Desbandada en Voluntad Popular

Como si no fueran exiguas las bases que conforman el partido neofascista Voluntad Popular, recientemente se produjo una nueva desbandada que puso fin a la militancia naranja de un centenar de los cuadros de esta supuesta organización política en la región capital. Para nadie es un secreto que Voluntad Popular trascendió hace rato de la esfera política para incorporarse a todas las agendas del golpismo, las guarimbas y la búsqueda frenética de la ruptura violenta del hilo constitucional.

Bien lejos están sus dirigentes del espíritu democrático que han forjado y defendido los venezolanos con temple y dedicación. El asalto por la fuerza del poder político y el uso de mercenarios para invadir el territorio nacional, explican claramente sus miserables valores que los colocan en la cumbre olímpica de los mayores traidores de la patria. Por eso el pueblo los rechaza y los repudia. Cuentan con cero votos. Esto lo sabe su dirigencia, por eso se plantearon con beneplácito en su agenda programática, nada de elecciones y que sea el generoso Tío Sam, desde la Casa Blanca, el que "reconozca" al presidente genuflexo que se postra a sus exclusivos intereses. Tamaña barbaridad. De allí salió el mayor engendro de Voluntad Popular, el espurio Juan Guaidó.

Pero las deserciones, las críticas, las molestias y los saltos de talanquera no son prácticas ajenas a la cotidianidad de estos mezquinos políticos. Por eso, van saltando de franquicia en franquicia, de partido en partido, cada vez que los cambures (repartición de cargos y negocios) no les favorecen. Esto demuestra la carencia de valores ideológicos, éticos y morales de los supuestos defensores de la democracia, a los cuales solo les interesa figurar políticamente y coronar alguna ayudita humanitaria de las que reparten generosamente Leopoldo López y Juan Guaidó entre su círculo dorado.

Hay varios ejemplos de desbandadas que han desmembrado organizaciones políticas enteras. Algunos políticos hasta crean su propia franquicia para no depender de terceros. Es el caso del criminal Leopoldo López que renunció y dividió a Primero Justicia para no tener que soportar los desafíos a sus propuestas realizados por dirigentes como Henrique Capriles y Julio Borges. Pataleta por delante, el malcriado Leopoldo López se fue con su circo a otro lado. Artimaña que solo pueden hacer los mantuanos con sus ingentes alforjas atestadas de dinero.

Por todo esto no sorprenden las amargas declaraciones del excoordinador de Voluntad Popular en Caracas, Javier González, donde rechaza las carencias organizativas y programáticas de este partido neofascista. En rueda de prensa declaró que "lo que es más resaltante y queremos destacar: la poca democracia interna que hay en el seno de la organización política". Esto es un reconocimiento tardío de las prácticas autoritarias ejercidas por la cúpula de Voluntad Popular, la cual bajo el "liderazgo" de Leopoldo López reparte cargos y prebendas a discreción y, fatalmente, sacó a ese partido del camino democrático y electoral hasta convertirlo en una organización criminal. Al parecer las propias bases de Voluntad Popular quieren "cambiar la forma de hacer política en el país". Tremendo llamado de atención para la cúpula mantuana.

Con el teatro acostumbrado, para copar las tendencias en las redes sociales, los nuevos renunciantes de Voluntad Popular se quitaron su uniforme insignia de color naranja (sinónimo de neofascismo en la historia política venezolana reciente), clamando por acciones que permitan "corregir para recuperar la confianza". Pena ajena, pues la soberbia de Leopoldo López destruyó cualquier vestigio de tolerancia y respeto en su accionar político.



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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