Es lo que se dice en la práctica, y lo más pernicioso que puede haber, porque se trata de hacer lo mismo que otros hicieron antes, con ventajismo contra la humanidad, y por tratarse del prójimo, le suministramos la misma fórmula que no ha servido para acabar con los males y sufrimientos, pues es el ojo por ojo, el diente por diente, y el cobro de la deuda por la libra de carne del deudor, y sin perdón, sin ética, cómo se aspira vivir, sin arrepentimiento, de cuál paz se podría hablar, la de los cementerios, porque no hay concordia, es el revanchismo, así la existencia, ya no tendría razón de ser, y volveríamos a ser carroñeros, caníbales, trastocando todo cuanto se edificó en principios y valores humanos, como seres en la búsqueda del bien común, manipulando las cosas donde todo puede ser una razón para lo que nos venga en ganas hacer, ya no siendo dueños de nuestros propios actos, porque actuaríamos por instinto, de nuevo como animales.
Fue hace mucho, en el siglo XV, cuando Giovanni Pico Della Mirandola, filósofo y humanista italiano, en el Discurso sobre la dignidad del hombre (1486), su obra más famosa, abogó por la unidad y la reconciliación de las diversas tradiciones filosóficas y religiosas de su tiempo. En sus 900 tesis, propuso que el cristianismo podía ser el puente que las unía a todas. Llegó a creer que el hombre tenía la capacidad de elección y de transformarse a sí mismo, lo que le permitía alcanzar una posición elevada en el universo, pensamiento que es reflejo de la idea de que, a través del entendimiento y la reconciliación, las personas pueden superar sus diferencias y trabajar juntas por un bien común.
En tal contexto, como el que volvemos a vivir en la actualidad, podemos apreciar los paralelismos con los desafíos globales que enfrentamos, siendo necesaria la colaboración internacional con el respeto debido por los derechos humanos, la educación de calidad, el fomento de la empatía, y la comprensión, como principios relevantes y necesarios. Tal reflexión, profunda, basada en la ética y la moralidad, son las ideas que nos permiten corregir el "ojo por ojo", que nos ha llevado a un ciclo interminable de venganza y sufrimiento; impidiendo la posibilidad del perdón y la reconciliación entre los seres humanos, quienes habiendo luchado por mucho tiempo, superaron los atavismos del los instintos primitivos, y estableciendo una sociedad basada en principios de justicia, libertad, empatía y el respeto de los derechos individuales, para mantener la convivencia mutua.
Importante no soslayar, sino más bien recordar, que, si bien el pasado influye en nosotros, también tenemos una capacidad innata, una libertad de criterios, un libre albedrío, para elegir nuestras acciones y esforzarnos por crear un mundo más justo y compasivo. Defender los valores y principios desde esos criterios pueden ser la guía para actuar con integridad y humanidad, sobre todo cuando tenemos que enfrentarnos a las injusticias. Pensando en ello, cómo podríamos romper con ese ciclo nefasto, y buscar caminos de reconciliación y entendimiento, los cuales son más necesarios que nunca hoy en día. Cómo lo haríamos, con cuáles criterios, con qué elementos de juicio, y sobre todo la razón para enderezar el mundo que vive su peor crisis existencial, en un caos como el actual, en el cual, unos pocos encumbrados mandan a muchos que obedecen, porque han sido alienados, manipulados, estableciendo en ellos una falsa conciencia, una inhumanidad, por la capacidad de los actos más atroces de la existencia, siendo lo peor de lo peor.
Para romper ese ciclo de retaliaciones, pasa por buscar caminos de reconciliación y entendimiento en el mundo, lo actual nos enfrenta a desafíos de una complejidad extrema, pero no imposibles. Para ello bastan algunas ideas y criterios, que tal vez podrían coadyuvar al proceso necesario y urgente. En primer lugar, es fundamental fomentar la educación, para el fomento de una cultura de paz y de entendimiento, con programas educativos para la promoción de la empatía, el respeto y la resolución pacífica de los problemas, evitando los conflictos, y se podría hacer la gran diferencia. Totalmente de acuerdo. El diálogo entre iguales es esencial para cualquier proceso de reconciliación genuino. Aquí hay algunos pasos prácticos para fomentar un entorno en el que todas las partes puedan expresar sus preocupaciones sin temor, como el de crear y fomentar espacios para facilitar el diálogo, que sean seguros y neutrales, donde se permita que las personas puedan dar su opinión y puntos de vista desde sus experiencias.
Tales espacios estarían libres de influencias políticas y represalias. Lo otro es que se cuente con mediadores o facilitadores imparciales, y aseguren que todas las voces sean escuchadas y respetadas. Garantizar la seguridad de las personas y que no enfrenten consecuencias adversas por expresarse en sus creencias y sin preocupaciones, lo que podría implicar que se establezcan leyes y normas para la protección y la libertad de expresión y los derechos humanos. En ciertos casos permitir la participación anónima o confidencial, coadyuvaría a que las personas se animen por sentirse más seguras para expresarse, desde sus verdaderos sentimientos y preocupaciones. La empatía es otro de los aspectos a resaltar, y parten de las iniciativas de la educación con tales propósitos para el entendimiento mutuo, a través de programas que enseñen habilidades de comunicación y resolución de conflictos, que serían bastante útiles. Participar en talleres y seminarios y demás eventos y actividades académicas, donde se aborden temas sobre justicia, reconciliación y derechos humanos.
