Este próximo mes de mayo se cumplen 50 años de la publicación de la primera edición del libro El Educador Neocolonizado del profesor Luis Antonio Bigott. Muy pocos libros sobre temas de educación sobreviven el medio siglo manteniendo el interés de los lectores. En 2010, la editorial del IPASME publicó una re-edición de este libro con un extenso prólogo de Gregorio Pérez Almeida. Quien se refiere a este libro como: "uno de esos espejos que sin ser mágicos tienen la excepcional cualidad de reflejar no sólo el presente sino el futuro" (p. 9). Creo que sería oportuno organizar un foro para celebrar los 50 años de El Educador Neocolonizado. Tomando en cuenta que una característica del profesor Bigott era su irreverencia, ese foro debería celebrarse con ese espíritu. Sería oportuno valorar la apreciación de Pérez Almeida de este libro como un espejo que releja el futuro.
El contenido de El Educador Neocolonizado está organizado en seis partes. Dos partes iniciales que llevan por títulos: Una necesaria explicación e Introducción. Seguidas de tres capítulos numerados y con títulos. Y finalmente, la sexta parte titulada: A manera de conclusión. En este artículo comentaré solo y muy brevemente los tres capítulos. Algo que molestará al lector actual sensible a los asuntos de género, es que el profesor Bigott escribió su libro usando el género masculino para referirse a las y los educadores, y en especial a las maestras, es sabido que las mujeres son una aplastante mayoría en el gremio de educadores de educación inicial y primaria.
En el primer capítulo, Existencia de una Cultura Neocolonial, Bigott describe el contexto político, económico y cultural de la Venezuela de mediados de los años setenta del siglo pasado. Es precisamente esta realidad económica, política y cultural dominada por los dictámenes de la Metrópoli en la que se desenvuelven nuestras educadoras y educadores. Nuestra educación formal estaría signada pues por la condición neocolonial.
El segundo capítulo, titulado El Educador Neocolonizado, Bigott expone los resultados de su estudio. Se trató del análisis de datos recogidos mediante la aplicación de una encuesta estructurada y entrevistas abiertas a 627 maestros y maestras de los estados Miranda, Mérida y Táchira, y del entonces Distrito Federal. Bigott muestra una cuidadosa y limitada selección de "datos" que sustentan el retrato que hace del maestro y la maestra venezolana del momento.
Y, por último, en el tercer capítulo, el cual lleva por título: El Educador-Investigador-Agitador, Bigott relata su visión del educador necesario para superar al educador neocolonizado. Aquí esboza la manera en que este "nuevo" educador podría llevar a cabo su labor en el contexto neocolonizado.
En otra oportunidad dedicaré un artículo a exponer mis opiniones sobre El Educador Neocolonizado del profesor Bigott.