"Y un día de éstos vamos a sumar…"

"Quien ha mirado una sola vez en ese abismo indescriptible, ése ya no puede apartar nunca la vista de él; ése siente cómo la obscuridad le inunda los sentidos y ése ve cómo se le borra todo el colorido y la luz de la vida. La risa se le hiela en los labios; lo que toca su mano parece helado por la Nada y ése frío le sube, desde los dedos, hasta el corazón. No puede mirar ya nada sin pensar inmediatamente en lo otro: en la Nada. Todo va cayendo marchito y sin valor en su corazón, hasta entonces lleno de sentimiento; la gloria se convierte en un soplo de aire; el arte, en un juego de locos; el dinero, en sucia escoria, y el propio cuerpo, vibrante de vida y de salud, no es ya más que morada de gusanos; todo ha perdido el valor ante esos labios negras e invisibles que le han chupado toda savia y todo dulzor. El mundo queda como helado para aquél a quien se ha abierto ese terrible abismo devorador y negro de la Nada".

Y un día de éstos vamos a sumar los asesinatos del pueblo que muere quince años antes de lo que les tocaba porque durante su vida no tuvo trabajo fijo ni seguridad social ni vivienda digna y fue dejando para más tarde ir al médico porque ahora le venía mal; y vamos a sumar los asesinatos del pueblo que se quita de en medio por su propia mano porque los bancos les dicen que son económicamente inviables y los servicios sociales se han desmantelado para poder seguir enriqueciendo a los banqueros insaciables; y vamos a sumar las muertes en vida del pueblo a los que les han quitado las esperanzas porque no les han dejado estudiar ni hacer planes para su futuro; y vamos a sumar los asesinatos de los niños que no han podido desarrollarse porque no había en casa suficiente comida como para cuidar su sueño y alimentar sus juegos; y vamos a sumar los asesinatos del pueblo que ha muerto en trabajos basura, sin seguridad laboral, urgidos por patronos avariciosos o gerentes enloquecidos; y vamos a sumar los asesinatos de las mujeres que han perdido la vida porque el sistema no les dejó otro espacio que ser sumisas, débiles o prostitutas y no encontraron ojos en los que apoyarse cuando se estaban cayendo; y no nos vamos a dejar en la memoria sumar a las mujeres que han muerto porque curas inquisidores, varones reaccionarios y políticos hipócritas y hostiles niegan el derecho al aborto y regresan a las catacumbas de la clandestinidad a las mujeres pobres que deciden interrumpir su embarazo; y vamos a sumar los asesinatos del pueblo que no resistió respirar el aire sucio de nuestras ciudades, beber el agua contaminada de tantos lugares, comer la escasa y podrida comida que les dejaron los mercaderes; y vamos a sumar a los que se traga el mar queriendo cruzar en balsas de papel el Estrecho huyendo de la miseria que el norte ha creado en sus países y también las de aquellos que dejan su sangre en las fronteras que separan a los ricos de los pobres; y vamos a sumar los asesinatos del pueblo caídos por balas, misiles, bombas y gases vendidos por traficantes de armas y proveedores de guerras. Y no se nos va olvidar sumar las muertes de los asesinados por fascistas que quieren volver a hacer suyas las calles, y tampoco de esos asesinos de escritorio que dicen que los movimientos sociales son terroristas y los señalan como objetivos para que sus cachorros rapados terminen el trabajo. Sumando y sumando.

Entonces, con tantas muertes en la conciencia, se nos va a llenar la boca de odio y los pulmones de tierra y las manos de justicia, y nos vamos a enfadar aún más cuando nos digan que somos nosotros los que estamos sembrando la lucha de clases. Y entonces no van a encontrar bosques tan profundos ni mares tan hondos ni montañas tan altas como para que puedan esconderse y escapar de tanta rabia como nos han hecho acumular y tanta rabia como nos han hecho acumular y tanta humanidad como nos han robado. Porque ya no hay agua bendita que les lave la indecencia que están sembrando. Porque ni ellos se merecen tener el poder de derrumbarlo todo ni nosotros ser el contenedor golpeado que soporte los cascotes. El mal gobierno reclama la respuesta decidida del pueblo que quiere un buen gobierno. Y vamos sumando y sumando y sumando…

La eterna Nada se extiende tras nuestro ser efímero…

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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