Para una nueva Venezuela, es necesario que sus revolucionarios, tiren a las burguesías desde el Salto Ángel (sin paracaídas)

Todas las noticias nos hablan del maltrato y asesinatos de venezolanos y venezolanas migrantes, en casi todos los países donde aparecen (Perú, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, Bolivia, Panamá, Estados Unidos, etc.). Ahora, en Canadá le niegan la visa a la esgrimista Alejandra Benítez.

La cuestión es que este avatar de los venezolanos tiene que ver con los gobiernos actuales: el de Maduro y el de las AN y mientras no se defina el carácter del Estado y la posición de los revolucionarios al respecto, la situación no cambiará.

Dentro de las ideas que buscan opciones, salidas y alternativas, aunque no rebasan el romanticismo y los abstraccionismos ideológicos, las principales son las de Valderrama y Rafael Ramírez. Veamos:

Toby Valderrama Antonio Aponte, no salen del agujero negro demócrata cristiano de la fraternidad y amor al prójimo abstracto, casi a lo Samael Aun Weor. Con esta pretendida aventura espiritual, ahoga casi a todos los venezolanos en un sentimentalismo de tele novela. Con la amenaza seguida de un consejo: "cobra urgencia salir del sistema causante de la catástrofe y fundar una nueva civilización basada en la relación armónica del hombre con sus semejantes y con la naturaleza. El rescate del hombre con pensamiento y sentimiento universal".

Con esta posición se mantiene la IV República y el retorno a un pasado lejano para jalar un hilo melancólico de los procesos históricos desarrollados durante 169 años, de 1830 a 1999. Desde las traiciones a Bolívar, "La Cosiata" y las 22 constituciones, Marcos Pérez Jiménez y el liberalismo, Carlos Andrés Pérez y el caracazo de 1989, y el triunfo de Hugo Chávez y su Partido V República: PVR. 1998-1999.

Por la ruta de Rafael Ramírez Carreño, la traición al legado de Chávez y la vuelta al Plan de la Patria diseñado por Chávez. Aunque posee una valiosa y profunda crítica al madurismo como desmontador del proyecto revolucionario y socialista de Chávez y continuador del neoliberalismo. Al carecer de un movimiento social amplio y vigoroso que lo respalde, se queda en el abstraccionismo ideológico, con lecturas a veces gigantescas y a veces disminuidas en aporrea. No da el salto a la acción.

En una palabra, los venezolanos se descubren y se expresan a través de esas voces y muchas más. Ya se sabe que no son homogéneas y que todavía se encuentran dentro del capitalismo, tanto los que escriben como el pueblo y que viven bajo la amenaza de la agresión imperialista.

El desarrollo de Venezuela ha sido detenido deliberadamente por las burguesías anti-nacionales y por el imperialismo.

En Venezuela los norteamericanos han pagado a algunos burgueses con el lema de dividir para vencer y su personaje ridículo es Guaidó. También, ha fabricado, como se ha visto en la historia contemporánea, una burguesía, por una parte, galvanizada contra el comunismo y el chavismo y por otra, ha fabricado una burguesía de impotentes para realizar negocios y compra-ventas favorables a la nación. Así, tanto Maduro y su equipo, como la oposición burguesa en general han sido fabricados de una sola pieza: la neo colonización.

Aquí no hay lugar para ocultar cosas: para luchar contra el imperialismo los venezolanos tienen que luchar contra sí mismos, para barrer con las contradicciones interiores, es necesario derrotar el neo colonialismo doméstico: los privilegios, la miseria, la migración, la desnacionalización de los recursos naturales, la intervención norteamericana, la soberanía formal, el bloqueo económico, etc.

Para llevar a cabo tal proyecto es necesario que los campesinos, obreros, estudiantes, empleados radicalizados lancen a las burguesías venezolanas (incluyendo al grupo de Maduro) desde el salto del ángel, sin paracaídas y cambien la estructura del país. Lo demás es un asunto baladí.



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Memo Fernández


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