Para quién y por qué escribo hoy. Una breve respuesta desde el ecomunitarismo

Hace algunos meses publiqué un muy breve texto intitulado "A esta altura ya no leo, releo" (ver https://rebelion.org/a-esta-altura-ya-no-leo-releo/)

En estas escasas líneas me pongo ahora del otro lado de la escritura e intento aclarar para quién y por qué escribo ahora, a los 71 años.

A un colega le dije recientemente que escribir es como lanzar una botella con un mensaje al mar, esperando con la duda anclada en el pecho que el envío llegue a manos receptivas.

Ahora la pregunta es por qué después de haber sufrido en más de siete décadas tantas derrotas y tantas decepciones alguien se dispone a lanzar aquella botella.

Y la otra interrogante que acompaña necesariamente a esa pregunta es: ¿para quién se escribe a esa altura de la vida? Sobre todo cuando quien lo hace es alguien que, contra viento y marea sigue sublevándose contra un capitalismo globalizado que aparentemente triunfa en casi todo el Planeta y en casi todas las esferas de la existencia de cada persona, y propone y apuesta a una alternativa para superarlo en todos los órdenes: el Ecomunitarismo.

A la interrogación sobre el por qué respondo: porque la Humanidad y el Planeta se merecen algo mejor que el capitalismo (que amenaza seriamente la supervivencia de la primera y la de buena parte de la vida en el segundo), y porque soy testarudo.

Lo mejor está sintetizado en el lema mayor del Ecomunitarismo que (apoyándose en las tres normas básicas de la Ética) reza "De cada un@ según su capacidad y a cada un@ según su necesidad, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad".

Y la testarudez parece ser una característica necesaria para todo paso adelante que la Humanidad haya dado y se proponga dar hacia una mejor calidad de vida. Tomo por testigo a la perseverancia con la que el grupo de cazadores de los pueblos amazónicos acecha o persigue a las presas que habrán de alimentar a toda la tribu (pues lo cazado será rigurosamente distribuido entre todos). Y también invoco la milenaria perseverancia del pequeño agricultor comunitario o familiar que desde las llanuras hasta altas estribaciones de los Andes insiste una y otra vez en sembrar el maíz, la papa o la quínoa, sabiendo que la sequía o la inundación lo castigará sin falta en este o en el venidero año. Y pude presenciar la estoica persistencia con la que día tras día trabajadores mal dormidos cabeceaban en el ómnibus antes mismo del amanecer cuando iban a ganarse el pan que habría de alimentar a su familia.

Y ni que hablar del comportamiento tozudo y heroico que ante prolongadas y muy crueles torturas much@s compañer@s (la gran mayoría constituida por desconocid@s para el gran público), mantuvieron por amor a la causa de los pueblos originarios y/o de la liberación nacional y el socialismo (o el anarquismo).

Mi tozudez no llega ni al tobillo de la demostrada por es@s compañer@s, pues mi empeño en la esperanza de superar el capitalismo ha costado a mi familia y a mi persona un mínimo precio; en el periodo de la dictadura solo impuse durante cinco años a mis padres y a mi hermana, para su seguridad, una completa incomunicación, que significó su total ignorancia sobre si estaba vivo o muerto (con el consiguiente sufrimiento que ello significó para ellos); y por mi parte no sufrí ni un día de cárcel y para mí el exilio, más que un castigo, fue un premio, pues me permitió aprender mucho con el descubrimiento del mundo y con la prosecución de los estudios; además, por si lo anterior fuera poco, el exilio me dio a mi hija y mi hijo, regalos de la compañera que comparte mi camino hace 51 años. Y en la segunda mitad de mi vida ese precio se ha reducido a cero pues la docencia universitaria y desde 2019 la jubilación me han permitido llevar un tren de vida repleto de comodidades.

Sobre el para quién escribo la respuesta no es menos clara: para las y los jóvenes de edad y/o de ánimo que no aceptan que el capitalismo pueda ser el fin de la Historia humana.

Hay que notar que hoy el capitalismo aparece como "casi" triunfante en todo el Planeta y en todas las dimensiones de la existencia porque son muchos millones y en cada rincón de la Tierra las y los que no aceptan ese triunfo y se baten contra él desde trincheras que van de lo local a lo planetario. Esas son las personas que establecen diariamente lazos amorosos o de amistad verdadera, y/o que perseveran en o inventan modos comunitarios de vida solidaria y ecológica (como los practicados en comunidad por los pueblos originarios), y/o que defienden a riesgo de su vida, libertad o comodidad las nobles causas de los más pobres (siguiendo la consiga artiguista de 1815 que exige "que los más infelices sean los más privilegiados"), de los malvenidos (como los migrantes que mueren tratando de llegar a la Europa o a los EEUU del imperio yanqui-OTAN, en cuyas entrañas hay, por cierto, much@s antiimperialistas y anticapitalistas), de los discriminados por su cultura indígena, o por el color de su piel o por ser mujeres, o por su opción de género, y/o que defienden la salud de la Pacha Mama en todas sus expresiones (según lo exige la tercera norma fundamental de la Ética).

