (o Concha enajenada), dice que las calles de Venezuela están vacías porque la represión es horrible. Que aquí todos vivimos en pánico. Que nadie se atreve a salir a la calle. Que nadie puede hacer la menor crítica por las redes, porque de inmediato llega la policía a su casa, y lo saca a empellones, lo tortura y lo encarcela de por vida. Que quince millones de Venezuela andan deambulando por el mundo por culpa del régimen de Maduro. Que Diosdado se la pasa tumbando las puertas de las casas de gente inocente que no sabe porque coño la arrastran y la meten en una mazmorra: Yare, Tocorón o Tocuyito. De modo, pues, que según la Concha de Concha todo el mundo en Venezuela vive cagado por la espantosa represión que Diosdado ha instaurado en el país.

  2. La Concha de Concha, en cada sesión con su psiquiatra (tiene varios), echada en su poltrona, comienza a desvariar. No echa para afuera sus fantasmas personales, sus traumas, sus peos de niña o de adolescente, sino que la coge con el gobierno de Venezuela. De pronto, da gritos y le dice a su clínico, que en ningún país del mundo pasa lo que pasa entre nosotros, un país en el que todo está anormal, porque los chavistas se han empeñado en destruirlo todo. Perturban adrede todas las elecciones que se hacen. Persiguen a los seres más angelicales de la tierra como Magaly Meda. En todo el mundo hay elecciones, dice la Concha de Concha, pero sólo en Venezuela la gente tiene que correr y meterse en las embajadas cuando éstas se realizan. Uy, qué análisis tan profundos hace la Concha de su Concha. Aquí en Venezuela todo está patas arriba, asegura ella, cuando nadie se mete con nosotros, cuando aquí jamás nos han tocado un pelo, y Occidente se desvive por ayudarnos en todo. ¡Qué Concha la tuya, Concha!

  3. La Concha de la Concha, mantiene un canal en Youtube que debería ser para uno divertirse, aunque es muy lento, muy repetitivo. Dice que la tienen nerviosa lo que opinan sobre sus comentarios, que no la dejan dormir con los críticos chavistas u opositores al RÉGIMEN, sobre todo los de la banda de Diosdado, al punto que el otro día se cortó la mano porque la demencia la llevó a hacer cosas raras, y se troceó varios dedos, y esta anciana, con tal de buscar plata trató de mostrar los dedos rápidamente en los videos, porque lo que dice son puras mentiras, falsedades, y sostenía que iba a coger tétano porque no se había vacunado contra esa enfermedad. La vaina era para coger palco. Mostraba las manos rapidito. Pero basta con ver el estado en que se encuentra, con su pelo blanco alborotado, sus horribles ojeras, sus divagaciones tan repetitivas, su mirada perdida y sus insistentes vacuidades totalmente intrascendentes. Se cree filósofa, se cree poeta, investigadora, científica. Se echa camionadas de flores a sí misma, todo con el fin de ganar plata, pero de la manera más vil y burda.

  4. Y hay que aclarar que esa señora no es venezolana. No tiene nada de venezolana. Ella es ciento por ciento goda, ciento por ciento franquista, ciento por ciento de los grupos que dirigían en aquella España desquiciada, previa a la guerra civil, la de Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos. Los de Cara al Sol. Pero ella quiere meter las cabras, quiere hacerse pasar por criolla, cuando nada tiene de la tierra de Bolívar, de nuestro pueblo. Para completar ahora vive echándole mierda a Bolívar. Es de veras, de los típicos gachupines sinvergüenzas que nos pusieron nuestro país como el palacio de Satanás. Entre las ridiculeces que ha dicho, como para mearse, ha sido ese cuento que nos ha echado de que su casa fue saqueada por los chavistas y que en esos saqueos le robaron unos poemas. ¿Carajo, así seremos nosotros los chavistas de geniales que robamos poemas? Pero perdón, ¡poemas de esa señora! Ella está obsesionada por ganar plata con la gente que la sigue por Youtube, y para ello no tiene el menor escrúpulo para inventar cuanta barbaridad se le cruza por su trastocada mollera.

  5. Es tan baja y ruin esta doña, Concha Conchuda, que ha tenido los extinguidos ovarios de decir que todos los venezolanos que están presos en el CECOT de El Salvador son del Tren de Aragua. Son criminales y monstruosos asesinos. Esa es la catadura moral, el equilibrio, la clase de sensatez con que emite sus opiniones desde su cueva de Madrid.

  6. Doña Conchuda, déjese de estar diciendo que usted corre riesgo en España por lo sus comentarios. No señora, a usted nadie le para ni en el chavismo ni en la oposición. A usted la escucha la gente sencillamente para pasar el rato en medio de este crudo ocio, ociosidad y tedio que provoca en el mundo las redes. Usted no asusta a nadie con lo que dice, usted no impone opinión con sus sandeces, que un día le ruega al presidente Maduro que detenga a María Corina al otro dice que la Sayona es una heroína, un ser inmarcesible, poderoso, invencible. Usted está más loca que la propia Sayona. Ahora dice que el gobierno está asediando a la pobre anciana madre de María Corina y que eso es un crimen.

  7. Y señora, con un poquito de cabeza, debería darse cuenta de que nadie se ocupa de usted. Nadie en esa canalla de abominables hijos de puta "asilados en Madrid" como el Leopoldo López, Lilian Tintori, Antonio Ledezma o Julio Borges... Y aquí en Venezuela mucho menos. En cierto modo lo que usted inspira es lástima, lamentamos mucho que se haya escapado del área psiquiátrica del Hospital Gregorio Marañón donde se encontraba. Sí, claro, ya sé que mucha gente me va a decir que se divierte con sus videos, con sus vaguedades y futilezas y que debemos dejarla en sus locuras, pero también hay que decirle a los médicos y psiquiatras que la tratan que el tratamiento que se le está aplicando la tiene peor, no le está haciendo ningún efecto.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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