Ministro Carreño: ¡¡La Revolución no ha llegado a las cárceles venezolanas!!

El ministro Carreño es un hombre impetuoso y con un verbo asertivo. Cuando acomete una misión que le encomienda el Presidente se convierte en un incansable y denodado luchador hasta lograr su objetivo. Pero en esta oportunidad Chávez se la ha puesto harto difícil. No sólo debe combatir el enorme flagelo de la delincuencia y la inseguridad, que es uno de los mas graves problemas que confronta en este momento la sociedad venezolana, amén de dirigir la política de seguridad e inteligencia del estado venezolano, sino que tiene también tiene frente a sí otro reto de insoslayable accionar como es el del sistema penitenciario venezolano que, a pesar de los paños calientes que recibe de vez en cuando con nombres rimbombantes como el de la HUMANIZACIÓN DE LAS CÁRCELES, sigue igual o peor que en los últimos veinte años.

La situación carcelaria, en un proceso revolucionario como el que vive Venezuela no tiene hoy ninguna justificación. Se explica por la desidia y la negligencia con la que la han manejado los ministros de Interior y Justicia que han estado al frente del despacho, de los viceministros de Seguridad y por supuesto de los mas de 10 Directores de Prisiones, todos fracasados por la incapacidad y la impericia con la que han “dirigido” el sistema penitenciario de nuestro país.

Sobre todo, en los últimos meses, hemos presenciado con rabia e indignación, la degradación inhumana de las cárceles. Pareciera que es una política intencionada llevar al máximo nivel de desesperación a los reclusos y sus familiares en esos antros del horror en los que se han convertido nuestras cárceles. Los verbos que una vez conjugó el ilustre criminólogo Elio Gómez Grillo son la realidad de todos los días en ellas: OCIAR, DROGAR, ROBAR, MATRAQUEAR, MATAR Y MALTRATAR es el accionar diario. Las matanzas, motines, represalias, autosecuestros ocurren ante la mirada impávida de quienes tienen la responsabilidad de que quien es procesado o sentenciado por haber cometido delitos, reciba un tratamiento de rehabilitación que le permita reeducarse y reinsertarse en la sociedad de manera constructiva y no salga convertido en una piltrafa humana que con la reincidencia genera mayores males y costos sociales.

Ese es el sentido de las cárceles y del sistema penitenciario en general. De allí que ahora le exija al ministro Carreño que asuma con coraje y decisión una política carcelaria inteligente, valiente, profesional, sensible, con visión humanística. Allí hay que saber cuando y a quien hay que aplicarle mano dura sin violar derechos humanos y cuando y a quien tratar como a un ser humano que erró, pero que tiene la posibilidad de cambiar cuando se le dan las oportunidades de hacerlo.

El cambio positivo en las cárceles, la justicia a tiempo es el mejor ejemplo concreto, real de que hay una Revolución en Venezuela. Así que Carreño tiene la responsabilidad de lograrlo. Sino, el pueblo y la Revolución os lo demandarán.

cecilperez@ucla.edu.ve


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Cécil Gerardo Pérez


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