El tema de fondo, la acción central, del 19 de abril de 1810, fue rechazar la dominación extranjera colonial, en búsqueda de la independencia y de la construcción de una República soberana.
Su norte, una ruptura política con el viejo orden de la metrópolis, pero, en el aspecto CULTURAL permanece - casi intacta - hasta nuestros días, la estructura de dominación colonial. Requiere ser abordada, pensada, reflexionada a fin de lograr los verdaderos cambios, para que el significado simbólico del 19 de abril trascienda la ruptura de la superestructura de mando político y para que la revolución deje de tener "los pies de barro".
Actuar sobre la forma de
vida, los arraigados "valores", las tradiciones que frenan el avance de una nueva conciencia social y la construcción de una sociedad eminentemente democrática, es el RETO, la construcción de una política cultural para la libertad.
En ese sentido fue estremecedor, para la adormecida conciencia, la explosiva ruptura, la abrogación del día de la raza por el de *la resistencia indígena, buen ejemplo, en el avance, para iniciar la liberación de la cultura colonialista, *tal declaratoria del día de la RESISTENCIA INDÍGENA es parte integrante del proceso de independencia del recordado 19 de abril, en el que hay que avanzar y profundizar.
Avanzar fracturando en todo los espacios, *superando la cultura de la investidura, del dañino mesianismo, del protagonismo individualista, de pensar con la cabeza del jefe político, de la subordinación y la recompensa esperada por las manos del representante del poder constituido, de la discriminación y no creencia en los "poderes creadores del pueblo", superando esa cultura de dominación colonial, de la jerarquía, de la verticalidad que desprecia las relaciones horizontales, la del trato de tu a tu o de vis a vis como decía Ezequiel Zamora, así podemos pensar en una sociedad democrática e independiente apoyada en la construcción del Estado Comunal*.
La actual situación, de exaltación, reconocimiento de *antivalores, por ejemplo, los *epónimos de figuras y procedimientos colonialistas,* así como distintos tipos de celebraciones que desvirtúan nuestro origen ancestral y el poblamiento de estas tierras, como los festejos de inventadas fechas, de las fundaciones de las ciudades, que nos imponen para que pensemos erradamente que existimos como sociedades organizadas desde la llegada del europeo, contradiciendo y negando todos los estudios e investigaciones de las ciencias sociales que nos hablan de un poblamiento de más de 14.000 años. Esa repetidora y celebraciones de las "fundaciones de las ciudades a partir de la llegada del invasor, es parte de la herencia cultural colonialista presente hasta nuestros días.
La herencia cultural de la conquista, nos impide mirar lejos e inventar una sociedad fraternal, solidaria, justa, de iguales donde se viva ejerciendo ciudadanía.
Es necesario hoy - así como ayer en el transcendental 19 de abril- atender este fundamental tema de la herencia cultural colonialista y neocolonialista para edificar una nueva cultura, un conocimiento para la liberación como parte integrante de la soberanía y de nuestra existencia como nación independiente soberana y libre.