Por su parte fomentarse la participación y el protagonismo de las comunidades y sectores, para que se involucren sus miembros, sobre todo a quienes no se les había permitido participar en los proceso de toma de decisiones, en los proyectos comunitarios, donde se incluyan a las personas para trabajar juntas hacia objetivos comunes que fortalezcan el sentido unidad y no fomenten las divisiones, por el bien común. La transparencia y la rendición de cuentas es otro de los elementos pivotes en la responsabilidad de quienes asumen el liderazgo, debiendo ser transparentes, éticos y responsables de sus acciones, que es lo que construye la confianza entre la comunidad. El implemento de sistemas de monitoreo en progreso, evaluando el impacto de las iniciativas de reconciliación. Enfoques que pudieran contribuir a crear un entorno más equitativo y seguro, donde todos tengan la oportunidad de expresar sus preocupaciones y trabajar juntos para encontrar soluciones. Construir puentes y encontrar soluciones comunes requiere tiempo y esfuerzo, pero es un paso vital hacia la paz y la justicia restaurativa, en lugar de centrarse solo en el castigo, debiéndose buscar reparar el daño causado por medio de la participación de víctima, el ofensor y la comunidad, lo que fomentaría los entendimientos y el perdón.
Lo otro tiene que ver con el compromiso y la integridad de los líderes, que aúnen al bien común y sirvan de inspiradores a los demás, ejemplo de honestidad y trabajo por la unidad, para un futuro más justo y pacífico, con el fortalecimiento de las instituciones, que sean sólidas y prístinas, que resalten los derechos humanos y promuevan la equidad y la redistribución, lo que elevaría el entendimiento entre los diferentes grupos sociales, donde se siembren valores humanos y sean compartidos, en aras de construir la sociedad que deseamos, más unida y solidaria. Un ejemplo que podríamos mencionar es el de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
En Sudáfrica, después del apartheid, implementando el abordaje de los crímenes del pasado, y la búsqueda de la reconciliación nacional. También tenemos el caso del Proceso de Paz en Colombia, due, pese a los desafíos para el proceso de paz con las FARC, fueron un paso significativo para la reconciliación del país. Es clave que los esfuerzos sean inclusivos, basados en principios éticos sólidos; cambiar el curso de la historia requiere de la participación activa de todos los sectores de la sociedad, y un compromiso genuino con la justicia y la paz.
En cuanto a tales planteamientos y enfoques dirigidos desde lo local y hasta lo global, para paliar en la situación tan crítica por la que atravesamos en el planeta, también se debería ser proclives a buscar promover el entendimiento, para una reconciliación con colaboración internacional, un trabajo mancomunado, que en conjunto sumarán para frenar principalmente la crisis climática, las pandemias, y los conflictos armados, los cuales requerirían de propuestas unificadas, para darle respuestas inmediatas, a través de alianzas globales que fortalecerían la cooperación y la solidaridad. Tal vez haría falta crear nuevas y más dinámicas organizaciones multilaterales, además del papel que cumplen la ONU, la OMS y demás organizaciones internacionales, las cuales no han sido evaluadas con altas calificaciones última mente; para coordinar esfuerzos globales que garanticen que las voces de todos los países sean escuchadas. Incrementando sobre todo se promuevan con mayor vigor los Derechos Humanos, fundamentales, desde los básicos y en todas partes, construyendo una base común para el respeto, la dignidad, la justicia y la libertad.
Además del apoyo a grupos vulnerables, fomentando políticas, programas y proyectos en apoyo a las minorías, a los refugiados, a los migrantes, y a otros grupos marginados. Incrementar más educación y el empoderamiento, para asegurar que todas las personas puedan acceder a la escuela y educarse con calidad, promoviendo valores de paz, de solidaridad, de empatía, promoviendo las herramientas y los recursos a las comunidades, y se puedan abordar los desafíos de manera efectiva. El diálogo es la clave para la mediación en lo intercultural, del respeto dependerá que se resuelvan los conflictos, y fomentar la coexistencia pacífica.
Los mediadores de conflicto imparciales para resolver las disputas, y plantear soluciones simultáneas, con mutuos beneficiosas para las partes. La tecnología permite en la actualidad el desarrollo de herramientas para la paz, desde la ética, la transparencia, la justicia y el bien común. El uso de las redes sociales y demás plataformas de comunicación, que acerquen a las comunidades, a través de la difusión de mensajes de paz, desde la educación y la colaboración, para que se alcance la paz y sea sostenible en el tiempo, promoviendo prácticas que sean rentables también económicamente en el largo plazo, reduciendo las desigualdades, con el implemento de políticas audaces, que reduzcan las brechas sociales, con oportunidades equitativas y redistributivas para todas y todos.
Aplicando tales enfoques, entre otros, y lograr adaptarlos a cada entorno y sus diferentes y específicos contextos, a nivel de las comunidades, de las regiones y mundialmente, conduciría a que aumentara la participación activa, donde el compromiso de todos los actores, de los gobiernos, las organizaciones, comunidades y ciudadanos, como fundamentales para el logro de los cambios efectivos y permanentes.