Madre Tierra

Desde los tiempos de mi escuela, se acuñó en mí pensar el término conceptual que identificaba a la Madre Tierra como Planeta y eso me parecía bien y estaba codificado como un término razonable y gramaticalmente aceptable por la Real Academia española, aunque no era plana sino redonda como decían algunos atrevidos que sentenciaron a muerte por decir esa temeridad en épocas pasadas.

La maestra, el profesor y hasta los letrados guiadores del léxico verbal de la gente, establecían como un mandato sine qua non la manera referencial para identificar en escritos, discursos y el hablar cotidiano sobre nuestra única casa grande de vida, compartida con los otros seres vivos que la pueblan. No obstante desde el sur nos venía un vocablo identificatorio del planeta compuesto por dos palabras de gran significancia en el respeto, el reconocimiento y la veneración más allá de lo conceptual y gramatical. Dicha palabra abrió espacio en el lenguaje como Madre Tierra y fueron nuestros Pueblos Originarios del Abyayala que lo popularizaron y acuñaron, confrontando el lenguaje colonialista que nos legaron los Conquistadores de América.

Algunos coterráneos aún se mantienen en esa concepción lingüística y no teorizan con lo dialectico para no contrariar la costumbre, ni mucho menos contradecir el léxico hegemónico con raíces colonizadoras, pero otros tantos vienen arremetiendo contra la fuerza de la costumbre y con determinación nos convencimos de tomar el término Madre Tierra como más nuestro, irreverente y descolonizador pero sin atisbo de apropiárnoslo como moda ni rebeldía sin causa.

Bajo esta óptica liberadora y de reconocimiento al léxico originario de nuestros pueblos indígenas, surge una propuesta de sentimiento patrio y reivindicadora con reflexiones ambientalistas de proponer a la Asamblea Nacional Constituyente 2017/2020 la aprobación de una Ley Constitucional por Los Derechos de La Madre Tierra, la cual fue creada con el apoyo institucional del Compatriota Erick Rangel, Ministro de Ecosocialismo de ese periodo, con participación de un nutrido grupo de militantes de la causa ambientalista y especialistas en otras ramas de los saberes universales, quienes logramos un texto cónsono con el sentimiento e interés por trascender nuestra lucha y lograr un consenso de reconocimiento a la Madre Tierra como sujeto de vida y no como objeto mercantil de intercambio.

De hecho nos tocó debatir bastante, consultar textos, avalar criterios y llegar a conclusiones defendibles en cualquier instancia de debates y controversias, nos tocó esperar por las consultas jurídicas y de la Procuraduría de la Nación, hasta su entrega en Presidencia para los fines consiguientes.

De esa manera fuimos convocados al Palacio de Gobierno, para un acto público donde el camarada Nicolás Maduro Moros, hizo entrega al Presidente de La Comisión de Ecosocialismo de La Asamblea Nacional Constituyente; el Camarada Ricardo Molina, de un texto de Ley fuera de lo Común. Una Ley Constitucional Por Los Derechos de la Madre Tierra, una Ley que trasciende lo cotidiano y en un tiempo país, muy difícil y controversial. En pleno ataque multidimensional por las huestes del Imperio Norteamericano, el Estado Nación se preocupa por el cómo vivimos y como impactamos nuestra casa grande. Nos abocamos a tratar de comprender la raíz de los grandes problemas globales como El Cambio Climático y los desajustes ambientales que generan cambios bruscos en la homeostasis del Globo Terráqueo.

Nadie ni nada está exento de sufrir embates ambientales derivados del modelo de vida capitalista y depredador que llevamos la mayoría de los humanos, para nadie es un secreto que la afrenta hacia nuestra Madre Tierra está en un nivel intenso y no cesa de incrementarse la agresión humana, sin reparar en daños ambientales irreversibles en cuanto a su auto restauración compensatoria.

Y ante esa realidad incomoda, llega el accionar de nuestra nueva Asamblea Nacional, facultada por Ley y avalada por la mayoría del pueblo Venezolano para que evalúe, debata y apruebe una Ley Orgánica, por demás única que contemple Los Derechos de La Madre Tierra que la discuta con el pueblo legislador y nos permita colocar en la conversa cotidiana de nuestra gente consciente, el Modelo de Vida necesario para perpetuar la especie humana hasta el confín de los tiempos.

Al defender principios fundamentales de esta Ley nos subsumimos en un nivel de compromiso consciente de ver la Tierra, sentirla y defenderla como un todo, como un ser vivo que funciona armónicamente, con flujos y contraflujos, con memoria natural que reacciona, se estremece y hasta cobra los desmanes humanos que sufre en su proceso evolutivo.

Por cierto en la Carta del Jefe Indio Wamushy(Seatle), al Presidente de los EEUU de su época, se deja ver una sentencia sagrada que expresa "Que nos somos dueños de La Madre Tierra, somos parte de Ella" y en el Libro Sagrado de la Biblia observamos una acotación que infiere que de ella venimos y a ella regresamos!

Ya no es una teoría el otorgamiento de Derechos a la Madre Tierra, es una concreción necesaria, si queremos protegerla para salvar la especie humana de un cataclismo terminal. Y como expresó el Comandante Chávez en La Cumbre de La tierra en Copemnahe de que: "No Cambiemos El Clima, Cambiemos El Sistema."

De aprobarse esta Ley, como debe ser, estaríamos colocando el nombre de Venezuela en una escala internacional, porque seriamos el 2do país del mundo en defender un marco teórico trascendente en el pensamiento responsable de la humanidad y por supuesto estaríamos pensando y actuando en nombre de los 7500 millones de personas que habitamos la Madre Tierra.

Rumboambiental@gmail,com

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1241 veces.



Antonio J. Rumbos

Médico Veterinario. Ambientalista. Exconstituyentista

 Rumboambiental@gmail,com

Visite el perfil de Antonio J. Rumbos O. para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Antonio J. Rumbos O.

Antonio J. Rumbos O.

Más artículos de este autor


Notas relacionadas