Frase que inmortalizará a Chávez: "Ser rico es malo". Pocos la han entendido y hasta la ocultan…

  1. Hace ya algunos años, cuando en Venezuela los conflictos políticos parecían conducirnos a una guerra civil, en el año 2003, oímos al Presidente Hugo Chávez decir una de esas verdades luminosas que hienden los sentidos y estremecen los tiempos, y que surgen del más hondo dolor humano: "ser rico es malo".

  2. Los que sean verdaderamente cristianos, los que hayan leído y asimilado en su grandiosidad las obras de León Bloy (como "Sangre del pobre", "El desesperado" o "El mendigo Ingrato"), entenderán perfectamente esa frase de Chávez: "Ser rico es malo".

  3. Los que perdieron su vida sólo buscando ser ricos jamás han podido tener tiempo para cultivar su espíritu, su conciencia. Echaron por la borda lo más sagrado de sí.

  4. Existe una maldad implícita en la riqueza; cuando vemos niños de la calle, indigentes, borrachos echados sobre cartones en los lugares más esplendorosos de la ciudad (frente a descomunales entidades financieras), miseria en los barrios, niñas embarazadas con otros pequeños a cuesta como penas ambulantes; uno sabe que toda esa gente está pagando por los que poseen enormes bienes de fortuna, por los que cultivan la codicia con locura (lo que más genera el capitalismo).

  5. De modo que no se es rico sin causar pavorosos males a la sociedad, y el que mucho posee le está quitando, digo, capacidad de vida a otros muchos que apenas si se pueden llevar a su boca un trozo de mendrugo al día. El rico les arranca ese bocado.

  6. Todo el excedente de lo que el rico desperdicia, lo que echa al cesto de la basura, podría mitigar en parte dolores y miserias. Pero el rico es un ser que ha perdido la sensibilidad, tiene una poderosa corteza que nada le importa lo que los demás sufren.

  7. La expresión "ser rico es malo" levantó una gran polémica en los medios poderosos. Fue recibido como un insulto a la inteligencia del capital. Hay incluso quienes se persignan cuando escuchan esa sentencia, le tienen horror y no les gusta que se le mencionen, sobre todo a los obispos. A mí me parece de lo más genial que el presidente Chávez ha dicho en todos sus discursos. Fue no obstante esta sentencia, tomada a chanza por otros, se esparció por las redes sociales como algo insólito y monstruoso, y de inmediato se generó la especulación de que el presidente Chávez no tenía derecho a decir tal frase por cuanto él vivía en Jauja y nada le hacía falta, y que por eso se permitía lanzar una ofensa que "hería" sobre todo a la clase media que al fin y al cabo lo que busca cada día es aspirar ser algún día como los ricos. Pero no es posible decir tal frase sin conocer a fondo lo que es la pobreza, sin vivirla y sin practicarla.

  8. En cuanto el Presidente Chávez planteó esta sentencia demoledora, de inmediato pensamos, insisto, en León Bloy, el genio del pensamiento católico europeo, quien escribió obras como "La Mujer Pobre" y "La Puerta de los Humildes". Ningún presidente venezolano, a excepción del Libertador, se había atrevido a verdades tan crudas, y aún tan desafiantes para los dueños del mundo y los burgueses que han colocado como ideal de vida el ser rico, el "vivir bien", el practicar el más empedernido consumismo, el buscar sobre todas las cosas en la vida mucho capital y vivir en medio del despilfarro y el derroche, sin importarles en nada el prójimo.

  9. En febrero de 2009, todavía los medios no salían de su desconcierto y en una entrevista concedida por Chávez al canal Venevisión salió a relucir la pregunta: ¿Cómo queda ese sector al que usted llama burgués, cómo queda el rico? ¿Usted sigue pensando que ser rico es malo? El comandante respondió: "Cristo lo dijo: más fácil será que un camello entre por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos. … estoy tomando una frase de mi señor, de mi Cristo en el que creo. Ojalá los ricos de Venezuela se pongan la mano en el corazón, ojalá se den cuenta de que es imposible vivir con tanta riqueza rodeados de pobreza, esa fue la causa del Caracazo. Los ricos de Venezuela, ustedes señores de la burguesía, ¿por qué alguien se va a sentir ofendido si se le llama burgués? es una categoría histórica, social y económica."