Para ell@s y para l@s que en el futuro serán como ell@s, escribo. Ojalá mi nieto (hoy con 4 años y medio) decida hacerles compañía.

A todo eso agrego que el Ecomunitarismo apuesta a la constitución de toda la Humanidad como una gran familia de pueblos que colaboran pacífica, complementaria y solidariamente entre sí. (Hemos avizorado en lugar de la actual ONU, con potencias nucleares como únicos miembros permanentes de un Consejo de Seguridad y con derecho a veto, sobreponiéndose a lo que resuelva la Asamblea General) la conformación de la Organización de los Pueblos Unidos, sin miembros con derecho a veto y resolviendo por consenso la entreayuda amistosa y los eventuales diferendos. Ahora, con esa misma perspectiva ecomunitarista, hasta que exista la división asimétrica entre potencias y países que no son potencias, así como la división en bloques, proponemos la conformación de Nuestramérica como bloque integrado solidariamente, independiente y soberano, que al mismo tiempo en que se libera del domino de cualquier potencia, promueva la creación de esa Organización de los Pueblos Unidos. Hace poco, cuando una vez más defendí esa idea en sendos artículos en los que desde el título afirmaba la mencionada postura con un subtítulo que rezaba "ni EEUU-OTAN, ni Rusia, ni China" (ver https://www.aporrea.org/internacionales/a322725.html y https://www.aporrea.org/internacionales/a323381.html )

un compañero me comentó, insinuando una supuesta soledad a la que me vería reducido con esa posición, que en vez de "Ecomunitarismo" debería hablar de "lopezvelasquismo". Mas ahora le respondo que algunas voces me han manifestado su concordancia desde distintos países de Nuestramérica, y que me siento en buena compañía enarbolando esa bandera, pues con ella, entre much@s otr@s, me ubico al lado de Bartolina Sisa, Juana Azurduy, Manuela Sáenz, Artigas, Bolívar, Martí, Sandino, Sendic Antonaccio y el Che.

Y si mi crítica al capitalismo, mi propuesta y mi esperanza ecomunitarista y mi prédica en favor de una Nuestramérica independiente, soberana, e integrada en la mutua solidaridad, resultaran vanas, es obvio que muchos más teclados y tiempo que los que le robo a la Humanidad para promoverlas se desperdician hoy en mil sofismas, fútiles vanidades y estupideces.

Tú, lectora y lector, habrás de decirme si vale la pena que siga escribiendo, mientras la incierta salud lo permita... y... haya ganas...

Queda en el aire la pregunta acerca de hasta cuándo habrá alguien dispuesto a publicar lo que escribo. Pero dicho eso, aunque se cerraran todas las puertas, nada impediría que, si lo creo necesario, escriba solo para mi familia, o incluso, solo para mí mismo.

Y por último, debo agregar que en los últimos dos años he optado por escribir mayoritariamente textos muy breves, de tres o cuatro páginas, que en algún momento bauticé con el nombre de "píldoras ecomunitaristas". Dos son los motivos de tal elección. En primer lugar siempre me impresionó cómo el refranero popular logra condensar profundos pensamientos en una sola frase; y entendí que si nuestra filosofía quiere dialogar con el pueblo, debe adoptar esa economía en las palabras. Y en segundo lugar porque la mayoría de l@s jóvenes de hoy, formados en los tiempos de la cultura audiovisual, muestran poca disposición para leer textos largos; y como la propuesta ecomunitarista apunta a un futuro poscapitalista, apuesta a la acción de quienes por su edad están más aptos para construirlo, a saber, l@s jóvenes; de ahí la opción por resumirla en textos que por su extensión no sean descartados a priori por la juventud.

Bibliografía mínima

José de la Fuente Arancibia y Ricardo Salas Astraín (orgs.), "Introducción al Ecomunitarismo y a la educación ambiental. Lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco", gratuitamente disponible en https://library.oapen.org/handle/20.500.12657/51640

en https://zenodo.org/record/5745105#.YaZXEdDMI2w

en https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/10827

y en https://es.scribd.com/document/561776175/Introduccion-Al-Ecomunitarismo-y-Educacion-Ambiental



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Sirio López Velasco

Uruguayo-brasileño-español. Filosofo y Lingüista, profesor universitario jubilado

 lopesirio@hotmail.com

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