Cartas de amor entre Manuela Sáenz y Simón Bolívar

En estos tiempos convulsos, resaltemos el amor. Es necesario e importante.

El amor es un nosotros en convivencia permanente.

1) Carta de Bolívar a Manuelita Sáenz. La libertadora del Libertador.

Pasto, a 13 de octubre de 1826

adorada Manuela:

Recibí tu carta del 29 de septiembre, justamente en el momento más ocupado; ocupación que he dejado de lado por satisfacerme y atender tus dulces palabras, que convierten mi corazón en un reloj desacompasado por la nostalgia. Tú sola me has robado el alma y yo me ocupo sólo de pensar en ti. Nada distrae más mi atención y mis ocupaciones que el interrogante de tu mirada sobre mi amor a ti. ¿Qué diré yo si no te tengo junto a mí? ¡Hagamos juntos un propósito! ¡Qué sea a la hora del té, cuando tú te conviertas a mis pensamientos y los míos se vayan con los tuyos! ¿Te gusta? De todas maneras, esta conexión sólo tiene su triunfo en la esperanza que tengo de regresar y de confundirme con tu aliento. Tu amante idolatrado,

Bolívar.

2) Carta de Manuelita Sáenz a Bolívar:

General Simón Bolívar.

Señor mío, mi amor:

No me basta decir te quiero; por eso lo escribo, por la necesidad y el apremio de mi pecho. Quiero grabarlo en las nubes, en el cielo de mi Quito quiero; en el Pichincha es mi anhelo, y en su Colombia como una antorcha, inundada de luz por nuestro amor y por la gloria. Lléveme con usted al mismo abismo, donde grito y ruego que lo quiero. Deje Ud. allí crecer mis besos y esos besos suyos bajo el sol de la esperanza y en silencio, como crecen las flores, en esa tierra suya donde vieron nacer su hombría y sus desvelos.

Su Manuela.

3) Carta de Bolívar a Manuelita Saenz.

Lima, abril 20 de 1826

Mi adorada Manuelita:

Tú me acechas entre el lecho de las acacias y los cedros, aprisionando mi pobre humanidad entre tus brazos. Yo me entrego a tal prisión como raptado por el encanto de tu sutil sonrisa y tu audacia, en méritos estratégicos para aparecerte como Diana en los jardines de Odiseo. Contigo estoy dispuesto a llenarme exasperado de las satisfacciones propias del amor. Este altar de Venus vale bien trocarlo por el trajín del servicio a Marte; en el que pondré también mi más caro empeño, en la magnitud de mis esfuerzos. Espérame en el huerto de "Chuquiguada", con tu vivaz encantamiento de sorpresas.

Te amo,

Bolívar.

4) Carta de Manuela a Simón Bolívar. /sin fecha

General Simón Bolívar

Muy señor mío:

Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Solo por la gracia de encontrarnos daría hasta mi último aliento, para entregarme toda a usted con mi amor entero; para saciarnos y amarnos en un beso suyo y mío, sin horarios, sin que importen el día y la noche y sin pasado, porque usted mi Señor es el presente mío, cada día, y porque estoy enamorada, sintiendo en mis carnes el alivio de sus caricias. Le guardo la primavera de mis senos y el envolvente terciopelo de mi cuerpo (que son suyos).

Su Manuela

5) Carta de Manuela Sáenz a Simón Bolívar.

Lima, 5 de mayo de 1825.

A S.E. General Simón Bolívar

Muy señor mío:

¿Por qué se ha ido usted sin mí? ¿No ve que me ha hecho sufrir mucho? Dígame dónde está. Estoy muy triste, pero no puedo juzgarlo. Sé que al alejarse ha querido evitarme un gran dolor.

Usted tiene un corazón de oro, eso lo sé. Sin embargo, no quiero que se desobligue de mí. Yo, que estoy enferma de ansiedad y loca por la ausencia de usted únicamente puedo soportarlo todo a su lado; me sobra mucho, ¡Demasiado amor para dárselo! Lo único que me importa es su amor, sentirme segura en sus brazos.

Ahora dirá usted que soy libidinosa por todo lo que voy a decirle: que me bese toda, como me dejó enseñada, ¿no lo ve? ¿Cómo me las arreglaré sin la presencia de usted? Pregunto, ¿por qué me ha dejado enamorada? ¡Con el alma en pedazos! Usted dice que el amor nos libera. Si, pero juntos. Eso fue comprobado por lo de Junín; de lo contrario me siento encarcelada en mi desasosiego.

No le pido que piense en mí, dígame que me ha amado a mí más que a ninguna otra. Perdóneme el fastidio de mi delirio, pero es que lo adoro. Soy una mujer enamorada; tenga usted un poquito de compasión y consideración por mí.

Sé que lo que voy a decir no le gustará, pero sí: me muero de celos al pensar que podría usted estar con otra; pero yo sé que ninguna mujer sobre la faz de la tierra podría hacerlo tan feliz 56 . como yo. ¿Orgullo? Piense usted que sí, ¡pero es la verdad más dichosa! Por su amor seré su esclava si el término amerita, su querida, su amante; lo amo, lo adoro, pues es usted el ser que me hizo despertar mis virtudes como mujer. Se lo debo todo, amén de que soy patriota.

Suya,

Manuela

El amor entre dos grandes de la historia, Simón Bolívar y Manuela Sáenz. (https://www.facebook.com/alexander.alvarado.9883/videos/1255355588797556)



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Alexander Alvarado Contreras

Abogado y Psicólogo Social. Mgs. Desarrollo Cultural Endógeno. Escritor.

 alexanderalvaradocontreras@gmail.com

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