¡Ay, Juan José!

Chillidos, empujones, alaridos, empellones, maltratos, codazos, reproches, gruñidos, voceo de consignas, uso de megáfonos, cuartillas voladoras, sacudidas, desórdenes y zancadillas. De todo hubo en la sesión especial que la Asamblea Nacional celebró el pasado miércoles.

Uno, colocado en el ring side mediático, que vio a través de su Sony Trinitron 21 pulgadas la tángana que se formó en esta reunión parlamentaria, ya tiene resistencia de piedra ante este tipo de incidentes. Más aún, cuando el día anterior, en un introito de lo que estábamos viendo, observamos a la oposición, encabezada por Gerardo “Nerón” Blyde, quemando textos de leyes.

Lo que sí nos llamó la atención, entre todos los diputados camorristas, fue la actitud perturbada, descompuesta y pendenciera del diputado Juan José Caldera. Sin corbata, con las mangas recogidas y con una mirada descarriada, el diputado Caldera, junto a otros parlamentarios, rolo a rolo y tolete a tolete, ocupó los lugares de la presidencia y la secretaría de la Cámara, para impedir la instalación de la sesión.

Al observar al diputado Caldera en su inusitada actitud de buscapleitos, quedamos convencidos que en la AN ese día habría una revuelta. ¿Sería por esta conducta de Juan José, que los medios de comunicación calificaron a esta reunión como “caldeada”?

Uno, que ha ido creando su archivo particular, grabó en su estropeado VHS Shimasu esta contingencia patria. Horas después, nos hicimos acompañar de una taza tibia de infusión herbal, compuesta de una mezcla de menta, manzanilla, anís estrellado y aromatizada con canela, para poder digerir lo visto a través de la tele.

Uno oprime power para encender su reproductor. Aprieta el botón de review y rebobina la cinta para confirmar los manotazos, sin ton ni son, lanzados por JJ.

Ponemos el reproductor en cámara lenta, para poder corroborar en detalles de la reyerta legislativa. Congelamos la imagen, para convencernos de que no es un montaje lo de la guapeza pavoneada por Juan José. No hay dudas, es él. Ahí está, en close up, el hijo del doctor Caldera. En un proceder beligerante y bravucón, le lanza guantazos al diputado Francisco Solórzano, Frasso. El altanero Juan José garrocha a su rival un one, two, sin distancia y fuera de forma. El frustrado Foreman opositor da pena, luce falto de ring y abultadamente fofo.

Mi abuela, Josefita López, que ha estado observando nuestra torpe desenvoltura de aprendiz de cineasta y comentarista parlamentario, suelta una larga carcajada y nos descarga un certero jab a la memoria.

-No te sorprendas por la bravuconería de Juan José. Eso le viene del pedigrí heredado de su padre. ¿Recuerdas que el doctor Caldera agredió a Leoncio Martínez? No olvides el porrazo contra la autonomía universitaria, cuando allanó a la UCV. Otro golpe bajo de Caldera, fue la eliminación de la retroactividad de las prestaciones sociales de los trabajadores. Tampoco aísles de tu memoria el estacazo que le dio a la banca en su último gobierno. ¿Y que me dices del leñazo biyuyérico del Pimentón Caldera? Te diste cuenta, como rolo a rolo y tolete a tolete, los Caldera, sin querer queriendo, pica pasito, han vapuleado duro a este país. Así que no embobes con Juan José.

Y para cerrar, mi abuela se fue cantandito:

"Ay, Juan José,
ahora te la echas
de guapetón y vergatario,
porque andas como loco,
queriendo dar
el golpe parlamentario.
Ay, Juan José..."


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Vidal Chávez López


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