Cuento o razón

El problema nuestro de cada día

El periodista Juancho Marcano y su perro Pipo habían regresado del conuco y se sentían tristes porque la sequía ha marchitado la sonrisa del paisaje. Una vez ahí en las sillas del garaje ambos descansaban y estando allí, varios vecinos se pararon a preguntar si el reportero sabía cuándo llegaba el agua, la cual tenía más de treinta días sin aparecer por el poblado, y la respuesta a tal interrogante, siempre fue negativa por parte de Juancho.

Pipo que había escuchado atento las preguntas y las respuestas del periodista, sintió curiosidad, como siempre, y preguntó: ¿Y este problema del agua, Juancho, tiene mucho tiempo en esta tierra de la Tacarigua de Margarita?

Juancho Marcano había notado un poco raro que el perro no había preguntado por este sempiterno mal en el pueblo, sin embargo, le manifestó: "Sucede Pipo, que ese asunto, ha sido el problema nuestro de cada día hace bastante, pero bastante tiempo, tan es así que empezando la década de los cuarenta del siglo pasado, el Presidente de aquella época, Eleazar López Contreras, construyó unas alcantarillas en el pueblo que se surtían del agua del riachuelo de San Sebastián, y así éstas pudieran paliar la situación de aquel tiempo. Pero este problema con el pasar de los días hasta ahorita, se ha venido agravando, que esa misma alcantarilla que está cerca de la plaza del poblado, sigue paliando en algo la falta sempiterna de agua de la Tacarigua de Margarita".

El perro Pipo escuchaba atento al periodista y una vez que éste terminó su comentario, volvió a preguntar: ¿Pero qué han hecho los habitantes para solucionar ese eterno mal?

El periodista miró fijo a su perro, y acotó: "Qué no se ha hecho, Pipo, qué no se ha hecho. Pues aquí se ha hecho de todo para que los gobiernos solucionen ese problema que castiga con el puñal de la sed a los habitantes, pero no ha habido una voluntad política ni de uno ni otro gobierno y el pueblo cada día más sigue sediento.

Pipo en vista de que la esposa del periodista, lo llamó a almorzar, no siguió preguntando, y se echó a esperar su comida, mientras el periodista pasó para la casa a comer.

 

 



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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