En el convulso escenario de la Guerra de Independencia de Venezuela, específicamente durante la dificultosa Campaña del Centro, Simón Bolívar enfrentó numerosos peligros, pero pocos tan directos y personales como el atentado sufrido en la noche del 16 para 17 de abril de 1818. Este dramático episodio tuvo lugar en la hacienda El Rincón de los Toros, ubicada cerca de Ortiz, en el actual estado Guárico. El Libertador, y parte de su estado mayor se encontraban acampando allí, en un momento de reorganización, tras intensos combates, sin sospechar la inminente amenaza que se cernía sobre ellos.
Simón Bolívar un mes antes, el 16 de marzo de 1818, había sufrido una derrota en Semen y diez días después enfrentó a Miguel de la Torre, sin resultado definido, luego se dirige a Calabozo pasando a San Fernández para la reorganización de sus tropas. A mediados del mes de abril se detiene en una sabana perteneciente al Hato El Rincón de los Toros, según las fuentes consultadas, uno de los subalternos del coronel realista Rafael López, captura al asistente del capellán de Bolívar, quien delata el sitio donde se encontraba El Libertador, y revela el santo y seña a los realista. El ataque fue una operación audaz y sorpresiva, planeada y ejecutada por el capitán realista español Tomás Renovales, quien se ofreció como voluntario, al mando de ocho tiradores, para acometer la criminal acción contra el Libertador. Aprovechando la oscuridad de la noche y el relativo descuido de la guardia patriota, al aplicar con acierto el santo y seña, Renovales y sus hombres lograron infiltrarse en la casa donde pernoctaba el Libertador, disparando a discreción, siendo perforada la hamaca de Bolívar por varias balas, quedando la hamaca, como testimonio de la cercanía del peligro mortal, pero Simón Bolívar resultó ileso.
Las fuentes consultadas relatan que Bolívar dormía en una hamaca cercana a la de Santander; este se había levantado en el momento en que se tropieza con los infiltrados, Santander pregunta quienes son, a lo que el capitán realista responde: "una patrulla que trae una encomienda para el Jefe Supremo" y Santander voltea hacia las hamacas y grita "Su excelencia, Su excelencia", al momento que accionan los fusiles, el Libertador se echa al suelo y se desplaza hacia donde estaba el caballo, pero al sujetarlo para montarlo, por el sonido de los disparos el caballo se espanta al galope, quedando Bolívar a pie
Las circunstancias exactas de su escape, varían ligeramente según las fuentes, pero coinciden en que la oscuridad y la confusión del momento, jugaron a su favor. Algunos relatos indican que no se encontraba durmiendo en su hamaca, en el momento preciso del ataque, mientras otros sugieren que pudo escapar rápidamente en medio del caos, pero lamentablemente, la suerte no acompañó a sus oficiales: el coronel Fernando Galindo y el capellán, presbítero Juan Antonio Tovar, perdieron la vida en el asalto. La rápida reacción de la guardia y tropas de Bolívar, que combatieron a los asaltantes, impidió que Renovales lograra su objetivo principal. Las fuentes también reseñan que Leonardo Infante, emprendió persecución a los enemigos, logrando liquidar al jefe de aquella acción, el coronel Rafael López, apoderándose del caballo de este realista, y entregado a Bolívar que montado, en aquel caballo, el día siguiente entra a Calabozo.
El atentado en El Rincón de los Toros es recordado como uno de los momentos más críticos en la vida de Simón Bolívar, en su activa resistencia y evasión, de los peligros de muerte, atribuida por algunos, a la providencia y por otros, a la suerte y la rapidez de reacción de sus soldados, permitió la continuidad del liderazgo que sería fundamental, para la consolidación de la independencia de Venezuela y el resto de los países libertados por la espada del gran paladín de la independencia americana. Este evento señaló la vulnerabilidad del Libertador y los enormes riesgos personales que enfrentaba constantemente, convirtiéndose en un episodio emblemático de la tenacidad que caracterizaron la lucha emancipadora.
