El parto de la sociedad rentista

En futuro la ciencia social se preguntará ¿cómo fue que Venezuela llegó a un gobierno y a una sociedad como esta: incomprensible, paradójica, y sobre todo inviable, autodestructiva? Muchos sociólogos intentarán respuestas.

¿De dónde surgió un gobierno tan malo, que, sin dudas, anuncia la decadencia de una época, de dónde vino el pueblo que lo soporta, cómo llegamos a unos militares congelados en una obediencia bovina, de dónde brotaron estos polítipillos, cómo es posible que esta barbaridad permanezca…? Veamos.

Un gobierno surge de las entrañas de la sociedad, no es ajeno a ella, al contrario, es su fiel reflejo, sólo a veces la supera. Las características del gobierno son compartidas por la sociedad, podríamos decir, para satisfacción de los maestros, que la ideología del gobierno es la ideología dominante en la sociedad, por lo menos a eso tiende. A medida que la sociedad evoluciona, en esa misma medida los gobiernos evolucionan, van reflejando la lucha de corrientes dentro de la sociedad. Los ciclos de la sociedad son los ciclos de los gobierno.

Aquí en Venezuela vivimos el ciclo de la sociedad rentista. Comenzó, realmente, con los intentos de establecer la democracia burguesa. Podríamos ubicar el comienzo con López Contreras, Medina Angarita, quizá con pérez jiménez, o betancourt, lo que sí es seguro que comenzó con la renta petrolera. A partir de allí gobernantes y masa fueron tallando un país rentista, dependiente material y espiritualmente de una riqueza como caída del cielo. Los gobiernos eran buenos o malos en relación a lo que repartían, los precios del petróleo determinaban la política. El despojo de la renta sustituyó a la explotación, la plusvalía fue sustituida por la distancia de la renta, que formó los extremos, los más cercanos eran opulentos, los más lejanos miserables.

Los campesinos se vinieron a las grandes ciudades en procura de la renta, se formaron los cordones de miseria. La clase media lamió la renta, la burguesía la vampirizó. Todos tuvieron su cuota. Esta situación fue cincelando una sociedad de solitarios cazadores de la renta, las clases sociales se formaron en relación con la renta. En burgués se transformó el que consiguió chupar más, el marginal sorbió poco, fue despojado. La ideología hegemónica fue la rentista que podríamos llamar marginal, tanto como llamarla burguesa-rentista, una más refinada que la otra, el mismo egoísmo, la misma cacería.

La ideología capitalista mundial arropa a nuestra sociedad a través de sus medios de comunicación, la iglesia, la educación, el cine, y esa ideología es amoldada por la mentalidad rentista. El pensamiento rebelde, humanista, es relegado, sus líderes perseguidos por los dominantes y desconocidos por las masas, en ellos se repite el asesinato de Cristo. El anhelo libertario se mantiene latente y emerge de vez en cuando para indicar que aún vive en las entrañas más profundas de la sociedad. La sociedad danza alrededor del becerro de oro.

Cincuenta, cien años de rentismo culminaron en este gobiernillo, la burguesía fue desplazada por la clase marginal y el lumpen sindical. La ideología rentista en su versión más decadente tomó cuenta de la dirección del país. Y se aceleró lo que de todas maneras pasaría: la destrucción del país. "La ideología rentista no construye, ¿para qué? Si todo baja del cielo, el esfuerzo no es necesario, tampoco el estudio, viva la ignorancia, el egoísmo, abajo la inteligencia son sus consignas".

Es así, el madurismo es el ratón parido por el rentismo, su más acabado producto: mentiroso, regalado con los poderosos, despilfarrador de la riqueza nacional, apropiador de la renta de forma burda, represivo, egoísta. Todo lo anterior llevado a sus máximos niveles, compartido por todos los gobiernos de la cuarta.

Ahora podemos entender que el madurismo es un engendro de la cuarta república que regresó para vengarse, derrotar al intento Socialista de Chávez. El madurismo no sólo es una traición a Chávez, es el retorno de la forma más perversa de la cuarta, culminación de la ideología rentista. Ellos no son hijos del Comandante, son excretas de la cuarta. El país retrocede.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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