  10. Pero en todo caso su expresión descarnada, más allá de la política, nos parece perfecta, cristiana, objetiva y profundamente humana. Hoy en la Iglesia, entre los religiosos, entre muchos que se llaman humanistas e incluso ecologistas, dificultamos que alguien sostenga esa frase "ser rico es malo". La expresión de Chávez la retorcieron algunos, como si Chávez hubiese dicho que ser pobre es bueno. Ahora bien, la pobreza entendida como el que tiene sólo lo necesario para vivir, no es mala. Es más aún, suele ser dulce y serena. Cuando ya traspasamos del poseer lo necesario vital para la existencia, para lanzarnos a acumular bienes y trastos, y queremos tener más que el vecino, caemos en las garras del demonio de la envidia, del desprecio a los que poco tienen según sus aspiraciones; nos volvemos bestialmente receloso del ser humano, entramos en las dimensiones de un enfermizo egoísmo, en la hipocresía, en una palabra: la maldad más absoluta, porque entonces habrá triunfado en nosotros la firme vileza del capital. Podríamos decir que el capital es la madre de la miseria y de la riqueza.

  11. Cuando al pobre ya se le quita lo esencial para la existencia digna: la posibilidad del cuido de su salud, de su alimentación y educación, esto llega precisamente porque alguien se lo quita, porque alguien está engrosando a su costa lo que humanamente le pertenece. El planteamiento del presidente hay que verlo así: por cada nuevo rico se engendran miles de miserables. El crecimiento del número de ricos es directamente proporcional al crecimiento de la miseria. Por eso en los países capitalista el desarrollo económico va en proporción directa a la expansión de la miseria porque se trabaja en un sistema cerrado en el cual, el que más gana lo obtiene siempre a expensas del que menos tiene. Por eso dice Bloy, que es necesario que un niñito sea torturado por el hambre, en una pieza helada, para que una linda jovencita cristiana no se vea privada de las delicias de una buena mesa junto al fuego.

  12. Cada niña que se hace la nariz por pura coquetería le quita cien almuerzos a una familia pobre; cada hembra que engrosa sus pechos o abulta sus nalgas para verse mejor le despoja al pobre de la posibilidad de ser atendido con decencia en un hospital.

  13. El rico nunca se conforma con lo que tiene; quiere más, busca más, persigue engrosar su riqueza a costa de lo que sea, y acaba entregado a la mayor avaricia, imbecilidad, al más enfermizo y descarado egoísmo, en la más desenfrenada perversión posesiva y criminal de dinero y propiedades y por eso mata y se hace matar. No hay cosa más monstruosamente cruel que un rico. Aunque son éstos los que llevan a flor de labios la piedad, la caridad, infaltables por demás en las iglesias. Para calificarlos, no hay una expresión más contundente que la de León Bloy: "un chancro sifilítico en un rostro admirable". Añade Bloy: "… la riqueza es el más terrible anatema, y que los malditos que la detentan, en perjuicio de los miembros doloridos de Jesucristo, están destinados a tormentos indecibles, pues se halla preparada para ellos la Mansión de los Alaridos y de los Terrores. Sin duda, esta verdad evangélica es un alivio para los que sufren en este mundo."

  14. La riqueza da una forma de poder envilecedora. Al rico un gran sector de la sociedad lo admiran, lo ama, lo endiosa y le coloca como un hombre importante para la sociedad, pero ello no nace en esencia de su ser como persona, como humano, sino por vía del dinero que posee y que a la vez lo corrompe todo. El rico es un ser que recela de su entorno, de esa gente que dice quererle, amarle, de esa sociedad que le respeta y lo tiene por un personaje imprescindible dentro de los valores de la sociedad, porque para él en el fondo no hay nada humano. Que todo se mueve por el interés. Por lo que el rico acaba por ser envidiado, odiado y tratado muy hipócritamente por cuantos le rodean y hasta por sus propios seres queridos. El rico es un ser que termina por no creer en nadie.

  15. El estado natural e ideal del hombre debe ser el de la pobreza. El pobre, a diferencia del rico, es un hombre de fe, un hombre que comparte con los demás lo poco que tiene, un hombre que en las situaciones difíciles está decidido a dar la vida por sus amigos, por lo que considera justo. El pobre es el ser más honrado y digno que quepa imaginar. El que persigue la grandeza humana no puede buscar la riqueza, el lujo, la vanidad.

  16. Pero resulta que el rico jamás escarmienta. El rico no está hecho sino para entender sus negocios y capitales, y vivir recelando de todo el mundo, de sus amigos, de mujer y hasta de sus hijos. El noventa por ciento de los mayores delitos, crímenes y corrupciones en el mundo se produce por tratar acaparar capital. El rico en definitivamente, como dice Bloy, "un ser cegado y embrutecido al que no es posible detener más que con una guadaña o con un puñado de metralla arrojado sobre su vientre…"

  17. En medio de todos estos horrores, para los llamados liberales y demócratas del mercantilismo, no hay sino que rendirle pleitesía a los ricos, y es entonces cuando se desata la más bestial de todas las paradojas: el rico es un ser "bueno por excelencia", al rico se le hace académico sólo por tener mansiones y lujosos carros, al rico se lo enviste de todos los honores porque por el billete baila el perro.

 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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