Intimidar y hostigar

El vocablo bullying, derivado de la palabra que, en inglés, designa al abusador, se asocia al acoso y la violencia escolar. Caracteriza el abuso que ocurre entre niños y jóvenes en edad escolar. Aunque no tengo cifras, sólo el recuerdo de mi edad escolar en instituciones públicas y la experiencia de mi larga vida; me permite afirmar que tales actos son endémicos de sociedades violentas.

      En tal sentido no hay ninguna otra que supere a las anglosajonas, germánicas, galas, escandinavas y otras de ese medio que ellos llaman "occidente". Esas naciones se han matado -literalmente- entre sí por más de dos mil años. Han invadido cuantiosos pueblos pacíficos y débilmente armados para su defensa, exterminándolos miserablemente. Lo continúan haciendo en pleno siglo XXI. El daño producido no puede ser compensado, así de fácil, con sus logros culturales.

      Es esa "cultura occidental", dirigida desde finales del siglo XIX por USA, la que práctica, abierta e impunemente, el bullying internacional que llega hasta el asesinato masivo de quienes no se comportan ni acatan lo que ellos consideran aceptable, que no es otra cosa que convertir a todos los insumisos en sus huele braguetas.

      Ahora los gringos, acompañados del más asqueroso vasallaje europeo, refuerzan y extienden sus sanciones contra el pueblo venezolano por negarnos a aceptar que ellos decidan quien es nuestro presidente y cuáles son nuestras leyes. Dicen hacerlo en nombre de los derechos humanos. Derechos que ellos siempre han violentado con el mayor desparpajo.

      Ahora el gobierno, no electo por nadie, que opera -con el encanto de la izquierda europea- desde Bruselas, metieron a Ucrania en una guerra insensata bien provechosa para los fabricantes norteamericanos de armas. Y más desgraciado aún: con su anuencia, con sus armas, con sus ambiciones mercantiles fuera de toda proporción y dignidad, están respaldando el exterminio del pueblo palestino para convertir a los asesinos sionistas en la alcabala poderosa y definitiva de occidente, que decidirá lo que puede hacerse o no en el medio oriente.

      Bueno, eso último es un asunto de los árabes -que frente a estas realidades han mostrado ser una calamidad-. Por lo pronto, gringos y tributarios, deberían saber que, a diferencia de ellos, los venezolanos seguidores de las enseñanzas de Bolívar y de Chávez -que somos la inmensa mayoría de esta nación- no sólo tenemos el derecho de decidir nuestro rumbo, estamos resueltos a luchar para defender nuestra tierra y nuestra soberanía. Así que ¡váyanse bien largo al carajo!



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José Manuel Rodríguez


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