Octubre, mes donde arranca el inicio del nuevo año escolar que técnicamente culmina en junio. Esto es válido para todos los niveles de la educación en nuestra Venezuela. El pasado 24 de junio, día de la batalla de Carabobo y día del ejército nacional el presidente Nicolás Maduro Moro anuncio en cadena nacional la necesidad de llegar a cuatro millones de milicianos para defender la patria ante cualquier arremetida del imperio. La mentalidad y cultura corpomilitarista que caracteriza al actual gobierno no hace más que anuncios para tratar de entretener e intimidar a la gente y mantenerlos desmovilizado ante la cruda y triste realidad que se vive en el país.
Así vemos que mientras se anuncia aumentar el pie de fuerza miliciana, tres meses más tarde -al inicio del año escolar- se encuentran las aulas de educación inicial, primaria, básica, secundaria y universitaria vacías. Variopintas son las razones de la ausencia de escolares: educadores que se vieron en la necesidad de abandonar su quehacer educativo porque emigraron del país en pos de buscar una sobrevivencia más humana, otros porque el salario no les alcanza ni para cubrir el pasaje que les permita llegar a su centro de trabajo. Padres y representantes que no les alcanza el salario para adquirir la lista escolar menos aún para cubrir los gastos que implica tener a un hijo estudiando (pasaje, merienda, etc, etc...). Padres y madres que se han ido del país y han dejado al niño o niña al cuido de un adulto mayor (abuelo, abuela, tía, tío) porque no tienen para cubrir la alimentación de sus hijos e hijas. Jóvenes que han abandonado sus estudios para "rebuscarse y sobrevivir" en el país y otros se han "pirado" para el exterior porque no ven porvenir ni futuro en esta "venezuela bolivariana".
Aparte de todo esto un alto y significativo número de escuelas, liceos y universidades han sido literalmente saqueadas por el hampa mientras que otras se encuentran en total y absoluto abandono: sin agua, con techos rotos, baños inservibles, sin mesas ni pupitres, ni pizarrones, paredes descoloridas y/o con grandes grietas, sin mencionar el estado de los "comedores" escolares. Triste y amarga esta realidad que el corpomilitarismo se niega a reconocer e "inventa" vainas demagógicas como "chamba juvenil" y un "granito de amor para la escuela".
El régimen corpomilitarista lanza diariamente un "blablablabla bolivariano" mientras en esencia anula y pisotea el pensamiento y planteamiento robinsoniano-bolivariano sobre la importancia de la educación y de la atención a los niños y jóvenes. Aquí cabe recordar a Bolívar cuando señaló: "con mi nombre se quiere hacer el bien y el mal, y muchos lo invocan como el texto de los disparates" (Bolívar Simón carta al Señor Antonio L Guzmán 6 de diciembre de 1829). Hoy, como en la IV república, Bolívar siente "su brazo cansado/ de tanto que se han colgado/ para escudarse en su nombre" (Ali Primera en Canción Bolivariana).
Corresponde a los hombres y mujeres de este tiempo romper la apatía, el chantaje y la resignación para salir de los políticos que a decir de Mariano Picón Salas "Eran ‘ancianos desde niños´; aprendieron demasiado pronto las virtudes negativas del viejo y su pobre ideal humano no los conducía más allá del rápido enriquecimiento, de acaparar dinero e inmuebles y poner entre el país y ellos el ferrado muro de cristal de sus lujosos coches". Necesario es entonces, recuperar el ánimo, el entusiasmo, impulsar la unidad y organización para Luchar Hasta Vencer contra la subversión de valores que caracteriza tanto al corpomilitarismo como a su gemela derecha tutelada por los EEUU.
