El voto es conciencia o empeño ideológico

La ideología “parece vinculada a la necesidad de un grupo cualquiera de darse una imagen de sí mismo de representarse”, nos indica Ricoeur. Al describirnos desde el discurso hegemónico nacional como “bolivarianos”, se crea un vínculo con nuestros antecesores y esta ideología es convertida para emplearla como argumento para deliberaciones políticas. Nos describen sobre la honra que representa su imagen, hay una transferencia de imaginación que produce una experiencia objetiva que nos coloca en una clase o grupo social. Así nos organizan para integrar una comunidad política que se encuentra en condiciones mínimas de subsistencia.

No se trata de ser un adversario de las ideas de Bolívar, se trata de que hay quienes se ufanan de su ideal hoy en día protegen a los enemigos secretos del bolivarianismo, ideario que significa: independencia y soberanía latinoamericana y caribeña; republicanismo, nacionalismo, educación ilustrada para todos, libertad de pensamiento y de expresión, emancipación de esclavos y de indígenas, reforma agraria, propiedad pública de los recursos del subsuelo, integración regional. Por el contrario lo que se percibe en la actualidad es que la llamada revolución bolivariana está plagada de personajes que encarnan a Santander y a José Antonio Páez, salvo que esta vez la traición no es a un héroe, sino a un pueblo.

Santander en su época inauguró la deuda externa que luego el congreso de 1830 distribuye su peso a todos los pobladores de Venezuela, nuestra generación y nuestros sucesores hemos adquirido las sanciones que deberían pesar sobre los líderes del bolivarianismo. Con Páez surgen los nuevos terratenientes que para la actualidad están representados por el actual ministro de agricultura y tierra, quienes se toman la atribución de exportar 3500 cabezas de ganado a Irak, cuando aquí la clase trabajadora no alcanza a comprar en el mercado privado ni un kilo de carne con su sueldo. Insisten en traicionar la esperanza del pueblo que se muestra depositario de las virtudes sociales de justicia y moralidad, virtudes vinculadas a un líder que ya no está, que demostró ser habitualmente carismático, cuya honestidad y fuerza de voluntad debería garantizar el cumplimiento de los deseos populares.

De lo anterior se deja ver el mensaje de lo que pudiéramos llamar los rasgos del discurso populista adquirido por el actual mandatario. Estos rasgos son descritos por Luis Britto de la siguiente manera: “retórica dirigida contra la oligarquía y el sistema vigente; ideología vaga, confusa, con un alto grado de generalidad y abstracción; lenguaje demagógico; discurso que incorpora tradiciones populares en las que los interpelados encuentran un principio de identidad; exacerba las diferencias; intenta establecer semejanzas entre emisor y receptor; aplica los rasgos de la tradición cultural al momento actual y recoge símbolos, valores y mitologías de épocas pasadas, recombinándolos y transformándolos de acuerdo a sus intereses”.

En términos generales sugiere estar puntualizando la ideología que impera desde el Ejecutivo hasta los alcaldes y otros miembros de gobierno. Comentando algunas características pudiéramos destacar: al habla por ejemplo de ideología vaga, confusa lo podemos ver cuando se refieren al “socialismo bolivariano del siglo XXI”, en tiempos de Bolívar el socialismo no estaba planteado como oposición al capitalismo, el Manifiesto Comunista es de 1848 y el Capital data de1867, después de Marx y Engels fue que el socialismo significó que la lucha es contra el capitalismo.

En cuanto a que incorpora tradiciones populares en las que los interpelados encuentran un principio de identidad, lo podemos ver cuando en todos los ministerios su designación se complementa con la de “poder popular”, hasta ahora no vemos delegaciones populares en los ministerios para su contraloría, y continuando sobre el lenguaje demagógico, el artículo 12 de la recién promulgada Ley Antibloqueo propone: “A los fines de proteger los intereses de la República, incrementar el flujo de divisas hacia la economía, aumentar la rentabilidad de los activos, satisfacer los derechos económicos, sociales y culturales del pueblo venezolano y recuperar su calidad de vida, se podrá elaborar e implementar operaciones de administración de pasivos, así como de administración de activos...” Están empeñando al país a costa de supuestos derechos a recuperar.

Intenta establecer semejanzas entre emisor y receptor: así es, pero se está quedando en el intento ya estamos cayendo en cuenta de ello, porque siempre su discurso se dirige a ese otro social que es el “pueblo”, ellos siguen siendo la dirigencia, como los letrados de otrora, siempre llenos de privilegios, no los vemos a pie, ni en las colas, mucho menos les falta el gas y ni por bloqueo, ni por nada sus sueldos se merman por causa de la hiperinflación, como ocurre con el resto de los trabajadores de la administración pública.

En lo referente a que recoge símbolos, valores y mitologías de épocas pasadas, es ahí donde entra la imagen y el ideario de Bolívar, cada gobierno en su turno lo ha hecho. Como lo mencioné antes, no significa que adversemos a nuestros héroes, pero en estos momentos las luchas independentistas no son contra el imperio de entonces, un imperio feudal que sin embargo fundó universidades, tal es el caso de la UCV fundada por Antonio González de Acuña en 1725, entonces no podemos utilizar la imagen de Bolívar como estandarte moralizador de la lucha contra el mal. Está claro que con EEUU, el tablero donde se juega la partida es el mundo, no son las mismas condiciones que describen al imperio español, es decir hay que contextualizar la lucha.

Sin embargo, todos sus planteamientos tienen poder en el discurso político, debido a que proceden de alguien probado en la lucha: “el poder de la palabra efectora. Realiza lo que pronuncia", dice Dussel. Un caso es haber apagado las “guarimbas” con la convocatoria a la Constituyente.

Así cada elección que convocan, representa la manera de expresar tensiones sociales, étnicas, culturales y una búsqueda de alivio y soluciones a las necesidades básicas, argumentando que por lo horrores de la oposición legitiman una burocracia virtuosa y disciplinada dando como resultado una plusvalía gubernamental no declarada y, que hay que permanecer sumisos a ellos, justificando su ideología. ¿Hasta cuándo, el voto es conciencia o empeño ideológico?

En síntesis es momento de cambiar las relaciones de poder, es una problemática que nos concierne a la mayoría de los estratos sociales, y si bien las utopías se representan imaginariamente, como lo es éste caso, que recurro a algunos autores de carácter literario, bien son una tentativa para cambiar dichas relaciones de poder.


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