Las deportaciones de Trump hacia Venezuela, pudieran ser un regreso a la historia pasada, de escasez, inflación y guarimbas

Me cuento, sin duda alguna, sin mentir, porque los archivos lo prueban, de quienes pensé y opiné que, fuese electa Kamala Harris o Trump, de presidente, el gobierno de EEUU vendría con una nueva política ante Venezuela. Es más, en la primera semana de gobierno, cuando Grenell, fue enviado a entrevistarse con Maduro, lo que, según declaraciones del primero, se trató de algo más que la libertad de unos prisioneros, este servidor y muchos analistas, pensaron en una nueva "diplomacia"; pues Grenell mismo, uso esta palabra, para definir lo que debía prevalecer en las relaciones entre el gobierno de Venezuela y el de su país.

Mucho antes, incluso en los últimos años del gobierno de Biden, para la gente más sensata de un lado y otro, había llegado el momento de un cambio, dado que lo de la "presidencia interina", las guarimbas y hasta intento de invasiones, habían terminado en el más rotundo fracaso. Las elecciones de diciembre, por toda la incertidumbre alrededor de eso, volvieron a alentar lo que había estado en el debate, incluyendo las sanciones. Pese Trump, produjo un susto con una carta amenazante, la de Marco Rubio en la Jefatura del Departamento de Estado, puso al frente del manejo diplomático frente a Venezuela al mismo personaje que encargó de los asuntos con Rusia. Alguien quien justamente, había venido recomendando también una nueva diplomacia.

De repente, esa tendencia dio un vuelco. Tanto que son muchas las cosas por narrar. Pero sólo nos limitaremos a unas pocas. Después de haber casi regañado en televisión en vivo a Zelenski, dando a entender que se disponía de inmediato a acordarse con Rusia, para poner fin a la guerra de Ucrania, cambió de actitud; se acordó con Zelenski, en función de las "tierras raras" y se desató en la aplicación de sanciones arancelarias a mansalva y sin discriminación alguna, hasta contra sus propios aliados, actuando como un loco y con los ojos vendados, tirando palos a una piñata que, además, le esquivan. Cuando escribo esto, leo que a China le impuso aranceles del 104 %.

Y es digno de resaltar, como su disposición desde hace años, dos o tres, de terminar la guerra con Ucrania acordándose con Putin, lo que virtualmente anunció a su regreso a la Casa Blanca, pareciera haber desaparecido de su lista de tareas y prioridades.

Cuando muchos analistas políticos y conocedores del negocio petrolero, no afectados emocionalmente por la política, esperaban que Trump recompusiese, mediante lo de la "diplomacia", el intercambio comercial petrolero entre EEUU y Venezuela, hasta lo daban por un hecho, fundamentándose incluso en señales del propio Trump, emergió una disposición en contrario que, hasta a Chevrón, con gran interés por el petróleo venezolano, le ordena salir casi en lo inmediato de este país y cerrar sus operaciones. A todas estas, junto con esas decisiones, de hecho, Marco Rubio, tomó el control del manejo de los asuntos relacionados con nosotros los venezolanos. Pareciera que factores del partido Republicano que, en algunos asuntos, como el venezolano, discrepan de Trump, lo hicieron cambiar de intención.

Es decir, el accionar de Trump, por los hechos y la contundencia de los mismos, a muchos agarró de sorpresas y hasta tiene aterrados.

¿Pero, que lo llevó a esos gestos represivos, amenazantes, no esperados? ¿Cómo entender esa reacción contra Rusia, China, sus mismos aliados, los miembros de la OTAN?

En verdad, para uno es confuso el proceder, habría que buscar un totalizador sin fallas ni fugas para que eso explique, pero que antes entienda. Se habla que republicanos discrepantes de Trump, ante temas como la guerra ruso-ucraniana y Venezuela, amenazaron con no aprobarle el presupuesto en el Congreso. Lo que habla de una debilidad de Trump y pudiera explicar su reacción en cadena, aparentemente como a lo loco, que incluye gestos inexplicables como amenazar con sanciones que no aplica o inmediatamente suspende o modifica.

Cualquiera, sin riesgo de ser acusado de ligero e insustancial, pudiera pensar que, enloqueció de repente loco o le enloquecieron con las tantas presiones, trabas y empezó a romper la vajilla y todo lo que en el local de la fiesta había. Pero en verdad, debe haber mucho más de eso, como que, ante las amenazas y presiones, optó por lo que está haciendo, a manera de detener o incomodar a quienes a él le han venido presionando. Es posible. Eso dice alguien que confiesa todo el enredo que este asunto le genera.

