En su historia, Venezuela jamás había vivido una paz, una estabilidad y seguridad, como la de este momento

  1. Venezuela, desde la mismísima guerra de independencia ha vivido en un eterno vórtice de inestabilidad, inseguridad, con perturbaciones sociales de todo tipo y calibre. Necesitaríamos cientos de gruesos y extensos volúmenes para recoger tanto dolor, tantas angustias y tragedias. El traidor Páez, hizo de Venezuela su hacienda, en la que el resto de los habitantes eran sus peones. Los ingleses lo embobaron, le metieron una querida y le dijeron que era bello y el más grande soldado del continente. Él se engolosinó, se lo creyó. De ahí en adelante los que siguieron como mandatarios quisieron emularlo en sus petulancias y bajezas, en sus abusos, robos y excesos. Apenas podríamos sacar de esta lista a José María Vargas, al voluble de Carlos Soublette ("alma opaca y recta como una daga", llamado así por Vargas Vila), y a Pedro Gual, de resto los que quedaron fueron bandas de desquiciados: con la eterna guerra civil provocada por los Monagas (cuyas almas eran un pozo de sombras), aquel monstruo infinito de Julián Castro Contreras (de innata doblez, de ojos saltones y sonrisita cínica y artera), el canalla y ladrón sin par de Antonio Guzmán Blanco, Manuel Felipe Tovar (oligarca cobarde, que hubo de disfrazarse de negro para huir del pueblo como un cerdo), los ineptos de Juan Crisostomo Falcón, Raimundo Andueza Palacio, Francisco Linares Alcántara, Joaquín Crespo…

  2. A inicios del siglo XX, Juan Vicente Gómez convirtió a Venezuela en una inmensa mazmorra, en un erial, en un cementerio. Su sucesor, Eleazar López Contreras, fue también un obsesivo y enfermizo anticomunista tan parecido a la peste político que luego habría de conformarse con Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez, un par de genízaros que acabaron derrocando a un hombre noble y nacionalista como Isaías Medina Angarita. Luego sobrevino la hecatombe de la dictadura Marcos Pérez Jiménez que desembocó en esa larga noche de represión, crímenes a mansalva, entrega miserable del país al mandato de los gringos y que se llamó la IV República.

  3. Finalmente, cuando fue derrotada la IV República en 1998, se desató la más encarnizada guerra desde EE UU contra nosotros. Toda la CIA, la OEA, la emputecida Europa y cientos de ONG´s, invirtieron millones para convertir nuestra patria en un infierno. Hicieron lo imposible por propiciar una guerra civil. En 2001, la Iglesia, la patronal y los sindicaleros de la CTV llamaron a una huelga general. Dieron en 2002 un golpe de estado junto con 85 generales. Luego la ultraderecha concentrada en la Plaza Altamira provocó una masacre para ir propiciando más horrendos hechos de sangre. Llamaron a cientos de marchas para soliviantar a la Fuerzas Armadas Bolivarianas, llamaron a una invasión, invocaron a los paramilitares y narcos colombianos para que tomaran las grandes urbes (cientos de ellos se instalaron en la Finca Daktari del asesino Robert Alonso) y provocaran toda clase de crímenes y delitos. Asesinaron a grandes líderes de la Revolución, entre ellos al Fiscal Danilo Anderson, a Eliécer Otayza, Robert Serra, al periodista Ricardo Durant…

  4. Hay que recalcar también que esa ultra-derecha acabó asesinando al Comandante Chávez, y a partir de allí todo se hizo más infernal, más cruento y salvaje: Vino la Guerra Económica, las malditas guarimbas y sanciones gringas, bloqueos de todo tipo, el estado permanente del llamado a una invasión, múltiples atentados a al sistema eléctrico nacional, casi todos los días durante quince años. Voladuras de las principales refinerías, saqueos a nuestros recursos incesantes por parte de infiltrados (como la banda de Tareck El Aissami y el Hugbel Roa), más de cien gerentes de PDVSA huyeron del país multimillonarios, entre ellos el capo de todos los capos Rafael Ramírez.

  5. Pero todo eso no sería lo peor. Obama nos declaró una amenaza extraordinaria e inusual provocando la más espantosa arremetida de imperio alguno contra un país pequeño y pacífico, terminando sus locuras en más de mil sanciones contra Venezuela. Lo de Goliat contra David. Y vino la pandemia, y llegamos a tener una inflación de más de 350 mil por ciento, y se produjo una espantosa estampida de compatriotas producto del pánico generados por todos los medios de Occidente contra "la horrenda dictadura de Maduro".

  6. Así y todo, fuimos resistiendo y venciendo las más duras adversidades, y en poco tiempo pudimos recuperar nuestra economía, al punto de que hoy más del 90% de lo que consumimos los venezolanos es producido en el país.

  7. Hoy Venezuela es uno de los países más seguros del mundo. Cada quien lleva sus celulares en la calle y nadie se los toca. Podemos resolver el problema de la alimentación en cada hogar. Seguimos recibiendo con regularidad los CLAPS y los bonos que nos permiten ir paliando las dificultades. Al día de hoy, y luego de los actos terroristas del pasado 28 de julio (1924), se respira una gran estabilidad y calma, una paz nunca vista. La ultraderecha está sepultada y aplastada. A EE UU no le ha quedado otra salida que enviar un enviado especial para que se reúna con nuestro presidente. Se perfilan grandes negocios, entre ellos la exportación para este año, es decir, convertirnos en un país exportador de productos no petroleros. Nos ha costado, en esta lucha hemos sufrido grandes pérdidas humanas y materiales, pero hoy sentimos que todo eso ha valido la pena. Vamos remontando la cuesta, y ahora lo que toca es aprovechar nuestra relación con China y Rusia y formar a nuestros jóvenes en ciencia y tecnología para romper definitivamente y pasa siempre el cerco que criminal de Occidente, y que lo que sufrimos nunca más lo volvamos a padecer.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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