Resulta y acontece sin ambages que no se trata del relato medieval francés de la cenicienta y su zapatilla de cristal que todavía atrapa la inocencia del mundo de los niños, sino implica a María Corina Machado y a su carterita azul perdida en una zona de Caracas en un descuido peligroso cuando ella, trepada en la parrilla de una moto: arreció con malabarismo político escandaloso que la acercaran a un sacudón de complicidad de dejar, a Maduro y a su régimen en apuros de agitación presidencial alrededor del mundo antes del 10 de enero, y, que en segundos se captara, los soliloquios de una oposición preñada de bríos turbios y dirigida por ella a favor del candidato perdedor Edmundo Urrutia González que, fuera de Venezuela sigue en formidable campaña electoral de venderse y convencer a otros países de América que él como presidente sería excepcional, sin excepciones arbitrarias ni mal parecidos.
Mientras el mundo se debate en torturas de pensar de si Trump como presidente de su país será el ejemplo a seguir como dignatario honesto todo por el bien colectivo universal o, todo lo contrario o, sálvese el que pueda, con el canal de Panamá y Groenlandia como dos anillos de gracia de su mente de por medio y, con perversos sueños de acción geopolíticos quizás de hundir más de lo que están Cuba y Venezuela, sin dejar de mirar de reojo a China y a Rusia e Irán, aunque posiblemente el multimillonario y tecnólogo Elon Musk, lo haga compartir de las posibilidades de llevar a la bancarrota a otros países nada afines con el modo de actuar de ellos como dúo de las múltiples sucesiones de ecuaciones por concretar en el mundo de las probabilidades.
Y entre ese río de posibilidades que jugará a partir del 20 de enero en lo adelante en que unos sueñan y otros se distraen día a día vagando de inapetencias y otros se reúnen sin hacerle daño a nadie, María Corina como una diosa incompetente sumergida como está por el bienestar del Norte su norte, avasalla al pueblo venezolano de promesas pintadas de azul como si salieran de su carterita que, de la noche a la mañana ha aparecido en manos de su motorizado, quien preocupado por Venezuela cantó al aire libre y se disculpó escondido como estaba de ser un peón más que cobra para librar a Venezuela de la "dictadura" de Maduro del ajedrez del Estado.
Revisando la lista de los posibles invitados a la toma de posesión de Trump como presidente de los Estados Unidos, sorprende los pocos escuálidos que corrieron con su consentimiento de asistencia como fueron, Milei y Bukele como líderes de la extrema derecha de Latinoamérica. Ni Lula, ni Petro por decir algunos y, por España, a Pedro Sánchez lo negrearon y, a la presidenta mexicana igual, como también a Edmundo Urrutia que le prohibieron la entrada al Capitolio, porque Trump se negó a verlo presente como presidente de María Corina, la que quedó en lista de espera para su reelección arrodillada con cartera azul.
Sorprende leer que Juan Pablo Guanipa haya admitido que, fue un fracaso total los planes de María Corina Machado de llamar a golpe de Estado y, general violencia en el país, lo que animó a MCM a buscar otra forma de lucha y, por los momentos está pidiendo más sanciones para Venezuela para fortalecer el poder de la oposición venezolana que si sabe gobernar en tiempos de espera.
Hasta el presente, MCM no ha recibido su carterita azul que la saque de apuros donde cabe su imaginación de seguir luchando por el poder y, allí escondía todas las mentiras que pensaba a diario sobre su forma de ser al igual guardaba una selfie suya que se tomó para no olvidar en consideración que ella es ella, aunque se ponga vieja y fea.