Visión y Opinión

La banda de los apellidos: Delincuencia organizada en la política venezolana

Las recientes declaraciones de Indira Urbaneja sobre la necesidad de detener a los delincuentes conocidos como "Los Papis" y "Las Mamis" me han llevado a reflexionar sobre un fenómeno más amplio y preocupante: lo que he decidido llamar "La Banda de los Apellidos". Este término se refiere a aquellos individuos que, desde posiciones de poder y en nombre de la política extremista, han contribuido a la desestabilización del país, exacerbando la crisis que vive Venezuela.

En lugar de buscar soluciones constructivas, estos actores políticos han optado por estrategias destructivas que han perjudicado al pueblo venezolano. Exigen sanciones, promueven bloqueos económicos y claman por intervenciones militares, todo ello bajo una retórica que busca aparentar un compromiso con la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, sus acciones revelan un interés más egoísta: el poder a cualquier costo.

Lo más alarmante es que, en su afán por desestabilizar al gobierno actual, algunos de estos personajes han llegado a promover asesinatos selectivos mediante mercenarios internacionales y bandas delincuenciales. Esta forma de operar no solo es moralmente cuestionable, sino que también representa un peligro inminente para la seguridad y el bienestar de todos los venezolanos. La violencia y la criminalidad no son soluciones; son problemas que solo generan más sufrimiento.

Es crucial que la sociedad venezolana tome conciencia de esta dinámica. La lucha por la democracia al antojo de ellos, no puede ser un pretexto para la violencia ni para el uso de métodos ilegítimos. La verdadera política debe centrarse en el diálogo, la reconciliación y la construcción de un futuro mejor para todos.

En este contexto, es fundamental cuestionar a quienes se autodenominan líderes y defensores del pueblo, pero que en realidad actúan como parte de una banda organizada que busca perpetuar el caos. No podemos permitir que los apellidos se conviertan en sinónimo de impunidad y violencia. La historia nos ha enseñado que el extremismo solo conduce a más extremismo, y Venezuela merece un camino diferente.

Es hora de que los ciudadanos se levanten contra esta "Banda de los Apellidos" y exijan responsabilidad a quienes juegan con el destino del país. La verdadera justicia no se logra a través del asesinato ni la manipulación, sino mediante el respeto por la vida y la dignidad humana. La lucha por un futuro mejor debe ser pacífica y constructiva, porque solo así podremos sanar las heridas de un pasado doloroso y construir un país donde todos tengamos voz y voto.

La Banda de los Apellidos: Un Análisis Crítico de la Desestabilización en Venezuela

En el contexto político venezolano, ciertos apellidos se han vuelto emblemáticos de una oposición que, según algunos análisis, busca la desestabilización del país. Los Machado, Capriles, Borges, López y Ledezma son nombres que resuenan en el debate nacional, asociados a estrategias que, en lugar de promover el bienestar del pueblo, parecen enfocarse en la agresión hacia el gobierno de Nicolás Maduro y la implementación de sanciones que afectan directamente a la población.

Estas sanciones, a menudo justificadas como medidas para presionar al gobierno, han tenido un impacto devastador en la integridad y la salud de los venezolanos. La retórica de estos líderes a menudo se centra en la lucha por la democracia y los derechos humanos, pero es crucial cuestionar si sus acciones realmente benefician al pueblo o si, por el contrario, perpetúan un ciclo de sufrimiento y crisis.

La estrategia de desestabilización no solo implica la búsqueda de apoyo internacional para sanciones, sino también la promoción de un clima de violencia y polarización. Al fomentar un ambiente hostil, se ignoran las necesidades reales de los ciudadanos, quienes padecen las consecuencias de una economía colapsada y una crisis humanitaria sin precedentes.

Reflexiones al Cierre

Es fundamental que los venezolanos reconozcan esta dinámica y exijan una política que priorice el diálogo y la reconciliación. La historia ha demostrado que el extremismo y la confrontación no conducen a soluciones duraderas. En lugar de perpetuar un conflicto que solo beneficia a unos pocos, es vital construir un futuro basado en la cooperación y el entendimiento.

La lucha por una Venezuela mejor debe ser inclusiva y centrarse en el bienestar del pueblo, no en la búsqueda de poder a cualquier costo. Solo así podremos superar las divisiones y trabajar juntos hacia un futuro más esperanzador.

En Democracia se debe respetar el voto de las Mayorías, las minorías aceptar los resultados y hacer cada quien su trabajo sin afectar al Pueblo, ya que los mercenarios no van a diferenciar si una persona asesinada es Chavista u Opositor.

@jesussantanderL



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Jesús Santander

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