Por lo general, aquí la gente estudiaba haciendo planes para largarse a otro país. No para servirle a quien les pagaba a sus profesores, a los laboratorios para enseñanza, a su salud, sus becas, transporte y comedores… Los estudiantes más aventajados contaban con que un día dejarían a su país para siempre, y ese era su verdadero fin, su verdadero objetivo. "Este país es de lo peor…!", así pensaban muchas de las mentes más BRILLANTES. Yo recuerdo que el Programa Gran Mariscal de Ayacucho contemplaba una cláusula que nunca se aplicaba ni a nadie le importaba o interesaba aplicar. Consistía, que en cuanto uno terminase los estudios en el exterior debía servirle a Venezuela, por lo menos cinco años. Como a la vez queriendo decir, que después podía irse a donde les cupiera su real gana.

Eso era algo que se cultivaba con locura en todas nuestras universidades y centros académicos, además apoyado por todos los medios de comunicación, principalmente "El Nacional" y "El Universal" y aquellas Cuatro Jineteras: "Venevisión", "RCTV", "Televen" y "Globovisión". Incluso se hizo totalmente normal oír de los propios rectores de las llamadas universidades autónomas, en los actos de graduación, que lo mejor era irse del país. Entonces nuestros mejores profesionales médicos, ingenieros, arquitectos, biólogos, físicos, matemáticos, químicos, en graduándose eran becados para hacer postgrados en el exterior, sin ninguna condición. Se le daba una jugosa beca que, en muchos casos, según el escalafón podía sobrepasar los tres mil dólares, sin incluir bonos especiales, pagos extra por aguinaldos y vacaciones. Algunos se daban el gustazo de hacer dos o tres viajes al año a Venezuela mientras hacían sus estudios. Viajar a conferencias a otros países pagados por Mamá ULA, Mamá UCV, Mamá LUZ, Mamá UDO o MAMÁ CARABOBO.

Y en llegando aquellos CEREBROS super doctorados en el exterior, lo único que querían hacer, era irse cuanto antes de nuevo, y siempre estaban a la caza de una invitación de sus tutores para coger las de Villadiego y perderse por otros dos o cuatro años más. Y se iban tan DEMASIADO, DEMASIADO, que muchos no volvían, solicitando permisos especiales a los Consejos Universitarios, en muchos casos hasta cobrando sus sueldos completos en su propio país y dándose la gran vida en el exterior. Así era de chulos y sinvergüenzas. Pero en todo caso, CEREBROS, doctorísimos. Y nunca dejaban de quejarse y hablar mal de su país, porque así fueron educados en nuestro país, educados para que no le sirvieran a su patria.

Esto era algo muy normal durante la IV República. Sin mencionar aquellas oleadas de mediocres profesionales que cogían una beca, se echaban cuatro o seis en el exterior y no estudiaban nada. Lo que hacían era turistear de lo lindo. Y luego, con el apoyo de los Consejos Universitarios, tenían el coraje de volver sin nada y seguir siendo profesores con todas las de la ley, cobrando y ascendiendo en escalafón. Conocí muchos casos. Como también muchos casos de personas ya mayores, de cuarenta años, que cogían una jugosa beca para irse al exterior, pasaban por allá seis o siente año, no hacían nada, y en cuanto regresaban se jubilaban muertos de la risa. Luego con el presidente Chávez siguió siendo lo mismo. Con el presidente Maduro llegó el acabose, todos los registros de Venezuela se atestaron de miles de personas para legalizar sus títulos e irse del país. Fin de mundo!

Lo cual quiere decir que este era el único país del planeta en el cual no aprovechamos a nuestros estudiantes más aventajados, porque siempre estarán a un tris de irse, de coger las de Villadiego y dejarnos… triste y deprimente realidad, y a veces pienso en esos estudiantes y profesionales que se especializan en China o en Rusia, en Irán y Cuba, para dónde cogerán una vez que terminen sus estudios. ¿Seguirán la misma práctica? Terrible, horroroso!