Y es que a quienes poco conocemos los vericuetos de la economía mundial, no dejamos de sorprendernos que, al mismo tiempo, el presidente de EEUU, aplica sanciones arancelarias muy fuertes contra países que son aliados suyos, que van más allá de las relacionadas con la compra de petróleo a Venezuela. Pues es digno de resaltar, como amenaza a países como España, que compran petróleo barato a Venezuela, con fuertes sanciones arancelarias, afectando la economía de su aliado.

Y siendo realmente incompetentes, para entender este accionar del presidente de EEUU, ante la economía mundial, optamos por concentrarnos en Venezuela, donde al parecer, el asunto pareciera ser menos confuso, aunque sí turbio. Pues mientras tanto, Trump, se desató también en represalia contra los migrantes, particularmente venezolanos y para justificar su gesto despótico, racista e inhumano, pero que pudiera estar envuelto en la renovación de la vieja y gastada estrategia de "hasta el final", hallar "La Salida", les convirtió en delincuentes y, para más, miembros del llamado "Tren de Aragua". Pues no deja ser extraño que, después de promover la diáspora, mediante las sanciones y las facilidades, como aquellas del asilo política hasta a quien nunca se metió en política, se vuelve contra ella de manera violenta y hasta cruel.

La presión frente a Trump, que, como dije, pareciera haber cambiado sus planes, pone de nuevo el interés de la política del Departamento de Estado, no en la "diplomacia", como dijeron quienes comenzaron a hablar por él acerca de Venezuela, sino como cree y desea Marco Rubio. Y estos planes, parecieran poner énfasis en lo de antes, la profundización de las sanciones, la incentivación de la violencia y la repatriación de muchos de quienes de aquí se fueron, por los efectos de las sanciones y entre quienes predominan partidarios de deshacerse del gobierno por la fuerza. Y no es de extrañar que en, abundante número de esos repatriados, haya germinado la idea y plan que, Estados Unidos ahora, su gobierno, intenta reactivar en Venezuela.

En los últimos días, como todo el mundo sabe, asociado en el tiempo con las sanciones y una actitud gubernamental que, uno simplistamente se explica en la carencia de recursos para contener el alza del dólar en el mercado paralelo, pues no hemos sabido si el gobierno ha inyectado o no dólares al torrente circulatorio para atender la demanda de esa moneda, se ha desatado de nuevo una tendencia alcista del precio de la misma y de toda mercancía, empezando por los alimentos o, para decirlo de otra manera, ha vuelto con fuerzas el fantasma inflacionario.

Entonces, no es extraño pensar que, estas nuevas sanciones, que nosotros no esperábamos, sino una práctica diplomática, como lo decían agentes estadounidenses, estén estrechamente asociadas con el regreso al país de cuanto migrante sea posible. Trump, pese su crueldad, como mandar muchos inocentes, sólo migrantes ilegales, incitados a eso por el gobierno de su país, hasta en su primera presidencia, cuando eso les convino, a Guantánamo y a la Cárcel comercial de Bukele, en El Salvador, intenta que, ante la percepción de mucha gente, para lo que mucho sobra, hacer aparecer eso como culpa del gobierno de Venezuela. Que, si alguna culpa tiene, es aquella incubada hace más de 20 años, de haberse puesto a soñar, forjarse falsas ilusiones y no haber sabido manejar con acierto, los resultados, empezando por las sanciones, por aquel atrevimiento.

Parece ser demasiado obvio, que Trump, se vio obligado a volver con lo que parecía había dejado a un lado, por presiones que quizás no supo medir bien; lo que habla que, pese su verborrea y gestos ampulosos, su control a lo interno, no es tan efectivo como hace o nos hizo creer.

Pero también parece pertinente creer que, en Venezuela, vuelve el mismo atroz drama de antes. Las nuevas sanciones pudieran retornarnos a los tiempos de la escasez, intensificar el drama salarial y toda las carencias que nos abaten, para darle fundamento a las reacciones violentas y las opciones que pudieran llevar a aquellos viejos tiempos angustiantes y a la pérdida de la fe en hallar salida pacífica, sin violencia, sin muertes ni migrantes.

Y este cuadro o mejor, infernal amenaza, dadas las venideras elecciones, debería llamar a mucha gente, sobre todo del amplio mundo progresista que incluye, para usar expresiones coloquiales, quiero llamarlas así, a izquierdistas, socialdemócratas, etc., estén o no en el gobierno, a favor o en contra de éste, pero contrarios a que aquella peste nos vuelva a envolver, a ponerse la búsqueda del entendimiento, enfrentar las sanciones, derrotarlas u obligar se suspendan. Creo que este es el objetivo fundamental de la mayoría de los venezolanos ahora y de las diferentes tendencias. Por supuesto, para quienes esas oscuras, densas nubes, no constituyen amenaza, porque están fuera del espacio donde ellas rondan, es fácil y hasta cómodo apostar en contrario.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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