…Y, nos llamaron "indios" ¿casualidad o causalidad? ¡qué orgullo!

Veamos algunos vocablos relacionados con el término "Indio" para poder entrar al calor de estos argumentos. Según el Diccionario de la Real Academia Española (Drae), tenemos:

1.- Indio: Antiguo poblador de América y sus descendientes.

2.- Indígena: Originario del país. Establecido en un país desde tiempo inmemorial.

3.- Indigenismo: Género literario que elige tipos y asuntos indígenas.

4.- Indigenista: Relativo al indigenismo.

Días recientes, comprando algunos que otros alimentos en una bodeguita, le dije a una joven que cobraba la mercancía, que se parecía a una India, ya que tenía el pelo largo y negro como un azabache. Por sus rasgos fisonómicos, por su fenotipo; fue la justificación para que yo le transmitiera esa sana comparación. La adolescente lo interpretó como una ofensa; y como si se hubiese tomado un jarabe de tártago, me contestó: "¡India, yo!", "¡Ay, señor, por favor!", "¡Qué raya!", manera tal, que prosiguió con otros cuestionamientos hacia mi persona. Empleando las técnicas del buen oyente, le prestaba atención con estoicismo. La disculpé porque consideré que su indigente conciencia histórica, su inmadurez; y, su arrogancia juvenil, hicieron que se adueñara de sus argumentos. Recibí el Tiquecito, metí los rubros en una bolsita que siempre cargo, para arriba y para abajo; y me despedí de élla muy amablemente.

Salí del negocio, cavilando, remontándome a mis clases de Historia de Venezuela en mi educación secundaria, allá por la década de los setenta; y recordándome de un programa de televisión que llevaba por título "Valores Humanos".

En mis aulas de clase aprendí que, recién llegado el hombre europeo a estas Tierras de Gracia; no supieron cómo llamar a estos confines de destino. En su imaginación, pensaron que habían arribado a la costa oriental de Asia, a las tierras del Preste Juan de las Indias. Pero ¿quién era este personaje? Según relatos de la edad media, era un Patriarca, dueño de un extenso territorio donde abundaba la riqueza y grandes tesoros en la India. Fue fuente de inspiración de los viajes de exploración de la época. De allí, que bautizaron a los primeros habitantes de la América con el nombre de INDIOS. Esa fue la causa. Al contrario, si se hubiesen imaginado que llegaron a China, los hubiesen llamado chinos; se me ocurre colocar este ejemplo. No eran coincidencias o casualidades.

Ahora bien, ¿Qué impresión se llevaron los Europeos de los Indios? ¿Cuáles fueron las consecuencias de todo esto? ¿Qué motivó a Europa a escribir sobre la vida que llevaban estos indios, sus hábitats, sus costumbres? Precisamente, cuando Europa se encontraba en una fase de decadencia. Las guerras, las hambrunas, la corrupción, la crisis de conciencia europea y las pestes diezmaban a la población por millones. Necesitaban encontrar un paraíso que les aliviara su penosa situación. Gran parte de esta solución la encontraron en América. A mi modo de ver las cosas, considero que lo que es Europa, hoy día, se le debe en cierta medida al continente americano; donde el indio cumplió un rol protagónico.

Cuando Colón llega a estas tierras, lo describe como un paraíso. Se encuentra con unos habitantes semidesnudos, en su inocencia primitiva, sin malicias, que viven en comunidad, que todo se lo distribuyen, que tienen sus propios Dioses, sus costumbres son sanas. Todas estas cualidades estaban en pleno contraste con la vida europea. El antagonismo era bastante notorio. Las ciudades de Europa ya estaban carcomidas por los males de todo tipo. La vida del indio americano fue fuente de inspiración más tarde para que los europeos vieran aquello como un modo de vivir. No hay que obviar las ambiciones materiales que con el paso del tiempo, vinieron a desencadenar en el capitalismo. De esto último, podemos hablar otro día; no es el tema central del asunto.

El navegante Genovés, no sólo se quedó estancado en lo que vio, sino que lo plasmó por escrito en un extenso documento dirigido a las reyes de España. Al ser leída por estos, vieron una gran oportunidad. Era precisamente lo que necesitaban para abrirse nuevos caminos y prosperidad para sus regiones; a costa de lo que habían hallado, sí, a costa de este paraíso, donde el indio vivía en sana paz; con la tranquilidad que no había en Europa. Por ahí comenzaron los desafueros que fueron muchos; basta leer a Bartolomé de las Casas. No todo fue color de rosas. ¿Pero, de qué se valió el europeo para diseminar todas aquellas bondades? Todo el cuento, las maravillas que narraba Colón, no podían quedarse engavetadas en un baúl. Había que crear un cambio de conciencia, sino los viajes no hubiesen tenido ninguna connotación. Esas esquelas fueron un Boom literario. Se propagaron por toda Europa; y en varias lenguas. Se avizoraban pensamientos revolucionarios de los hombres que tenían el conocimiento intelectual de esa época.

Ese gran auge de la ilustración, hizo que las misivas cayeran en mano de un hombre muy estudioso de entonces, un señor llamado Tomás Moro, quien con su gran capacidad literaria, supo adecuar las narrativas de Colón; viendo que Europa estaba ya corrompida y llenas de vicios ante una sociedad que describía el portugués; donde se vivía en felicidad, en sana paz; y en el verdadero estado natural. Habían encontrado el paraíso terrenal, donde el indio gozaba de verdadera libertad. Ya Europa se había desviado de su fin natural.

Moro erige su obra majestuosa, llamada la Utopía. Grosso Modo, plasma aquí, que los europeos descubren con admiración la posibilidad de una existencia humana completamente diferente. En su obra, que la fija en América, hace un contraste de las sociedades: La europea, con una vida violenta y corrupta para su orden establecido. La otra, la que los europeos llamaron Indios, era una gran población, donde vivían unos hombres en plena naturaleza, casi desnudos, bondadosos, amigables, que no conocían los arcabuces, ni la pólvora; y que todo lo disfrutaban en igualdad y comunidad. Puede decirse que estaba surgiendo la semilla del pensamiento revolucionario; alentado, precisamente, por ese modo de vida que anhelaban los europeos.

Como colofón, sería mezquino pensar, que no hubo un proceso de transculturación o implementación de un mestizaje cultural, étnico, etc; pero todo eso no está por encima de preguntarnos ¿Qué hubiera sido de Europa sin América; si no hubiesen existidos los Indios, como los europeos nos llamaron? ¡Indios, qué orgullo!

Guaicaipuro14@hotmail.com
















 



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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